Radiografía de la Covid-19 antes y después del verano: ¿cómo ha cambiado el escenario en medio año?

Evolución de la pandemia en España.
Evolución de la pandemia en España.
Henar de Pedro
Evolución de la pandemia en España.

Coronavirus, Covid-19, SARS-CoV-2. ¿Quién nos iba a decir hace apenas un año que todos conoceríamos estas palabras o que se convertirían en parte de nuestro día a día? Y es que tan solo han pasado aproximadamente seis meses desde que el virus llegara a España para propagarse rápidamente y sumir al país en una crisis sanitaria, económica y social.

Desde entonces, se ha pasado por un duro confinamiento que dejó las calles desiertas y los hospitales abarrotados, hemos tenido que aprendernos las fases de desescalada, las horas de los paseos, la nueva normalidad, cómo ponernos bien la mascarilla y qué cantidad de alcohol deben llevar los geles desinfectantes. Medio año marcado por una situación sin precedentes que ha puesto a prueba al sistema, a la economía y a la empatía y responsabilidad individual de cada uno de los ciudadanos.

Tras meses muy duros con cifras alarmantes de contagios y fallecidos, se consiguió estabilizar la famosa curva epidemiológica. Pero el fin del estado de alarma a inicios de verano dio paso a un estrepitoso aumento de la movilidad y de las reuniones entre familiares y amigos; todo bajo un aparente ambiente de relajación y de superación de una pandemia para la que todavía no hay antídoto.

Ahora, los efectos del fin del estado de alarma, las vacaciones y la relajación de las restricciones en ciertos territorios se reflejan en un aumento de contagiados en España, que consta ya como el segundo país europeo con mayor número de contagios. Aún así, el Gobierno insiste en destacar que la situación actual está lejos de parecerse a la del mes de marzo.  

En una entrevista, el ministro de Sanidad afirmaba que, aunque estemos experimentando un aumento de casos, "hoy por hoy no amenaza el sistema sanitario", que tanto sufrió al inicio de la pandemia y que, según indicó Salvador Illa, sirvió como lección para ser conscientes de que "hay que  invertir más en todo el sistema de salud". 

La pregunta, por tanto, es: ¿estamos preparados para una segunda ola de coronavirus?, ¿qué diferencia hay respecto al mes de marzo?, ¿podrán aguantar esta vez los hospitales la presión sobre ellos?, ¿cómo ha sido la evolución de la pandemia desde que llegó a nuestras vidas?

Evolución desde marzo: más positivos pero menos hospitalizados

La situación epidemiológica ha variado notablemente desde marzo y abril (meses en los que la situación fue más preocupante) hasta agosto, habiendo pasado por un cierto momento de estabilidad en los meses de mayo y junio, pero volviendo a alzarse la curva con la llegada del verano. 

El 31 de marzo, de los 94.417 contagiados que había detectados en ese entonces, más del 50% estaban hospitalizados (49.243), y 5.607 pacientes estaban ingresados en UCI. 

Durante el mes de abril, el fuerte golpe del virus seguía reflejándose en las cifras, cada vez más disparadas. Solo en ese mes, se registraron un total de 119.018 contagios y 67.418 hospitalizados (casi el 60%). Además, los fallecidos, que en el mes anterior fueron 8.189, se duplicaron en un solo mes, sumando 16.354 y ascendiendo la cifra total de decesos a 24.543.

En mayo, cuando el país ya llevaba un tiempo confinado y se inició el plan de desescalada, las cifras comenzaron a estabilizarse, aunque seguían siendo altas. El 31 de mayo, Sanidad notificaba 25.944 contagiados solo en ese mes, pero la cifra de hospitalizados experimentó un leve descenso, representando un 27% del total de positivos y reflejando esa bajada también en los pacientes ingresados en UCI. 

Ya en junio parecía que la situación se controlaba, pues en ese mes se sumaron apenas 9.842 positivos (una cifra bastante leve teniendo en cuenta todas las anteriores). En total, 1.312 personas recibieron atención hospitalaria en ese mes, de las cuales 264 fueron ingresadas en UCI. En cuanto al número de fallecidos, también se notó un importante descenso, pues por primera vez desde el inicio de la pandemia en el país, no superaban más del millar. 

Positivos, hospitalizados y fallecidos en España, mes a mes, desde marzo.
Positivos, hospitalizados y fallecidos en España, mes a mes, desde marzo.
Henar de Pedro

Julio, primer mes de vacaciones, de levantamiento de restricciones y movilidad entre comunidades. La situación volvía a ser preocupante una vez de lleno en la llamada "nueva normalidad". El país experimentó un notable ascenso de positivos (39.251 solo en julio), tras los rebrotes y contagios vinculados al ocio y a las reuniones familiares. Las cifras de nuevos hospitalizados, no obstante, aunque se mantuvieron por encima del millar en ese mes, seguían representando un porcentaje cada vez más bajo (4,32%) respecto al total de contagiados.

