Ahorro energético: clave para salvar el planeta y evitar el desastre ambiental

Liviu Birsan, propietario de una casa de consumo casi nulo.
Liviu Birsan, propietario de una casa de consumo casi nulo en Soto del Real.
Jorge Paris
Liviu Birsan, propietario de una casa de consumo casi nulo.

Poner el lavavajillas, ver la televisión, utilizar la lavadora o cocinar en el horno, son todas rutinas casi diarias para las familias españolas que llevan aparejados un elevado consumo de energía y, por ende, una cierta contaminación. De hecho, solo el frigorífico representa un 19% de la electricidad total empleada en cada casa. Ante este panorama, hay quien ha comenzado a cambiar de hábitos para reducir las facturas y la huella ecológica -el impacto medio ambiental generado por los seres humanos-.

Los hogares consumen actualmente casi un quinto de la energía total utilizada en España. Cada uno emplea cerca de 4.000 kilowatios-hora al año, según el Ministerio de Transición Ecológica, que advierte de que usar energía para el propio confort no resulta natural y va en contra del planeta.

Hasta el momento, los métodos empleados para generar energía son en su mayoría contaminantes, emiten gases de efecto invernadero y generan emisiones nocivas para el medio ambiente, lo que favorece el efecto invernadero y el calentamiento y global y contribuye a agravar la crisis climática. 

Valdepiélagos, la primera ecoaldea de Madrid

De todo ello han tomado conciencia los vecinos de un barrio del municipio madrileño de Valdepiélagos, donde 30 familias han constituido una ecoaldea con casas de consumo casi nulo. Con orientación sur, calefacción con energía solar y suelo radiante, materiales "bioconstructivos" y aislantes libres de plásticos, estas viviendas ayudan a sus inquilinos a reducir su huella ecológica y a ahorrar, explica Víctor Torre, uno de los fundadores.

Vecinos de la ecoaldea de Valdepiélagos.
Vecinos de la ecoaldea de Valdepiélagos.
ECOALDEA DE VALDEPIÉLAGO

"Nosotros producimos casi el 70% de la energía que consumimos", detalla, al tiempo que incide en cómo este estilo de vida le permite tener una huella ecológica un 80% menor al de "una familia normal". Asimismo, apunta que estas instalaciones suponen un ahorro de "entre 1.300 y 1.400 euros" cada invierno solo en calefacción en una casa de 280 metros cuadrados.

Este tipo de arquitectura se une en la ecoaldea de Valdepiélagos a unos hábitos de vida "sencillos y tranquilos" con una "escasa presión consumista" y una filosofía comunitaria, donde los vecinos poseen una huerta compartida y una fuerte conexión con la cultura rural. "Te hace ser más feliz, hay más coherencia con tus principios, con tu manera de pensar, lo que produce mucha felicidad", abunda Torre.

Aprovechar la lluvia para el agua caliente sanitaria

También en una vivienda de consumo casi nulo reside Liviu Birsan, cuya casa en Soto del Real cuenta con tecnologías que reducen la dependencia de las fuentes de energía eléctrica no renovables. Entre ellas, las placas solares de las que dispone le permiten regular la temperatura del domicilio, hacer funcionar los electrodomésticos e incluso calentar el agua sanitaria.

La vivienda posee también un sistema de tuberías y un depósito que permiten aprovechar el agua de lluvia y subterránea que, canalizada y filtrada, se destina a las cisternas de los váteres, la lavadora, el lavavajillas, el riego... Asimismo, la estructura de las ventanas, grandes al sur y pequeñas al norte, ayuda a mantener su hogar a 20ºC.

"Esta forma de vivir, sin dejar mucha huella de carbono, da una gran satisfacción", señala Birsan, que tiene también electrodomésticos de alta eficiencia -que usa durante las horas de luz- y que cuenta con un coche eléctrico.

Una vivienda ecológica en pleno Madrid

Vivir en una casa ecológica no solo es posible en el ámbito rural. Paloma Lázaro montó su propio centro de Psicología, acupuntura y terapias naturales en su domicilio en el madrileño distrito de Carabanchel. Allí, reformó la vivienda con materiales sin tóxicos y aislantes naturales -como el corcho- e instaló un sistema de aerotermia, una tecnología que extrae hasta un 77% de la energía ambiental del aire. 

Paloma Lázaro, en su casa de consumo casi nulo.
Paloma Lázaro, en su casa de consumo casi nulo.
Jorge Paris

"Hay una gran sensación de bienestar, de confort. Es una casa que respira, ni siquiera tengo que abrir las ventanas para ventilar", asegura, e incide en los beneficios que este tipo de construcción tiene para la salud y en la reducción de la huella ecológica que supone utilizar productos locales fáciles de reciclar que no generan tóxicos.

Eficiencia energética para reducir la huella y la factura

No es necesario residir en una casa ecológica para reducir el consumo. Un claro ejemplo es José Antonio Neila, experto en eficiencia, que imparte cursos donde enseña a ahorrar energía con sus propios trucos. Bajar la temperatura de la caldera para evitar que el agua salga demasiado caliente, prestar atención a la posición de los grifos antes de abrirlos para que no se active el termo o recoger lluvia para regar son algunas de las técnicas que difunde.

José Antonio Neila, con su factura de la luz de 36 euros.
José Antonio Neila, con su factura de la luz de 36 euros.
Jorge Paris

Asimismo, recomienda apostar por la discriminación horaria y la contratación de potencia adecuada para no malgastar energía y, en cuanto a la calefacción, aconseja combinar el gas, la electricidad y la chimenea siempre que sea posible. "Somos tres personas en un unifamiliar en Soto del Real y pagamos entre 35 y 40 euros de electricidad", relata.

Además, propone usar el horno de forma eficiente: sin precalentar ni abrir la puerta durante la cocción, cocinando dos platos a la vez y empleando el calor residual. En cuanto al frigorífico, apuesta por subir la temperatura y situarla en torno a -18ºC y no menos.

"Son pequeños gestos que pueden traducirse en un gran ahorro. Hay que cambiar de hábitos de forma radical", propone, en un alegato de la necesidad de cuidar el planeta.

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