Los pactos electorales tras el 28-A: las 120 medidas de Rivera o Podemos y los nacionalistas

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, celebra con el puño apretado los resultados de su partido en las elecciones del 28-A.
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, celebra con el puño apretado los resultados de su partido en las elecciones del 28-A.
Chema Moya / EFE
El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, celebra con el puño apretado los resultados de su partido en las elecciones del 28-A.

Albert Rivera repitió durante la campaña electoral, por activa y por pasiva, que no pactaría con Pedro Sánchez bajo ningún concepto, pero los resultados electorales han abierto un nuevo escenario en el panorama político español con el que seguramente no contaba el líder de la formación naranja: la suma de PSOE y Ciudadanos es suficiente para formar gobierno.

Es, además, la primera vez en toda la historia de la democracia en la que el ganador de unas elecciones sin tener mayoría absoluta, en este caso Sánchez, podría formar gobierno sin depender de los partidos nacionalistas.

Con el PSOE como formación más votada, con 123 escaños, Sánchez será el encargado de intentar formar el nuevo Ejecutivo y, en principio, se le abren dos posibilidades a la hora de buscar apoyos: una hacia su izquierda y otra hacia su derecha. Basándose exclusivamente en la aritmética, esa segunda opción parece la más sencilla, pues el líder socialista solo necesitaría el sustento de Ciudadanos, tercera fuerza política más votada, con 57 escaños.

Con el veto pendiente

Sin embargo, para que se ese pacto llegue a buen puerto, Rivera tendría que romper su promesa electoral y olvidar esa especie de cordón sanitario que le impuso al PSOE antes de los comicios. La ventaja de Sánchez es que, aunque en campaña llegó a mostrar predilección por Podemos, nunca se cerró en banda a buscar pactos por la derecha.

Cabe recordar que Sánchez y Rivera ya alcanzaron un pacto de gobierno en 2016 con un programa que incluía 120 medidas. Si Sánchez consigue ahora convencer a Rivera, ambos candidatos podrían desempolvar aquel acuerdo firmado hace tres años.

Otra opción en la izquierda

La otra opción que tiene el líder socialista en su horizonte se abre por el flanco izquierdo. Ahí es donde se encontraría con Unidas Podemos y sus aliados (En Comú y Compromís), que suman un total de 43 escaños y se consolidan como cuarta fuerza en el Congreso de los Diputados.

El problema para el líder socialista es que no sería suficiente con el sustento de Podemos porque no le darían los números para alcanzar los 176 diputados que exige la mayoría absoluta. Eso le obligaría a buscar más apoyos y es entonces cuando entran en juego las formaciones nacionalistas e independentistas.

Las posibilidades son varias. Una de ellas pasa por añadir los 15 escaños de ERC, pero Sánchez tendría que dar, seguramente, respuesta a las reclamaciones de los republicanos, cuya principal exigencia es que se autorice un referéndum de independencia en Cataluña, más allá de gestos hacia sus políticos encarcelados por el procés. Una alternativa es abrir los brazos al independentismo vasco en un acuerdo a tres bandas con PNV (6 escaños) y EH Bildu (4), aunque parece remota por la presencia de los herederos de Batasuna.

Otra opción que tiene Sánchez sobre la mesa es la de intentar una investidura en segunda vuelta, cuando no es necesaria la mayoría absoluta y basta con una simple: más síes que noes. En ese caso, el candidato socialista podría gobernar solo con el apoyo de Podemos si convence a los partidos nacionalistas para que se abstengan.

El pacto que en ningún caso puede salir adelante es el llamado 'de las tres derechas' entre Ciudadanos, PP y Vox, ya que esas tres formaciones solo alcanzan 147 escaños y se quedan a 29 de la mayoría absoluta.

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