Hugo Fernández, educador en 'En clave de can': "No nos enseñan a convivir con un perro y es más complejo de lo que la gente se cree"

El equipo de En Clave de Can.
Hugo Fernández y parte del equipo de En Clave de Can.
EN CLAVE DE CAN / FACEBOOK
El equipo de En Clave de Can.

Vivimos en una sociedad cada vez más preocupada por el bienestar animal y, en concreto, por proporcionarle los cuidados adecuados a nuestros compañeros en casa: los perros. De hecho, los españoles ya convivimos más con perros que con niños (nueve millones frente a los seis millones de niños menores de 14 años).

No es de extrañar que poco a poco nos empecemos a interesar por conocer a nuestros perros mejor, saber cómo se comunican, aprender a ayudarles a gestionar problemas de comportamiento o emocionales e informarnos de formas diferentes para cumplir estos objetivos.

Existen muchos libros, documentales e información en internet que podemos consultar pero, sin duda, la figura del educador canino cada vez está cobrando más importancia en las familias multiespecie. Al menos así lo considera Hugo Fernández, educador canino y fundador del centro de educación canina 'En clave de can'.

"Creo que es una tendencia al alza. Cada vez más familias tienen menos hijos y eligen convivir con un perro (por otras condiciones socioeconómicas)", opina. "Hay un interés mayor porque el perro con el que conviven tenga un bienestar superior al que ha habido hasta ahora".

No obstante, Fernández considera que todavía, en la mayoría de los casos, cuando entran los educadores a trabajar con un perro es porque hay un problema enquistado y la situación ya es insostenible para la parte humana. "Hay muchas veces que los perros tienen problemas que no nos afectan y conviven con ellos para siempre por ello", comenta.

"Sin embargo, si es un problema que molesta a los humanos, entonces es cuando acuden al educador, curiosamente en muchas ocasiones por comportamientos naturales en el perro (como usar la boca cuando son cachorros", ejemplifica. "Hay que entender que eso (y otras muchas cosas que nos pueden molestar) forma parte de ellos y no se les puede privar ya que tiene más consecuencias negativas que positivas".

Educación canina respetuosa

El camino de Hugo en el mundo de los perros empezó en 2012, cuando adoptó a su primera perra, una Border collie de color negro a la que llamó Beltza (que significa negro en euskera). "Durante los primeros tres años con ella mi vida era por y para aprender sobre los perros", recuerda.

"Yo entonces era estudiante, por lo que mi presupuesto era limitado, así que empecé a aprender mucho por mi cuenta de manera autodidacta, leyendo libros de bibliotecas o que me prestaban, viendo mucho contenido audiovisual y por redes sociales...", agrega.  "En 2013 fue cuando empecé a mirar si podía dedicarme a ello profesionalmente pero, por aquel entonces el curso de profesional costaba unos 3.000 euros y yo no podía permitírmelo".

de esta forma Fernández tuvo que aparcar aquella idea hasta que en 2020 falleció Beltza y decidió adoptar a Ara. "Con ella tomé la decisión de contar en redes sociales lo que iba haciendo con ella, cómo iba trabajando a diario", explica.

El proyecto creció tanto que decidí dejar mi trabajo fijo y abrir el centro canino

"Conforme iba contando más cosas, la cantidad de gente que me veía iba creciendo hasta que hubo una chica que me pidió ayuda", relata el educador. "Entonces en mi cabeza se abrió una ventana: podía ser el principio de algo más importante".

Por este motivo Fernández decidió que era el momento de estudiar para sacarse el certificado profesional y empezó a coger casos muy poco a poco. "Al principio eran dos o tres al mes, mientras seguía creando y divulgando sobre educación canina respetuosa en redes sociales", cuenta. "Llegó un punto que el proyecto creció tanto que fue cuando decidí hacer la apuesta completa, dejar mi trabajo fijo como redactor de proyectos educativos europeos y abrir el centro canino que tenemos ahora".

¿Y en qué consiste la educación canina respetuosa que divulga Fernández en redes sociales y a través de su centro canino. Según él, la base está en comprenderles en cada instante. "La mejor forma de convivir con un perro es saber lo que están diciendo constantemente y es sobre esto donde vuelco muchísima parte del contenido en los seminarios y en las sesiones individuales", expresa el experto en comportamiento canino.

"Es importante saber qué necesidades tiene el perro y cómo nos lo hacen saber para entenderlos y saber proporcionárselo", añade. "Es por este mismo motivo por el que no soy partidario de castigos físicos o emocionales".

En este sentido, Fernández considera que vivir con un perro tiene una infinidad de detalles, por lo que "basar la relación en miedo o intimidación me parece un error". "No obstante, los límites son necesarios para poder coexistir, pero hay que saber establecerlos correctamente", añade.

"Y por supuesto, hay que aceptar que tenemos a un carroñero carnívoro en casa, con todo lo que eso implica y no intentar poner límites ilógicos que vienen más por la parte humana y que no son nada racionales en la parte etológica", recomienda. "A veces intentamos mucho amoldar el perro a nosotros, pero no al revés, nos amoldamos muy poco a él".

Muchas veces (la elección del perro) va más ligada a lo que nos parece bonito o al tamaño y por eso también hay buena parte de las adopciones que vuelven a la perrera

Por otro lado, Fernández considera que es importante seleccionar bien la tipología y después el individuo a la hora de adquirir o adoptar un perro. "Es uno de los factores más clave y que poca gente se toma el tiempo para investigar lo suficiente a la hora de elegir uno u otro", comenta.

"Por desgracia, muchas veces va más ligado a lo que nos parece bonito o al tamaño, siendo esto más condicionante, y por eso también hay buena parte de las adopciones que vuelven a la perrera", lamenta. "Al final, tener un perro te condiciona el tiempo, las vacaciones... la vida en general, algo que la gente no valora".

En este sentido, el educador canino aclara que no considera que haya perros que no puedan convivir con nosotros, pero advierte que hay que saber exactamente lo que estamos metiendo en casa. "Si eres una persona que vive en un terreno y quieres tener un mastín, no te puede molestar que ladre o defienda lo que el considera su zona vital", ejemplifica.

"Tampoco podemos pretender que cuando hagamos una barbacoa deje pasar a todo el mundo", agrega. "U otro ejemplo, tener a un Border collie en el centro de las ciudades... Tenemos que ser conscientes de qué perros son y qué hacían hace años, porque eso va a estar siempre latente".

La clave para entender a los perros: la observación

Como decía anteriormente Fernández, en muchos casos cuando una familia contacta al educador es cuando hay un problema que para las personas ya es insostenible. "Los que más nos llaman son familias que tienen perros que utilizan la boca tanto con otros canes como con personas", cuenta. 

"Si esto ocurre significa que no nos hemos enterado de nada durante muchísimo tiempo", agrega. "Es un problema de falta de comprensión en cuanto a lo que necesita el perro durante mucho tiempo".

Por otro lado, Fernández habla de que son muy comunes los problemas de comprensión. "Mucha gente nos pregunta por qué su perro hace alguna cosa y, lo curioso es que muchas veces son comportamientos normales de los perros que la gente no comprende", explica. "También pasa con comportamientos que vienen derivados de alguna razón y que los hacen florecer".

"Por último, también nos contactan muchas familias con perritos que acumulan demasiado estrés", comenta. "Esto hace que se comporten de forma anormal y sin sentido, muchas veces estereotipados e incluso que conviven con mucho dolor".

Como consejo, Fernández recomienda a las familias que conviven con perros que les observemos. "Es importante saber cómo se comportan cuando están bien para ver cuándo cambia", explica. "Y que la gente no tenga miedo de solicitar ayuda de un profesional, igual que se hace cuando nos gotea un grifo. Nadie nos enseña a convivir con un perro y es más complejo de lo que la gente se cree".

"Aunque solo sea para que te digan que lo estás haciendo bien, yo lo recomiendo porque siempre hay márgenes de mejora y, porque además, siempre que convivimos con un perro tenemos un factor emocional y una visión desde fuera nos puede abrir los ojos", añade.

Fernández y su equipo de educación canina trabajan tanto de forma online (en su mayoría) como presencial con casos individuales y también ofrecen cursos, seminarios y otras formaciones, como la que tendrá lugar hasta el 12 de abril en Chile, que va dirigida tanto para profesionales como para particulares.

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