En agosto, último mes de vacaciones y previo a la vuelta a las rutinas, trabajos y colegios en septiembre, la situación vuelve a ser alarmante. Los contagios se han disparado, sumando solo en este último mes 174.336 nuevos contagiados (la cifra más alta desde el inicio de la pandemia). El panorama, por tanto, es parecido a los meses más duros en cuanto al número de positivos, pero el repunte de contagios no ha ido de la mano de la cifra de hospitalizaciones (7.351 en agosto, un 4,2% de los contagiados) o ingresados en UCI (535) que, aunque también han experimentado un incremento, se han mantenido en cierta parte a la baja, si se compara con el aumento de contagiados. 

Eso sí, no hay que relajarse y Sanidad lo recuerda constantemente. "El virus no ha aminorado su poder destructor, no se ha atenuado. Tampoco se sabe si ha mutado. La situación es distinta a la de marzo pero ahora hay que estabilizar la curva y bajar los contagios", declaraba Salvador Illa en una entrevista para La Vanguardia. 

Ahora bien, según indicó también Illa, el incremento de contagios viene dado por el aumento de la movilidad con el fin del estado de alarma y por la cantidad de PCR que se han hecho, permitiendo así, ya no solo la detección de los contagiados, sino también rastrear a los asintomáticos y personas que hayan podido estar en contacto con positivos. 

Incertidumbres

El verano llega a su fin, dando paso a septiembre, mes de vuelta a las rutinas tras las vacaciones. Unas rutinas que este año no serán las mismas, pues vendrán marcadas por la evolución de la pandemia y por las nuevas medidas y restricciones que ha tenido que adoptar la ciudadanía ante la excepcionalidad de la situación. 

En torno a la educación y a la vuelta a las aulas hay un amplio debate sobre la seguridad de la comunidad educativa en plena situación de repunte de contagios. Incluso con un protocolo establecido y con los planes de cada comunidad para abordar la vuelta al colegio, el miedo y la incertidumbre siguen siendo los sentimientos que predominan entre quienes no saben cómo garantizarán la distancia entre los niños, o cómo conciliarán un posible rebrote o  nuevo confinamiento. 

Los primeros en regresar a las aulas, de hecho, serán los más pequeños que vuelven a las guarderías a partir de este martes y pondrán a prueba las medidas y restricciones que se han adoptado desde Educación y Sanidad.

Incertidumbre también respecto a los ERTE que todavía no han recibido miles de personas afectadas por una pandemia que llegó a paralizarlo todo, y que ha hecho tambalear a la economía mundial. Para los que sí que han recibido la prestación, no obstante, la cantidad total que reciban se verá reducida al 50% desde el próximo mes, y hasta que el ministerio de Trabajo decida una fecha que todavía no han anunciado pero que tienen previsto extender.

Certezas

A medida que han ido avanzando los meses se han ido conociendo cosas sobre el virus, pero aún así, sigue siendo una patología a la que rodean múltiples incertidumbres para las que todavía no se ha encontrado respuesta. ¿El virus puede mutar?, ¿de qué depende la inmunidad adquirida por cada persona?, ¿será efectiva la vacuna?

De momento, lo que sí que se conoce y a lo que hay que atenerse a la hora de tomar todas las precauciones es ser consciente de que se transmite por contacto directo o a través de objetos y superfícies contaminadas; para lo que es esencial la distancia de al menos un metro entre personas, la higiene y el lavado frecuente de manos y el uso de la mascarilla, ya no solo para protegerse a uno mismo, sino también a los demás.

Aún así, los expertos ya recuerdan constantemente que no se podrá volver a la vieja normalidad hasta que no exista una vacuna que combata al virus con efectividad. En España, Sanidad se muestra optimista en cuanto al suministro de la vacuna, y augura que en diciembre se pueda empezar a vacunar a los colectivos más vulnerables.

Hasta entonces, se ha descubierto que lo más efectivo es la detección precoz y masiva de contagiados, lo que permite localizar a positivos asintomáticos que, de no haberse realizado la prueba habrían constituido un foco de contagios y brotes sin ser conscientes de ello. 

Por ello, y tras unos meses de múltiples rebrotes, tanto el Gobierno como cada comunidad autónoma está llevando a cabo cribados masivos e invirtiendo en la contratación de rastreadores que puedan aislar a los casos positivos y a sus contactos, antes de que contribuyan a extender el virus. 

Otra de las medidas que están resultando efectivas es el confinamiento selectivo, una alternativa al confinamiento general que permite aislar zonas, barrios o edificios que hayan presentado una alta incidencia de contagios y que ya  se ha convertido en una solución tomada por todas las comunidades autónomas para atajar rebrotes. 

Respecto a marzo, además, ha disminuido la edad media de los pacientes infectados y hospitalizados, que antes rondaban en los 62 o 63 años, y ahora están en torno a los 37 y 38 años; lo que contribuye en gran parte a que la gravedad de los casos sea mucho menor. 

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