Cómo es el gato británico, la torpe dulzura peluda

Gato británico.
Gato británico.
20minutos
Gato británico.

Muchos desconocerán que esta afable, rechoncha y tranquila raza de gato que ha ganado popularidad en los últimos años, no es ni más ni menos que la variedad del gato doméstico común que ha pasado por un control de cría y al que se le ha establecido un estándar que requiere pedigrí.

No sabemos con certeza cómo se estableció su presencia en las islas británicas, pero los historiadores barajan que probablemente haya que remontarse hasta los romanos, quienes llevarían gatos comunes para controlar las plagas de roedores de los campamentos, y se hibridaron con los gatos monteses europeos, en la actualidad extintos de casi toda Gran Bretaña donde solo queda una población al borde de la desaparición en Escocia. Esto dio como resultado, con el paso de las generaciones, de gatos robustos, más grandes que los presentes en el continente, con un pelaje corto muy espeso para sobrellevar los rigores climáticos.

La cría selectiva de estos gatos comunes británicos comenzó, como con casi todas las razas modernas, en el siglo XIX, y en 1871 se presentaron los primeros ejemplares, entonces llamados solo “azul británico” por el color más característico dentro de su amplia variedad admitida, en la histórica exposición mundial en The Crystal Palace de Londres, creando verdadero furor.

Como no podía ser de otra forma, el impacto de la dos Guerras Mundiales detuvo e interrumpió la cría selectiva y el gato británico estuvo críticamente cerca de su desaparición tras la segunda, por lo que, tras el cese bélico, para remontar y recuperar esta raza introdujeron cruces de gatos persas de pelo largo, azules rusos y cartujos franceses en los programas de cría.

Cuidado con las figuras de cristal

Una de las causas de su éxito entre los hogares es por su comportamiento predominantemente tranquilo, paciente, de naturaleza dulce y cariñosa, que no empalagosa, con su núcleo familiar.

Son aptos para convivir con otros animales y niños, si bien es importante, con esta raza y con todas, que los más pequeños de la casa estén supervisados por adultos y aprendan a reconocer las señales físicas de malestar o incomodidad en el felino para evitar reacciones hostiles.

Debido a su anatomía brevilínea, que en el mundo felino se denomina cuerpo semi-cobby, una apariencia compacta, robusta y pesada, no destacan en poseer la agilidad que tenemos tan asociada a los gatos, y eso les hace un poco torpes en sus incursiones por las estanterías o muebles.

Son gatos longevos, con predisposición a la obesidad, por lo que es necesario dispensarles de juegos y estimulación ambiental para su ejercitación diaria y controlar a través de un veterinario que no sufran de enfermedades congénitas como la miocardiopatía hipertrófica y la enfermedad renal poliquística.

Estas garantías sanitarias debe proporcionarlas por escrito un criador oficial, de manera que hay que huir de los estafadores y particulares sin afijo ni núcleo zoológico que ofrecen, a precio simbólico, gatitos de raza británica sin ninguna garantía de salud ni referencias genéticas de los progenitores.

Para contactar con profesionales de la cría mediante las vías correctas, que pasan por alejarse lo más posible de las webs de anuncios clasificados, recomendamos acudir a la Asociación Felina Española o al Club Felino Español.

Pelo largo y muchos colores

Aunque el más popular, como hemos mencionado, es el color azul, que a la vista parece un gris pizarra muy característico, la raza admite casi todos los colores y patrones existentes en la genética felina, incluidos los colorpoint (color en los extremos) tan asociado a la raza siamés.

Cuando se introdujeron gatos persas tras la Segunda Guerra Mundial, muchos de los gatitos de dichas camadas nacieron con el pelo largo, y si bien esta variedad inicialmente fue inoportuna para la recuperación de la raza original, ahora está admitida por algunas asociaciones felinas internacionales y goza de reconocimiento propio.

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