El gato antípodas o neozelandés, una raza ultrarrara en fase de desarrollo

  • Los primeros gatos domésticos llegaron a Nueva Zelanda en una fecha indeterminada a partir del siglo XVIII.
El neozelandés admite más de 90 colores, excepto diluciones y el famoso colourpoint.
El neozelandés admite más de 90 colores, excepto diluciones y el famoso colourpoint.
20minutos
El neozelandés admite más de 90 colores, excepto diluciones y el famoso colourpoint.

Nueva Zelanda, cuyo nombre original en maorí es Aotearoa, era un paraíso insular en el Pacífico que fascinó a los primeros comerciantes que llegaron a sus costas. El país albergaba especies de fauna endémicas y únicas en el mundo, como las aves kiwi y kakapo, o el reptil tuatara. Sin embargo, lo que no se encontraba en Nueva Zelanda eran gatos domésticos.

La primera mención de un gato en estas tierras exóticas proviene del diario de viaje del famoso expedicionario James Cook, quien en 1773 registró que, además de la inusual docilidad y curiosidad de las aves de la isla hacia los humanos, una gata procedente del barco salía a tierra firme para depredar sobre la fauna local. En solo 40 años, la colonia de gatos procedentes de los barcos creció lo suficiente como para convertirse en un alimento habitual para los maoríes. Este hecho resultaba inaudito para los exploradores, misioneros, balleneros y cazadores de focas, quienes solicitaban a los nativos que no les sirvieran gato para comer, ya que los europeos no los consideraban como animales de consumo.

Con la firma del Tratado de Waitangi en 1840, que estableció la soberanía británica sobre Nueva Zelanda y abrió la puerta a la colonización, también se intensificó la llegada de perros y gatos domésticos que acompañaban a los colonos ávidos por iniciar una nueva vida en las antípodas.

Y así es como prospera el gato autóctono de Nueva Zelanda a lo largo de más de 150 años, animales robustos y musculosos con una enorme capacidad de adaptación que se establecieron desde las montañas nevadas de los Alpes del Sur y en los bosques subtropicales del Parque Nacional de Fiordland hasta la tundra seca de las regiones desérticas de Central Otago.

Noventa colores y dos variedades de pelo

La idea de crear un registro para los gatos comunes de Nueva Zelanda, similar a lo hecho con razas como el británico, el americano y el europeo, se materializó en 2015. Catz Incorporated, una fundación de registro de razas felinas en Nueva Zelanda, lanzó un programa para incluir a estos gatos en sus archivos, estableciendo estándares para ambas variedades de pelo y criterios de calificación.

El estándar del gato neozelandés de pelo corto o semilargo describe un cuerpo redondeado y poderoso, con una cabeza de tamaño mediano a grande, forma de cuña triangular moderada, ojos grandes y bien separados, hocico ligeramente redondeado y mandíbula ancha con una mordida fuerte. Se aceptan más de 90 colores, excluyendo los gatos colourpoint y las diluciones.

Desde Catz, describen a los gatos neozelandeses como animales muy alegres, con fuerte instinto depredador, de trato fácil y juguetones, que necesitan un ambiente estimulante no demasiado exigente. Destacan entre sus cualidades la capacidad de adaptación antes mencionada, que hace que sean gatos que se acomoden en cualquier ambiente y sean tolerantes en la convivencia con niños de todas las edades y con todo tipo de animales.

No existe ningún criador del gato neozelandés fuera de su país, por lo que para ampliar información solo existe la vía de contactar con la organización Catz a través de este enlace. Sin embargo, si la intención es ampliar la familia con la incorporación de un gato que reúna las características que tiene el gato de las antípodas, se puede acudir a protectoras y albergues de nuestra comunidad donde el equipo humano nos indicará qué gatos en busca de hogar cumplen las condiciones que se ajustan a nuestro estilo de vida.

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