En tiempos de sequía, muchos pueblos de España sacaban al Cristo en procesión para implorar la lluvia. Si las rogativas no funcionaban, la imagen del nazareno corría el riesgo de acabar en el pilón por la furia de los más brutos del lugar.
La situación ahora es justo la contraria, el temporal amenaza con aparcar en las iglesias los pasos que iban a desfilar esta Semana Santa. Con un récord histórico de ocupación hotelera, a pesar del alza de los precios, el tiempo nos devuelve al invierno.
Bajón de las temperaturas, chubascos e incluso nieve. No era el mejor momento, pero necesitamos ese agua como el comer.
Comentarios