OPINIÓN

Gobernar o hacer política

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante su intervención en el pleno del Congreso
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante su intervención en el pleno del Congreso
J.J. Guillén / EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante su intervención en el pleno del Congreso

Pedro Sánchez ya ha colocado las piezas donde las quería. La cuarta votación del estado de alarma en el Congreso ha reubicado a cada partido en el lado del tablero que más le interesa al presidente. Las llamadas "tres derechas" (o, como gustan de decir los socialistas, el trifachito o el trifálico) navegan cada una por su lado: Ciudadanos vota sí, el PP se abstiene y Vox vota no. Sánchez también acoge de nuevo en sus brazos al PNV, ese partido que, gobierne quien gobierne, siempre manda. Y Esquerra se ha alejado, más por táctica que por estrategia, porque los independentistas catalanes no van a alfombrar el camino del PP hacia el poder. No, de momento.

Del PP sabemos lo que no quiere. No quiere apoyar al gobierno Sánchez-Iglesias. Eso está en la lógica de un partido de oposición. El problema es que no se sabe lo que sí quiere. No se sabe bien dónde está. Y lo que sí es evidente es que, si Pablo Casado soñaba con recomponer el espacio del centroderecha a su alrededor, eso no está a punto de ocurrir.

"La tensión, los problemas y las redes sociales 'on fire' tienden a polarizar las posiciones de los votantes"

El sí de Ciudadanos al gobierno puede suponer la vuelta al partido de muchos de los votantes que lo abandonaron, al ofrecerse como bisagra y partido útil. También podría ocurrir que se terminen de ir aquellos votantes que le quedaban, y que no votaron a Ciudadanos para ver a su partido colocarse al lado de Sánchez, Iglesias y el PNV.

Y Vox chapotea en el charco. Para partidos situados en un extremo, como Vox o Podemos, el conflicto es su alimento. La normalidad, la calma y el progreso tienden a centrar al votante. La tensión, las situaciones extraordinarias, los problemas y las redes sociales on fire tienden a polarizar las posiciones, a alimentar el odio y a engordar la cuenta de resultados electoral de los populistas.

En el mundo anglosajón se establece una interesante diferencia entre dos aspectos de la actividad pública: politics y policy. Podemos definir el concepto politics como aquella habilidad que demuestra un político para alcanzar el poder y mantenerlo. Mientras que policy es la capacidad de gestión cuando ya se está en el poder: las medidas que se adoptan para resolver los problemas de un país.

Pedro Sánchez ha demostrado ser casi imbatible en su dominio de la politics: supo imponerse a todos en el PSOE para controlar el partido, supo sobrevivir a los dos peores resultados electorales de la historia del socialismo español, supo llegar a Moncloa con 84 diputados de 350 en una inédita moción de censura triunfante, y ha sabido mantenerse haciendo lo que hubiera que hacer. El examen de la politics lo ha superado cum laude: alcanzar el poder y mantenerlo. El examen de la policy se lo ha puesto el coronavirus. Y tiene serios problemas para aprobarlo.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento