Algo tienen los gatos ‘con puntas de color’, o colourpoint, que nos resultan fascinantes, con su cuerpo claro, los ojos intensamente azules y las marcas de color más oscuras en la máscara de la cara, orejas, las patas y el rabo.

Este patrón, que todos tenemos ligado a la raza de gato siamés, al ser su representante más popular, es una mutación que origina un albinismo parcial.

Como decíamos en la entrada del siamés, el patrón de su color es solo una característica más de las que define a la raza, no su única condición. Por lo tanto, ser colourpoint no convierte a un gato en siamés ni implica que uno de sus padres lo sea o de cualquier otra de las razas felinas que también pueden presentar este fenotipo.

Angoras, ragdoll, británicos, persas himalayos, neva masquerade, sagrados de Birmania, sphynx, gato común europeo y gatos sin raza... La lista de razas o de gatos sin ella que pueden ser colourpoint sin tener ningún vínculo con un siamés es muy amplia.

Así es el gato siamés, la joya oriental que probablemente no hayas visto jamás

“Uno de los genes más relevantes que determina la pigmentación que tienen los animales, es el gen de la tirosinasa (TYR)”, explica Lluis Montoliu, vicedirector del Centro Nacional de Bioteconología y autor del reciente libro Genes de colores, que trata sobre la genética de la pigmentación. “Este gen codifica una enzima del mismo nombre, responsable de la síntesis de un pigmento de la melanina. Si este gen porta una mutación que inactiva la proteína codificada, entonces no se produce melanina. Sin embargo, existen mutaciones en este gen que no inactivan del todo la enzima, aunque alteran su función”.

Esta alteración que muestra el siamés, “es la mutación 'himalaya' presente en muchos animales”, aclara también el investigador científico del CSIC y del CIBERER de Enfermedades Raras, “por la cual, la proteína solamente es activa plenamente en los lugares más fríos del cuerpo como por ejemplo la punta del hocico, las orejas, las patas y la cola, mientras que en el resto del cuerpo, más caliente, apenas se produce melanina”.

La misma mutación podemos observarla en ratas, ratones, ovejas, cobayas, conejos, jerbos y hasta perros.

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Es recesiva, esto es, puede estar presente sin que sea visible, pero es necesario que existan dos copias, una del padre y otra de la madre, para que se exprese; ambos progenitores pueden mostrar un patrón no colourpoint pero sí poseer una copia oculta del alelo. Esta mutación puede permanecer oculta durante décadas en un linaje de gatos hasta que se aparean con otro gato portador y entonces, aparezcan crías con el fenotipo colourpoint visible. Esto es lo que explica que nazcan gatitos colourpoint en camadas callejeras donde ni padres ni hermanos muestran el característico patrón.

Henar de Pedro

Esta mutación felina viene acompañada de ojos azules, ya que el albinismo que causa el colourpoint afecta a que no haya producción de melanina en el estroma y el epitelio, las dos capas del iris que determinan el color de los ojos. Por otro lado, no todo es una mera singularidad estética y esta variación genética puede acarrear algunos problemas de salud como el estrabismo (ojos bizcos) o el nistagmo, que es un movimiento lineal o temblor continuo de los ojos. Cabe señalar a este respecto que al tratarse de rasgos hereditarios, los criadores oficiales de siamés o cualquier raza que admita el patrón colourpoint han erradicado prácticamente estos trastornos oculares de sus líneas al retirar de sus programas de reproducción a los ejemplares que las padecían, pero tampoco está exento de debate, pues es posible que el estrabismo compensara la lesión de la corteza visual y, al ser erradicada de la raza, los siameses modernos tengan peor visión que sus antepasados, tal como sugiere este estudio.

En conejos, ratas o cobayas, este ‘fallo de lectura’ en la biosíntesis de la melanina, en cambio, les produce ojos rojos.

¿Por qué solo esas marcas en las extremidades? “Estas mutaciones que alteran la función de la proteína según la temperatura las llamamos termosensibles”, indica Lluis Montoliu. Es decir, se activa en las partes más frías del cuerpo oscureciendo el pigmento en las extremidades. Por esta razón a los gatos colourpoint se les suele oscurecer ligeramente el resto del cuerpo durante el invierno y aclararse con el verano. Y también explica que todos los gatitos colourpoint nazcan completamente blancos al desarrollarse en el interior cálido del útero de la madre.

La enzima responsable de este patrón de manto se activa cuando está por debajo de los 34 grados centígrados, y nuestros gatos domésticos tienen una temperatura corporal media entre 37-39 grados.

Muchos de los que conviven con un gato colourpoint habrán podido observar esta reacción cuando el animal ha requerido que un veterinario les rape en el lomo o costados por una intervención clínica, y cómo el pelo comienza a salir mucho más oscuro que el circundante al quedar esa zona pelada expuesta al frío, hasta que alcanza su longitud habitual y se renueva en su próxima muda, recuperando el tono claro.

El colourpoint viene con una variedad asombrosa de puntos de color, desde los más oscuros como el seal o foca point y el chocolate a otros que apenas muestran un ligero tono como el crema point o diluidos como el lila (un azul, o gris, muy, muy tenue). Al igual que el resto de gatos, el color de las extremidades puede tener un patrón uniforme y sólido, de un solo color, o bien ser tabby (atigrados) e incluso tortugas (carey).

Otras mutaciones del gen TYR en gatos

La raza felina del burmés, también con orígenes asiáticos, muestra una variedad alélica en el gen de la tirosinasa que es menos sensible a la temperatura y pigmenta todo el cuerpo, pero manteniendo las extremidades un poquito más oscuras, de forma gradiente. Además, este otro fenotipo colourpoint viene acompañada de una gama de ojos que van del amarillo al cobre.

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En el caso del siamés el aminoácido de la arginina se une a la proteína de la tironasa sustituyendo a la glicina. En el caso del burmés, cambia la glicina por el aminoácido del triptófano, que es más estable.

Cuando ambos alelos, uno del siamés y otro del burmés, se combinan, resultan ser codominantes y producen lo que llamamos el color tonkinés, otro tipo de colourpoint.

Hay una mutación equivalente en las personas que también afecta a la tirosinasa y la hace sensible a la temperatura, como ocurre en los gatos colourpoint. En nuestro caso, llamamos a este trastorno albinismo oculocutáneo, y suele presentar problemas de visión y una piel muy pálida especialmente susceptible al daño del sol.

Como hemos visto, los animales no somos tan diferentes y el gen causante de este patrón o fenotipo no es exclusivo de los siameses ni tampoco del grupo de los felinos domésticos, pero su efecto es uno de los azares genéticos más curiosos en la pigmentación.