ERC y el Gobierno intentan rebajar la tensión tras su choque con un ojo puesto en los Presupuestos y las catalanas

  • Gabriel Rufián asegura que el Ejecutivo no actuó con "mala fe" posponiendo la mesa de diálogo.
Pedro Sánchez y Gabriel Rufián en el Congreso de los Diputados.
Pedro Sánchez y Gabriel Rufián en el Congreso en una imagen de archivo.
EFE
Pedro Sánchez y Gabriel Rufián en el Congreso de los Diputados.

La complicada relación que mantienen el Gobierno –especialmente el PSOE– y ERC sufrió el jueves una sacudida con el anuncio unilateral del Ejecutivo de que pospondría la mesa de negociación sobre el conflicto territorial hasta después de las elecciones autonómicas en Cataluña. El enfado que generó esa decisión en los republicanos provocó que el Ejecutivo tuviera que dar marcha atrás apenas unas horas después, pero pese a ello el rifirrafe dejó un regusto de tensión entre dos partidos que albergan muchas reticencias el uno hacia el otro, pero que a la vez se necesitan mutuamente como socios.

Conscientes de esta situación, ambos han tratado de calmar los ánimos. Cuando renunció a su idea de posponer la mesa de negociación, el Gobierno hizo especial hincapié en su "voluntad de dialogar" y "cumplir con los acuerdos pactados". Y un día después, el viernes, el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, trataba de echar un capote al Ejecutivo asegurando que su decisión inicial no se tomó con "mala fe". "Hicieron una lectura equivocada. Solo les faltaba información", justificó Rufián en la Cadena SER.

El horizonte político de los próximos meses es un motivo de peso para que tanto el Gobierno y el PSOE como ERC traten de mantener una relación lo suficientemente fluida como para conseguir llegar a acuerdos. Son dos los puntos que se divisan en ese horizonte que comparten, más obligados que por gusto, ambas formaciones: los Presupuestos Generales del Estado y las elecciones en Cataluña, donde la formalización de la ruptura entre Junts per Catalunya (JxCat) y ERC ha provocado que la posibilidad de un entendimiento de los republicanos con Catalunya en Comú Podem y el PSC toma cada vez más forma.

Estos objetivos se enmarcan aún en un calendario difuso, ya que ni el president Quim Torra ha anunciado la fecha en la que convocará las elecciones catalanas –solo ha dicho que lo hará después de la aprobación de los presupuestos autonómicos– ni el Ejecutivo ha aclarado cuándo pretende tener aprobadas las cuentas nacionales, más allá de señalar que quiere que sea antes del fin del verano. Pero lo que ocurra en los próximos meses definirá tanto el futuro escenario político de Cataluña como el futuro de la legislatura a nivel estatal.

Los Presupuestos Generales del Estado

Para el Gobierno que lidera Pedro Sánchez es absolutamente prioritario poder aprobar unos Presupuestos Generales del Estado para 2020, ya que hasta ahora está gobernando con la prórroga de los de 2018, diseñados por el entonces ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro (PP). 

Sacar adelante unas cuentas ofrecería a Sánchez un horizonte despejado para, al menos, parte de la legislatura. Pero no hacerlo reviviría los fantasmas del año pasado, cuando precisamente la negativa de ERC a apoyar el acuerdo presupuestario PSOE-Unidas Podemos condujo a la convocatoria de las elecciones anticipadas de abril.

ERC vuelve a ser el actor principal, aunque no el único, sobre el que gira la estabilidad del Gobierno de Sánchez, esta vez en coalición con Unidas Podemos. De su voto depende que las cuentas salgan adelante, y en la sesión de investidura, Rufián ya dejó caer que en lo relativo a los avances sociales ERC "estará" apoyando al Ejecutivo. Pero aún ni siquiera se ha presentado el proyecto de cuentas en el Congreso, y el desarrollo del diálogo sobre la crisis territorial será clave en la posición que tomen los republicanos.

Las elecciones catalanas también pueden influir indirectamente en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Con el calendario previsto, la cita con las urnas no podrá tener lugar como mínimo hasta el 28 de abril, pero Torra puede optar por retrasar la fecha a mayo, junio o incluso más allá del verano. Esa flexibilidad le permitirá influir en la negociación de las cuentas, ya que un escenario preelectoral dificultaría el apoyo de ERC por la presión que ejercería JxCat, que ha hecho bandera de su dureza contra el Estado frente a la supuesta tibieza de los de Oriol Junqueras.

El peor escenario para Sánchez sería que las elecciones en Cataluña coincidan con la tramitación de los Presupuestos en el Congreso, dado que ERC estaría en plena campaña y sobre ella planearía el miedo a ser castigada electoralmente por ello. Si los comicios, por el contrario, se celebrasen antes de la votación de las cuentas en la Cámara baja, ERC tendría mucha mayor libertad para apoyar a Sánchez tras la cita con las urnas.

El entendimiento tras las catalanas

Pero republicanos y socialistas no solo podrían tener que entenderse para los Presupuestos Generales del Estado. Desde hace meses, a raíz de los desencuentros entre JxCat y ERC que esta semana acabaron en ruptura, asoma la posibilidad de forjar una alianza ERC-Catalunya en Comú Podem-PSC que, sea con el formato que sea, sirva para dar estabilidad a una Generalitat liderada por los republicanos.

Prácticamente nadie en la izquierda niega que esta posibilidad se plantee, aunque lo cierto es que está sujeta a muchos interrogantes. Para empezar, que ERC consiga ganar las elecciones en Cataluña y no se vea presionado para volver a facilitar la presidencia de JxCat.

Además, tras años de procés, existen serios recelos entre PSC y ERC para reeditar una fórmula como la del tripartito que gobernó Cataluña entre 2003 y 2010, y de hecho el primer secretario de los socialistas, Miquel Iceta, ya ha dejado claro que no piensa hacer president a un independentista. Pero las fuentes consultadas no descartan un eventual entendimiento similar al que puede forjarse entre PSOE y ERC en el Congreso que sirva para dar estabilidad a un Govern republicano con apoyos puntuales.

En ese eventual pacto los comunes también jugarían un papel, y de hecho su relación con ERC es mucho más fluida y se ha traducido en dos acuerdos en los últimos meses. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau –que gobierna en coalición con el PSC– acordó hace unos días con los republicanos y JxCat los presupuestos de la ciudad. Y, de igual forma, el Govern de JxCat y ERC ha pactado con los comunes las cuentas de la Generalitat.

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