Vetar el humo a generaciones futuras: la meta que ya se plantean varios países para erradicar el consumo de tabaco

Una joven fuma y lee su móvil en las inmediaciones del colegio Pia Balmes, en Barcelona.
Una joven fuma y lee su móvil en las inmediaciones del colegio Pia Balmes, en Barcelona.
David Zorraquino / Europa Press
Una joven fuma y lee su móvil en las inmediaciones del colegio Pia Balmes, en Barcelona.

La edad de inicio de consumo del tabaco en España se sitúa en torno a los 14 años. A esa edad, los chavales ni siquiera han terminado la Educación Secundaria Obligatoria. No pueden conducir. No pueden votar. Pero tienen acceso al tabaco y acaban consumiéndolo de forma diaria. Los estudios demuestran, además, que cuanto antes se empiece a fumar, más altas son las probabilidades de generar una adicción más longeva y, por ende, de sufrir enfermedades directamente relacionadas con su consumo. Es por ello que algunos países se están planteando cortar el problema de raíz y vetar la venta de tabaco a las generaciones futuras. Generación sin tabaco, la llaman, y consiste en marcar un año de nacimiento desde el cual ya no se pueda comprar en los estancos. 

Nueva Zelanda aprobó esta prohibición en diciembre de 2021 para todos los nacidos después de 2007, pero el cambio de gobierno tras las elecciones de 2023 frustró el plan. En Europa, el primer ministro británico, Rishi Sunak, propuso hace unos meses recoger esta medida en una nueva ley antitabaco e ir elevando, año a año, la edad permitida de venta. Dinamarca está considerando una medida similar. Y en Estados Unidos, un pueblo de Massachusetts vetó hace un mes la venta de tabaco a cualquier persona nacida en el siglo XXI. Aquí en España no es una medida que se haya planteado como tal, pero el Ministerio de Sanidad, en su borrador del plan antitabaco que ha estado siendo fruto de debate en las últimas semanas, ya menciona el objetivo de "avanzar hacia una generación libre de humo de tabaco". 

Ese es, precisamente, el enfoque que insisten las organizaciones en adoptar. En verlo más como una meta a la que llegar mediante el despliegue de diversas medidas. "Cuando esto sea efectivo, habremos hecho muchas cosas antes para hacerlo posible. Es el colofón a todas las líneas que se están proponiendo, como la subida de los precios, la equiparación de los cigarrillos electrónicos al tabaco convencional o el empaquetado neutro. El objetivo de una generación libre de tabaco no es una política, sino una meta dentro de un conjunto de políticas que hay que empezar a desarrollar", sostiene a 20minutos Josep Maria Suelves, médico y vocal del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT).

Según Suelves, los países que ya están poniendo esto sobre la mesa llevan tiempo impulsando medidas que les han llevado a prevalencias de tabaquismo muy bajas. "En España, tenemos al menos a un 20% de adultos fumadores. Y, aunque en adolescentes hoy es menos frecuente que hace un par de décadas, el consumo es significativo", asegura. Ese objetivo de cero consumo, para el portavoz del CNPT, no es realista si no se plantea una estrategia previa para ir reduciendo la prevalencia del tabaquismo en España. 

Es ahí donde entra el plan antitabaco en el que trabaja el departamento dirigido por Mónica García. Un documento que está generando debates y desavenencias con las comunidades gobernadas por el PP. El objetivo es marcar una hoja de ruta, una estrategia para ir reduciendo el consumo de tabaco en España, que se concretará posteriormente en una ley específica. 

"Contra el tabaquismo no hay vacuna, faltan leyes"

Raquel Fernández, presidenta de la organización Nofumadores, no tiene muchas esperanzas de que se contemple la posibilidad de ilegalizar la venta de tabaco para los nacidos en un año concreto. "Vista la crispación política que hay en este momento, lo veo muy difícil. Ya les está costando sacar adelante medidas donde hay un consenso brutal a nivel científico y ciudadano. Pero sí que esperamos que por lo menos se incluya una mención al concepto Endgame", señala a este periódico. Se refiere Fernández al término anglosajón con el que se ha bautizado el objetivo de conseguir que, para 2030, la prevalencia del consumo en España sea del 5% o inferior y del 2% para 2040. 

