Las elecciones catalanas sobrevuelan la negociación entre PSOE y ERC

Adriana Lastra (2i) y José Luis Ábalos (i) se reúnen con Gabriel Rufián (2d) y Carolina Telechea (d), en el Congreso de los Diputados.
Reunión entre Adriana Lastra y José Luis Ábalos con Gabriel Rufián y Carolina Telechea.
EFE
Adriana Lastra (2i) y José Luis Ábalos (i) se reúnen con Gabriel Rufián (2d) y Carolina Telechea (d), en el Congreso de los Diputados.

La negociación que iniciaron este jueves los portavoces parlamentarios de PSOE y ERC, Adriana Lastra y Gabriel Rufián, tiene un objetivo prioritario: conseguir la abstención de los independentistas en la votación de investidura de Pedro Sánchez. Pero esa meta es solo la más visible. Por debajo de ella, PSOE, ERC y Unidas Podemos -así como los comunes, su referente catalán- han iniciado una serie de movimientos a través de los que, aún discretamente, asoma la posibilidad de forjar una alianza que vaya más allá de la investidura y el Gobierno central y también sirva para dar estabilidad a un futuro Ejecutivo autonómico catalán liderado por los republicanos.

Desde hace ya unos meses, las fisuras que afectan al Gobierno autonómico que comparten ERC y Junts per Catalunya son claras. Mientras los republicanos apuestan por una estrategia de distensión con el Estado y priorizan el diálogo como vía para conseguir un referéndum de independencia, la formación que lidera el expresident Carles Puigdemont ha optado por la confrontación frontal y no descarta la vía unilateral, como dejó claro hace unas semanas el president Quim Torra. Las diferencias entre los socios son tan palpables que prácticamente todo el espectro político da por sentado que se celebrarán elecciones anticipadas en el corto plazo.

Tomar esa decisión depende enteramente del president Quim Torra y de lo que acuerde con Waterloo, donde se encuentra Puigdemont. Pero los partidos ya están tomando posiciones, y en la izquierda nadie niega que la actual coalición independentista Junts per Catalunya-ERC pueda ser sustituida tras esos comicios, si dan los números, por una colaboración de ERC –que es favorita para ganar las próximas elecciones catalanas– con el PSC y los comunes.

Romper con los independentistas de derechas y forjar una alianza con los progresistas tras las elecciones autonómicas sería la culminación del giro estratégico que ha protagonizado ERC en los últimos meses, ya que, sin renunciar al independentismo, le permitiría desvincularse de la actitud rupturista de su socio. Y, aunque una parte del electorado secesionista castiga el discurso moderado, lo cierto es que, en las últimas citas electorales, la estrategia de ERC se ha visto recompensada.

Pero para llegar a esa colaboración de los republicanos con el PSC y los comunes, el primer paso es establecer una base de confianza, sostienen fuentes de ERC. Y ahí es donde se torna clave la negociación con el PSOE que comenzó este jueves. Conseguir el primer objetivo, que es la investidura de Sánchez, allanaría el camino para llegar a una alianza a largo plazo, tanto en el Congreso –donde PSOE y Unidas Podemos necesitarán aliados para sacar adelante los Presupuestos y las leyes– como en el Parlament tras las elecciones catalanas.

Fuentes conocedoras de la negociación entre PSOE y Unidas Podemos explican que serán los socialistas los que lleven el peso de todas las conversaciones con el resto de los grupos necesarios para la investidura, incluida ERC. No obstante, la formación morada también ha contactado al más alto nivel con dirigentes republicanos, y apuesta por que la perspectiva de esta alianza a largo plazo facilite la negociación.

Sánchez cambia el tono

Por supuesto, nadie habla a las claras en público de este objetivo. Pero, en privado, así lo reconocen dirigentes tanto de ERC como de Unidas Podemos, que no obstante sostienen que la reunión de este jueves tenía un primer objetivo más modesto: romper el hielo tras el endurecimiento del discurso de Sánchez sobre Cataluña en campaña. Lastra y Rufián se emplazaron a seguir hablando, y las próximas citas son las que deben servir para entrar en materia y concretar la relación entre ambos partidos.

Sin embargo, el hecho de que el presidente en funciones asumiera ayer, como le pedía ERC, que el problema catalán es "político" y evitase mantener su compromiso de campaña de reintroducir el delito de convocatoria de referéndums ilegales en el Código Penal supone un primer gesto importante en este proceso de distensión. Y tampoco es baladí que pidiese reactivar la mesa de diálogo entre partidos en el Parlament, habida cuenta de que precisamente reanudar el diálogo es lo que pide ERC.

Los republicanos, por su parte, también han hecho su propio gesto con los ojos puestos en la eventual alianza futura con la izquierda. Esta semana, ERC ha permitido con su abstención que Ada Colau pueda comenzar a tramitar las cuentas del Ayuntamiento de Barcelona, pese a ser el primer partido de la oposición. Su actitud contrasta con la de Junts per Catalunya, que ha votado en contra.

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