Sánchez busca un discurso más "de estadista" para intentar minimizar los ataques por el caso Koldo y la amnistía

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante el Pleno del Congreso de este miércoles.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante el Pleno del Congreso de este miércoles.
Mariscal/EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante el Pleno del Congreso de este miércoles.

La política internacional acaparó gran parte del debate de este miércoles en el Congreso de los Diputados. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, protagonizó una comparecencia y una posterior sesión de control en la que se esperaba una buena dosis de 'y tú más', como viene siendo habitual en los últimos plenos, pero que resultó en una especie de coloquio geopolítico con algún que otro ataque entre oradores. Ni una mención a la corrupción en el discurso de Sánchez, que tuvo como eje central el reconocimiento de Palestina como Estado. Y ese es, precisamente, el objetivo de Moncloa: exhibir un discurso "de Estado, respetuoso y elevado" que centre el debate en la gestión y en la pretensión de que España "influya" en la geopolítica, exponen fuentes del Gobierno.

Y de esta forma, Sánchez eludió durante más de dos horas -entre discurso inicial y réplicas- las cuestiones que le viene recriminando el PP de Alberto Núñez Feijóo desde hace ya meses: el caso Koldo y sus aristas autonómicas, ahora con la lupa de la Fiscalía Europea puesta sobre el Servicio Canario de Salud (SCS) cuando Ángel Víctor Torres estaba al frente; las relaciones empresariales de la mujer de Sánchez, Begoña Gómez; o la amnistía y la relación con sus socios de legislatura, que ahora le exigen un referéndum de independencia. Ni una palabra al respecto, solo una frase ambigua para desbancarlas citando al escritor italiano Umberto Eco, que describió la "política destructiva de la derecha y ultraderecha como la máquina del lodo", aludiendo a que los asuntos que le reprochaba al PP respondían a una estrategia de deslegitimación a través de la denuncia de "cuestiones tan escandalosas como inexistentes para enturbiar el debate político".

Hay tres procesos electorales cada vez más cerca -el vasco ya en campaña- y Ferraz ha comprobado que elevar el tono contra la oposición no le beneficia. Así lo expone el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) -el de marzo-, en el que el mal comportamiento de los políticos ha irrumpido entre los tres principales problemas de los ciudadanos, solo detrás de la crisis económica y el paro. El Ejecutivo ha tomado buena nota de ello, y ahora apostará por bajar el tono y centrarse en otros asuntos como la guerra de Oriente Próximo, la invasión de Rusia a Ucrania, los temas de memoria democrática o la gestión de los servicios públicos. Todos ellos, asuntos de gran preocupación para los ciudadanos, según los resultados de este mismo sondeo.

Si bien ese fue el hilo conductor de las intervenciones de Sánchez, el presidente también lo utilizó para ir contra Feijóo y su liderazgo al frente del Partido Popular. Le acusó de competir con Isabel Díaz Ayuso y con Santiago Abascal por "quién imita mejor a Trump" y tras acusarle de "no saber" de asuntos geoestratégicos, sentenció que quien marcaba esa línea en su partido es realmente José María Aznar, que hace días rechazó la solución de los dos Estados diciendo que el de Palestina "no existe". Sánchez resumió con una frase -que repitió en diversas ocasiones- el proyecto de Feijóo: "Usted no tiene nada que decir, su proyecto es la nada y el lodo", sentenció para contrarrestar las acusaciones de su adversario.

"Liderazgo y discreción" en la geopolítica

Sánchez estará los próximos días alejado de la política estrictamente nacional: este jueves asistirá a una cena organizada por el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, con los líderes europeos para abordar los asuntos que se tratarán en la próxima cumbre europea. Allí podrá empezar a exhibir la posición de España respecto al eventual reconocimiento de Palestina, en lo que profundizará el viernes, cuando emprende una gira para reunirse con los primeros ministros de cinco países europeos (Noruega, Irlanda, Portugal, Eslovenia y Bélgica) con el objetivo de acelerar esa solución de los dos Estados. 

En cuanto a Ucrania, el presidente hizo este jueves un llamamiento para que la Unión Europea elevase su inversión en la industria armamentística, asegurando que "la beligerancia rusa va a ir in crescendo". "La UE registra un déficit de inversión en defensa de 56.000 millones de euros, tenemos menos capacidades y serias carencias en industria de defensa, a pesar de que la economía europea es siete veces más grande que la economía rusa", defendió desde la tribuna del Congreso de los Diputados. La intención de este reclamo no es "magnificar" las amenazas, "es un ejercicio de realismo sobre lo que pasa en Ucrania y Palestina", sostienen fuentes de Moncloa. La apuesta es por la paz y también por el "liderazgo", aunque también apuntan a la "discreción", rechazando una escalada verbal que pueda sembrar pánico en la población. 

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