"Lo que se busca con esta abolición progresiva de la venta de tabaco, como nos gusta llamar, es que todas las personas ya enganchadas sigan pudiendo tener acceso a su dosis de nicotina, pero que, aquellos que no los hayan probado, nunca lo hagan y no se enganchen a este producto mortal y muy dañino", defiende Fernández. 

Nofumadores hizo hace unos años una encuesta a más de 5.000 personas con un porcentaje de fumadores superior a la media nacional y les hicieron una única pregunta: "¿A qué edad quieres que tus hijos empiecen a fumar?". El 97% dijo que nunca. "La conclusión es que, aunque uno sea fumador, evidentemente conoce los riesgos y no quiere que sus hijos fumen. La sociedad estaría a favor de medidas más contundentes, porque al final es una pandemia creada industrialmente. Para terminar con el tabaquismo no existe una vacuna, hacen falta leyes", defiende. 

En ningún caso, asegura la presidenta de Nofumadores, se perseguiría el consumo. "De lo que se trata es de fomentar una menor accesibilidad al tabaco y des normalizar su consumo. No se restringen libertades, se evita un mal mayor. Pero es cierto que este no es el primer paso que debemos dar. Hay que dar otros que ya deberíamos haber hecho hace años, porque vamos con un retraso monumental para una urgencia tan importante", asevera. 

Primeros pasos: restringir la venta y subir precios 

Primero, dice Fernández, habría que conseguir que los adolescentes lleguen a los 18 años sin haberlo probado. Y, para ello, habría que restringir los puntos de venta, empezando, por ejemplo por las máquinas expendedoras. "Son el punto donde compran los jóvenes, porque nadie controla los mandos a distancia ni piden el DNI nunca a no ser que sea evidente que son niños", asegura. En esa línea, Fernández defiende aumentar las sanciones para que quienes vendan tabaco a menores de edad, empezando con el cierre cautelar del negocio en cuestión. "Cuando te tocan las habichuelas, a lo mejor te lo piensas dos veces a la hora de incumplir la ley", afirma. 

España fue puntera hace una década en la lucha antitabaco a nivel europeo, pero desde entonces se ha avanzado a pasos muy pequeños. "Nos han pasado por delante Francia, los países nórdicos y unos cuantos más. Estamos por detrás de 22 países a nivel de empaquetado genérico. En cuanto al precio del tabaco, somos el estanco de Europa. En Francia, por ejemplo, ya tienen el tabaco a 11 euros con perspectiva de subirlo a 13. Es una medida muy importante", señala Fernández, quien recuerda que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dice que el aumento del 10% en el precio supondría una disminución del 4% en el consumo. 

"Está demostrado, y ahí hay algo muy importante, que es que lo pone lejos del poder adquisitivo de los más jóvenes, lo cual no ocurre en España. Aquí tenemos Canarias, donde se puede comprar tabaco por muy poco dinero, y eso es muy discriminatorio para los jóvenes canarios", denuncia. 

En definitiva, según coinciden ambos portavoces, el camino a seguir es ir paso a paso, implantando medidas que vayan reduciendo el consumo y evitando la iniciación de los más jóvenes. "España lleva unos años adormecida en políticas contra el tabaco. Si nos ponemos en marcha ya, nos podremos plantear con rigor tener generaciones en las cuales el tabaco ya tenga un impacto residual, donde fumar sea realmente una cosa extraordinaria que afecte a una minoría de personas, como ocurre con otras drogas. No es que se vaya a garantizar que nadie fume nunca más, sino que no sea algo tan frecuente y común", concluye Josep Maria Suelves.

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