La marcha hacia el 10-N sigue su curso tras el espejismo de la abstención de Ciudadanos

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, durante la rueda de prensa ofrecida esta tarde en el Congreso de los Diputados.
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, durante la rueda de prensa ofrecida esta tarde en el Congreso de los Diputados.
EFE/Fernando Villar
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, durante la rueda de prensa ofrecida esta tarde en el Congreso de los Diputados.

Las horas previas a que termine la ronda de consultas para que el rey determine si Pedro Sánchez tiene los apoyos suficientes para presentarse de nuevo a una sesión de investidura han dejado un panorama caótico, con propuestas, reuniones y llamadas de última hora, que sin embargo, no han logrado alterar la que sigue siendo la opción más probable, que Sánchez no tenga apoyos y, en lugar de designarle candidato, Felipe VI elija la otra opción que tiene ante sí y el lunes que viene se disuelvan las Cámaras y se convoquen elecciones el 10 de noviembre.

Esta era la perspectiva con la que empezaba este lunes la ronda de consultas del rey con los representantes políticos que terminará esta tarde con Sánchez. Lo previsible era que Cs y PP comunicaran al monarca su 'no' a la investidura y Unidas Podemos, su abstención en ausencia de una coalición de Gobierno. Sin embargo, el equilibrio quedó alterado por la propuesta "en el límite de tiempo" de Albert Rivera, para abstenerse conjuntamente con el PP si Sánchez convocaba una mesa para planificar la aplicación del 155 en Cataluña, deshacía el Gobierno en Navarra, constituido con la abstención de Bildu, y se comprometía a no subir los impuestos a las clases medias y autónomos.

La idea podría haber quedado ayer descartada ante la evidencia de que Rivera y Sánchez siguen hablando dos idiomas distintos. Pero este martes se ha prolongado hasta convertirse en una hipótesis suficientemente real como para que los portavoces de izquierda del Congreso se rasgaran las vestiduras, hablaran de "vergüenza" y acusaran a Sánchez de volver a elegir pactar con "la derecha".

En todo caso, la vía Ciudadanos ha terminado con el portazo mutuo que se han dado este martes Sánchez y Rivera por carta. El presidente ha insistido en que puede estar seguro de que cumple con la Constitución en Navarra y en Cataluña y que no tiene intención de subir los impuestos a las clases medidas, como le exigía Rivera. Éste se ha tomado semejante respuesta como una "tomadura de pelo a los españoles" y ha anunciado, como ya ayer preveían PSOE, PP y Unidas Podemos, que votará "NO" a una eventual investidura.

24 horas de vida

La última iniciativa de Rivera ha tenido poco más de 24 horas de vida pero ha servido para levantar una polvareda en el Congreso que, cuando se ha pasado, ha dejado el mismo escenario que ya todos esperan, que el rey constante que no tiene apoyos para ser candidato a la investidura, dado que Pablo Iglesias ha confirmado la abstención de Unidas Podemos si, como ya no queda duda, no hay coalición.

Después de "cinco meses desaparecido", según el PSOE, Rivera sacaba este lunes un último as en la manga, y proponía al presidente del PP, Pablo Casado, una abstención conjunta y condicionada al compromiso de Sánchez sobre tres exigencias que éste no tardó en rechazar. Lo hizo de buenas maneras, asegurando que su Gobierno ya las garantiza y que, por tanto, no había "obstáculo real" para que PP y Cs no le dieran una "abstención técnica", esto es, sin ningún pacto.

La negativa de Casado de sumarse a la iniciativa de Rivera, unida a que el PSOE, PP y Unidas Podemos vieron una clara intención electoralista por parte del líder naranja, hicieron pensar que la 'vía Ciudadana' había muerto este lunes. Sin embargo, este martes a primera hora recobró vida, gracias a Ciudadanos, pero también al PSOE e incluso a Pablo Iglesias, hasta que a media mañana, los socialistas han bajado el suflé descartando cualquier tipo de acuerdo.

Primero, Rivera anunciaba en televisión que acababa de pedir por carta a Sánchez una reunión "urgente" para analizar su propuesta. En lugar de negarse, el secretario de Organización y Ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, se abría a estudiar el apoyo que ofrecía Rivera, siempre que fuera "sincero".

Sánchez no tenía intención de reunirse con él, después de cinco meses de negarle el saludo y justo el día en que ambos acudirán esta tarde a consultas con el rey en Zarzuela. Sin embargo, el presidente volvió a prender la llama al anunciar una ronda de llamadas, primero a Pablo Iglesias, después a Pablo Casado y, en último lugar, a Albert Rivera para conocer qué votarían en una hipotética sesión de investidura con él como candidato.

Iglesias se lo pensaría

Nada es casual y menos en la situación política actual, por lo que llamó especialmente la atención que, por primera vez y sin ningún criterio lógico, Sánchez decidieran dejar a Rivera para cerrar las conversaciones. La vía Ciudadanos también cobró fuerza cuando en su conversación con el líder de Podemos, Sánchez quiso saber si Unidas Podemos estaría dispuesto a mantener su abstención en el caso de que Ciudadanos también lo hiciera. En ese caso, la investidura habría salido gracias a este apoyo indirecto de Rivera e Iglesias.

En lugar de descartarlo, Iglesias se limitó a decir que su grupo tendría que "valorar" el acuerdo entre Sánchez y Rivera, lo que volvía a dar oxígeno a la vía Ciudadanos.

Tanto, que poco después la portavoz del PSOE en el Congreso, Adriana Lastra, ha sido la encargada cerrar el paso a una solución que no tenía posibilidades de prosperar. Los socialistas seguían viendo un movimiento "táctico", que se daba de bruces contra la realidad con las declaraciones de dirigentes de Ciudadanos que, según Lastra, aún este martes seguían considerando a Sánchez "peligroso para los españoles".

Mensajes de campaña

Poco después, el PSOE difundía la respuesta por carta a Rivera en la que Sánchez no aceptaba sus exigencias. Ciudadanos daba la cuestión por zanjada mediante un comunicado en el que Rivera lo consideraba la p0sición de Sánchez una "tomadura de pelo a los españoles". Se acababa definitivamente una hipótesis que, sin embargo, alimentará la campaña electoral para el 10-N de al menos dos de los grandes partidos, Unidas Podemos y Ciudadanos.

Rivera ha tuiteado un mensaje en el que pide a Sánchez que "vuelva al constitucionalismo", la baza que utilizará ante la negativa de sus exigencias sobre Cataluña y Navarra, con "mentiras".

Por otra parte, Iglesias ha retomado este martes la "sospecha" que ya antes habían planteado otros dirigentes de Unidas Podemos, que la intención del presidente tras el 10-N es llegar a un pacto con Ciudadanos. "Sospecho que si no hay acuerdo entre Rivera y Sánchez, [después de las elecciones] nosotros tendríamos que esperar que ellos se pusieran de acuerdo", ha dicho.

Casado, que en estas 24 horas no ha revelado sus cartas, podrá argumentar en campaña que Rivera estuvo dispuesto a pactar con Sánchez y este podrá intentar quitarse el sambenito de no haber querido negociar con nadie.

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