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Irene Montero, la exministra al rescate de Podemos diez años después de las europeas que lanzaron al partido

  • La candidata morada para el 9J aspira a insuflar oxígeno a un Podemos muy tocado tras su ruptura con Sumar.
La candidata de Podemos a las elecciones europeas, Irene Montero.
La candidata de Podemos a las elecciones europeas, Irene Montero.
Carlos Gámez
La candidata de Podemos a las elecciones europeas, Irene Montero.

Podemos se juega el todo por el todo, su supervivencia y su futuro, en el mismo escenario que lo vio nacer en 2014: las elecciones europeas. Y el partido se ha puesto en las manos del que considera su mejor activo político: la exministra de Igualdad y número dos morada, Irene Montero (Madrid, 1988), que aspira a devolver a Podemos el pulso perdido tras su abrupta salida del Gobierno y su traumática ruptura con Sumar y que busca un resultado que, además de demostrar que el partido sigue vivo y coleando, le permita disputar a medio y largo plazo la hegemonía del espacio a la izquierda del PSOE a Yolanda Díaz.

El objetivo más inmediato de Montero es garantizar que Podemos no pierde la representación en el Parlamento Europeo que tiene desde 2014, cuando irrumpió con cinco europarlamentarios e hizo saltar por los aires el tablero político. Por ello, los morados llevan mucho más tiempo que ningún otro partido preparando la campaña: Montero fue escogida como candidata el pasado diciembre, y desde entonces todos los esfuerzos de Podemos han estado centrados en promocionarla. La formación, incluso, ha llegado a renunciar a presentarse a las elecciones catalanas tras su ruptura con Catalunya en Comú para evitar un fiasco asegurado que ensombreciera sus expectativas para las europeas.

El partido es muy cauto a la hora de prever un resultado electoral, entre otras cosas porque el escenario es enormemente novedoso: se trata de la primera vez que Podemos se presenta a unas elecciones en solitario en las que están llamados a votar todos los españoles desde que lo hiciera en las generales de 2015. Pero en el partido morado está instalada la idea de que, salvo sorpresa desagradable en la noche del 9 de junio, Montero tiene relativamente asegurado el escaño en el Parlamento Europeo, y el objetivo primordial de la campaña es reforzar esa posición y recuperar suficientes votos como para rascar una segunda diputada, que sería la exportavoz morada en la Asamblea de Madrid, Isa Serra.

¿Consideras que la UE tiene en cuenta las preocupaciones de los ciudadanos?

No obstante, la debilidad de la formación es patente y, por ello, Montero se va a implicar al máximo en una campaña en la que uno de sus principales fuertes es su grado de conocimiento entre la ciudadanía, mayor al de cualquier otro candidato. Y eso que la dirigente morada nunca ha sido cabeza de lista desde que entrase en Podemos, tras las europeas de 2014, procedente primero de la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE) y, después, de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), donde se desempeñó como activista y donde compartió militancia con Rafael Mayoral y Juanma del Olmo, que años después llegarían junto a ella a formar parte de la cúpula del partido morado.

De portavoz a ministra

Y es que, aunque Montero tenga ahora sobre sus hombros la responsabilidad de mantener a flote a Podemos en el momento más sombrío de su corta historia, la dirigente lo ha sido todo dentro de la formación. Su rol más conocido fue el de ministra de Igualdad, un cargo que desempeñó entre 2020 y 2023 y desde el cual desplegó una prolija actividad legislativa con leyes como la reforma del aborto, la ley trans o la polémica ley del solo sí es sí, que tuvo como efecto colateral la reducción de penas de algunos agresores sexuales y le valió un importante conflicto con el PSOE, que reformó la norma junto al PP para volver a elevar algunos de los castigos rebajados.

Pero, antes de llegar al Consejo de Ministros, Montero ya era una figura clave en Podemos. Entre 2017 y 2020, la dirigente ocupó la portavocía del grupo parlamentario de Unidas Podemos en el Congreso, y ya entonces se había convertido en la mano derecha del líder del partido, Pablo Iglesias, junto a quien consiguió imponerse en la lucha sin cuartel que vivió Podemos durante todo el año 2016, que cristalizó en el congreso de Vistalegre II en el que las tesis del entonces número dos, Íñigo Errejón, terminaron siendo derrotadas.

Montero, como portavoz, sustituyó al propio Errejón, y se consagró durante ese mismo 2017 en el que asumió el cargo con su largo discurso en la moción de censura que presentó Unidas Podemos contra el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. La moción no salió adelante —sí lo haría, meses después, la encabezada por Pedro Sánchez—, pero la intervención de Montero fue muy elogiada e incluyó, al final, una frase que se demostraría profética: "Quizá no consigamos los votos para sacar al Gobierno del Partido Popular de la Moncloa en este primer intento", pero "esta votación va a permitir demostrar que el Partido Popular ya no tiene la mayoría de esta cámara para seguir al frente" del Ejecutivo.

La ruptura con Sumar

Una de las diputadas que aplaudió a Montero desde su escaño en esa moción de censura fue una por entonces poco conocida Yolanda Díaz, que posteriormente, en 2020, compartió gabinete con la dirigente morada al ser elegida ministra de Trabajo por Pablo Iglesias. En 2021, y pese a que inicialmente se asumía que Montero tomaría el testigo de Iglesias cuando este dejara la política, Díaz fue designada líder del espacio tras haber despuntado su perfil durante la gestión de la pandemia. Y Montero, junto al resto de la dirección morada, celebró una decisión que se preveía que serviría para reverdecer los resultados de un Unidas Podemos a la baja desde hacía años.

La historia, no obstante, transcurrió por derroteros muy distintos a los que estaban en las cabezas de Iglesias y Montero, tanto que el exlíder y la ahora candidata de Podemos a las europeas han dicho abiertamente que fue un grave error elegir a Díaz líder del espacio a la izquierda del PSOE. De hecho, la relación entre Podemos y Sumar ahora mismo es inexistente, y aunque fue pudriéndose durante los meses previos a las elecciones generales de 2023, el verdadero punto de ruptura sin retorno fue el veto impuesto por Díaz a Montero que impidió que esta concurriera a esos comicios en las listas unitarias de Sumar. Podemos acabó integrándose en esas listas, pero el pasado diciembre quebró ese pacto y pasó al grupo mixto del Congreso.

Montero asegura que sintió "dolor" por ver cómo sus compañeros la dejaban "tirada" ante los problemas surgidos durante la legislatura en el Ministerio de Igualdad y los ataques recibidos de la oposición y, especialmente, ante el acoso sufrido en su propia casa, donde durante meses manifestantes ultraderechistas mantuvieron una protesta diaria. No obstante, la exministra afirma haber "pasado página" de su estancia en el Gobierno y de sus problemas con Díaz, y no quiere ni oír hablar de un futuro reencuentro con Sumar porque Podemos tiene "su propio camino". Un camino que comienza el 9 de junio donde ya lo hizo hace diez años: el Parlamento Europeo.

Redactor '20minutos'

Redactor de Nacional. Me hice mayor en Infolibre y llegué a 20minutos a finales de 2019. Sigo a Sumar y a Podemos y me paso la vida en el Congreso, donde también me encargo de la crónica parlamentaria. Cosecha de 1993.

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