Sánchez ofrece al PNV mantener los presupuestos y a ERC y PDeCAT restablecer el diálogo

Pedro Sánchez, en su intervención en el Congreso.
Pedro Sánchez, en su intervención en el Congreso.
EFE
Pedro Sánchez, en su intervención en el Congreso.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, lanzó en el discurso con el que defendió su moción de censura a Mariano Rajoy claros guiños a los partidos catalanes y al PNV -que finalmente apoyó la moción de censura- formaciones clave que, con su voto, podrían hacer que se convirtiera en presidente del Gobierno este mismo viernes. A los independentistas les prometió restablecer el diálogo con la Generalitat y el Govern de Quim Torra. Al grupo vasco, que mantendrá los Presupuestos Generales del Estado pactados por PNV y PP. Como elemento central de su intervención, Sánchez apeló a la responsabilidad de los 350 diputados para pasar página y poner punto final a los capítulos de corrupción del PP.

Precisamente por ahí inició su intervención: el número uno de los socialistas defendió la necesidad de una "respuesta constitucional" a la "crisis institucional" provocada por la negativa de Rajoy a asumir responsabilidades políticas tras la primera sentencia de la trama Gürtel, que acredita la existencia de una caja B en el PP desde la refundación de Alianza Popular (1989) y al menos hasta 2008. Sánchez, de hecho, llegó a reclamar al presidente que presentase su dimisión inmediata para poner fin a la moción de censura: "¿Está usted dispuesto a dimitir, hoy, aquí y ahora? Dimita, señor Rajoy, y todo terminará", le retó.

El socialista se quiso cargar de razones para la censura con una serie de dardos contra el presidente del Gobierno: "Su sola permanencia en el cargo debilita la democracia", "acudió dopado a las elecciones", "es un lastre para nuestro país y su partido", "su respuesta a la sentencia [de la Gürtel] es ajena al sentido común y no es digna", "usted no puede formar parte de la regeneración democrática", "debería haber dimitido", le espetó. Y, ante todo eso, insistió, "nunca" había sido "más necesaria" una moción de censura por "higiene democrática" que ahora, para acabar con un Rajoy cuyo "tiempo político" ha acabado, aunque se resista a asumir su final escudándose en una "estabilidad de cartón piedra".

Frente a quienes le acusan de sembrar inestabilidad e incertidumbre con esta iniciativa, Sánchez replicó que presenta la moción porque "no hay mayor inestabilidad que la que emana de la corrupción" y prometió "un nuevo tiempo" presidido por un Gobierno "socialista, paritario, europeísta, garante de la estabilidad" y que "hará del diálogo su forma de hacer política", con "todas y cada una" de las fuerzas políticas y con "todos y cada uno" de los gobiernos autonómicos. Una "hoja de ruta clara", sostuvo el secretario general del PSOE, que se centrará en "recuperar la normalidad política", atender "urgencias" sociales y conducir el país hasta unas elecciones sobre las que, nuevamente, evitó precisar los plazos.

Lo que sí hizo Sánchez, como estaba previsto, es desgranar el programa de su hipotético Gobierno, hoja de ruta que definió como un plan de estabilidad en cuatro frentes. En lo institucional, primero, prometió buscar "amplios consensos parlamentarios" y abordar medidas como la renovación de la dirección de RTVE para acabar con la manipulación, reuniversalizar la sanidad, derogar los aspectos más duros de la 'ley mordaza' y mejorar las becas. En lo social, en segundo lugar, aseguró que priorizará la lucha contra la brecha y la violencia de género, el combate contra la pobreza infantil, la mejora de las pensiones y la reuniversalización de la sanidad.

Pero Sánchez se reservó los anuncios clave, aquellos que le pueden allanar el camino a la Moncloa, para los otros dos puntos: como claro gesto al PNV, aseguró que por "estabilidad presupuestaria y macroeconómica" mantendrá los presupuestos pactados por el Gobierno del PP con la formación vasca, que obtuvo cuantiosas contrapartidas al apoyo de sus cinco diputados a las cuentas de Rajoy. "No es nuestro presupuesto, pero lo respetamos por responsabilidad de Estado", recalcó. Los nacionalistas vascos, cuyo será determinante, siguen estudiando su voto a estas horas, según fuentes de la formación vasca que subrayan que "todavía no hay decisión".

Y, en lo territorial, un Sánchez que se dijo "plenamente conscidente de la excepcionalidad del momento político", prometió que se restablecerán los "puentes" y se reanudará el "diálogo" entre el Gobierno y el nuevo Govern catalán de Quim Torra. "Creo en la necesidad ineludible de esa moción, soy consciente de que se abre una oportunidad que merece ser explorada. Ha llegado el momento, aquí y ahora, no hay terceras vías: sí o no a la permanencia de Rajoy en el Gobierno", concluyó Sánchez en su intervención inicial, que concluyó con una apelación a los 350 diputados para que "no permitan que la democracia pierda esta oportunidad".

Rajoy retrata a un Sánchez obsesionado con La Moncloa

La réplica de Rajoy no se hizo esperar, y fue contundente. El presidente del Gobierno acusó a Sánchez de pretender constituir el Gobierno más "inestable" de la democracia, y dibujó a un socialista dispuesto a liderar un Ejecutivo "a cualquier precio". El líder del PP y del PSOE protagonizaron réplicas y contrarréplicas -hasta cuatro turnos de palabra tuvo cada uno de ellos, el último, desde el escaño-, y el conservador subrayó que Sánchez se presenta con un programa "desconocido", pretendiendo "tomar el pelo a la gente" y con la intención de practicar el "chantaje" a "todos los grupos" de la Cámara Baja.

Insistió en que lo único que importa al líder del PSOE es "llegar" a la Moncloa "sin pasar por las urnas", porque los españoles, argumentó le han dado la espalda en dos ocasiones. El presidente del Gobierno se preguntó qué "hipotecas" ha negociado Sánchez para lograr los votos de los partidos independentistas catalanes, y criticó duramente que ahora asuma los presupuestos del Ejecutivo tras haberlos rechazado de plano, en un nuevo ejercicio de "no es no", ironizó. En resumen, ahondó el número uno del PP, la moción es un ejercicio de máxima "irresponsabilidad" guiado, únicamente, por los "intereses personales" y la ambición de Sánchez.

El presidente concedió a Sánchez que "es evidente" que "puede conseguir una mayoría para la censura", pero se preguntó cómo gobernará después. Rajoy recordó las críticas que el socialista hizo en el pasado a los partidos cuyos votos ahora necesita -ERC, PDeCAT y PNV-, y cuestionó si "alguien se puede tomar en serio" un Gobierno como el que un Sánchez preso de su "aversión a pasar por las urnas" pretende formar. "Creo que, sinceramente, sería muy negativo para España que esta moción de censura saliera adelante", apuntó.

Sánchez se defendió recordando que el PSOE estuvo junto al Gobierno cuando se activó el artículo 155 de la Constitución, y reiteró su voluntad de "tender puentes" con Cataluña para salir de la grave crisis política, sin dejar la solución únicamente en manos de los jueces. "Me puede dar lecciones de muchas cosas, pero no de la defensa de mi país y de mi amor a mi país", advirtió Sánchez, quien defendió que los votos de todos los partidos del Congreso son igual de "legítimos" y recordó que también Rajoy buscó a los nacionalistas para aprobar medidas clave.

Los reproches personales entre ambos fueron in crescendo durante el debate. Rajoy acusó a Sánchez de hacer caso omiso de los resultados electorales de 2015 y 2016 -"le trae sin cuidado lo que diga la gente"-, dijo que la "principal diferencia" entre ambos es que el socialista no cumple su palabra e insistió en que no puede armar una mayoría sólida para gobernar. Sánchez replicó con más alusiones a la corrupción del PP. La tregua solo llegó al final, cuando el socialista le deseó "lo mejor en lo personal" al todavía líder del Ejecutivo. "Pero en lo político -finalizó Sánchez-, usted no puede seguir siendo presidente del Gobierno".

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