Cristina Villanueva: "Se ve con malos ojos que una mujer tenga ambición, pero si se trata de un hombre está bien"

La periodista Cristina Villanueva trabaja en LaSexta desde los inicios de la cadena.
La periodista Cristina Villanueva trabaja en LaSexta desde los inicios de la cadena.
GTRES
La periodista Cristina Villanueva trabaja en LaSexta desde los inicios de la cadena.

"Si te quedas embarazada te van a echar", "no puedes ser madre y jefa" o "¿no te vas a pedir una reducción de jornada?" son frases que han escuchado las mujeres en más de una ocasión y que seguramente nunca se le han dicho a un hombre.

La maternidad, una decisión personal de cada una y no una obligación, puede convertirse en un arma de doble filo por la dificultad a la hora de conciliar. Las empresas, el gobierno, la sociedad, pero también las propias mujeres que se imponen a sí mismas criterios de excelencia muy duros, se convierten en obstáculos que hay salvar cuando se es madre.

Con este objetivo nace La I Carrera de obstáculos por la conciliación, organizada por el Club de Malasmadres, una marcha simbólica a favor de la igualdad en la que sus participantes -mujeres (con o sin hijos), hombres y niños- saltarán el próximo 7 de octubre en Madrid las barreras con las que lidian las progenitoras.

La periodista de LaSexta Noticias Cristina Villanueva es una de las embajadoras de este proyecto que tiene por lema Yo no renuncio.

¿Cómo surge la idea de apoyar esta carrera?

Me encantó la idea de una carrera de obstáculos como símbolo para visibilizar la realidad de muchísimas mujeres. La fundación de Malasmadres ha puesto en evidencia que no hay un solo modelo de maternidad ni ninguna madre es perfecta: todas lo somos. La carrera Yo no renuncio es saltar por encima de todo lo que se nos ponga por delante.

Uno de los obstáculos es llevar un ladrillo. ¿Qué tiene que ver con las mujeres?

Sí, simbolizan esos ladrillos que metafóricamente llevamos a la espalda y que tenemos que quitarnos. Creo que todas las mujeres conocemos lo que son los techos de cristal, pero también existe el muro de cemento que construimos nosotras mismas con criterios de excelencia y perfeccionismo que son imposibles de conseguir. El lema Yo no renuncio es posible si eliminamos estas barreras de mujeres perfectas que nos imponemos.

Gracias @malasmadres por la primera #carrerayonorenuncio

Una publicación compartida de Cristina Villanueva (@cristinavillanuevaoficial) el12 Jul, 2018 a las 6:14 PDT

La sociedad en la que vivimos, ¿no es en parte culpable de esa autoexigencia de la perfección?

Se retroalimenta. Sabemos perfectamente que esas mujeres que están en las campañas de publicidad no son perfectas, pero aún así nos lo queremos creer. Tenemos que darnos cuenta de que esos estereotipos son lo peor que existe en la vida. Poner etiquetas es limitante: te limita a ser una mujer diez, una trabajadora entregada, una madre amantísima… con la liberación femenina estaba muy bien visto que la mujer desempeñara trabajos colaborativos con la sociedad como enfermera o profesora. Sin embargo, se ve con malos ojos a una mujer con ambición en el IBEX o en el mundo de las finanzas. Un hombre poderoso está bien, pero en el caso de una mujer es algo peyorativo.

Igual que una mujer que no tiene pareja es una solterona y en el caso de un hombre es un ‘soltero de oro’.

El estigma que nos pone la sociedad es otra etiqueta y otro obstáculo. Se trata de visibilizar eso, saber que existe y que es algo que le sucede a muchas mujeres. Decir: ‘no hay ningún hombre que me aporte absolutamente nada y he decidido que mi estatus va a ser soltera porque quiero estar así'. Hay un documental que se llama Singled (out) en el que un sociólogo explica que las mujeres buscan a un hombre que no existe todavía, un hombre del futuro. Mientras que ellos buscan a una mujer que ya está extinguida y que quizás en ese impás de tiempo es cuando la soltería aumenta porque no nos encontramos.

Es una realidad que a muchas mujeres se les pregunta en las entrevistas de trabajo si tienen intención de ser madres. ¿Fue su caso?

No porque cuando yo empecé a trabajar en televisión era muy joven y, supongo, que entendían que si me quedaba embarazada sería más adelante. Pero sí te puedo decir que cuando las mujeres nos reincorporamos al trabajo después de dar a luz sentimos que somos invisibles. Ya no cuentan contigo como antes porque dan por sentado que no estás dispuesta, por ejemplo, a viajar. Y es muy lícito, pero tiene que ser una decisión que tomes tú, no que lo decidan otros sin ni siquiera consultarte. Son cosas que hay que poner sobre la mesa y decírselo a los jefes, que normalmente son hombres.

A veces somos las propias mujeres las que nos auto excluimos.

Sí, es cierto, por ese sentimiento de querer hacerlo todo bien. Hay un ejemplo muy claro: cuando a la actual directora de McKinsey en España le propusieron ascender ella dijo que estaba embarazada de gemelos y que no iba a poder. No tenemos que renunciar a nada sino organizarnos y luchar contra ese imaginario social que nos ha dicho siempre que tenemos que abandonar porque no podemos con todo. Solemos mirar lo que no podemos hacer en lugar de ponernos las medallas de lo que sí somos capaces. Se trata de establecer una serie de reglas para ver qué podemos hacer y cómo. Gestionar el tiempo es la clave.

Como periodista y mujer, ¿qué opina sobre que se entreviste en algún medio de comunicación a los miembros de La Manada para que den su versión de los hechos?

No me gustaría verlos porque ya tienen un abogado que está haciendo declaraciones en las televisiones, abogando por sus defendidos.

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