Contracrónica

Empate en Bruselas sin necesidad de VAR

Félix Bolaños y Esteban González Pons a su llegada a la reunión en la Comisión Europea.
Félix Bolaños y Esteban González Pons a su llegada a la reunión en la Comisión Europea.
Cedidas
Félix Bolaños y Esteban González Pons a su llegada a la reunión en la Comisión Europea.

Era una escena rara la de ver a un amplio grupo de periodistas españoles poco antes de las tres de la tarde acampados en la puerta del edificio Berlaymont, sede de la Comisión Europea. Mucha gente volvía de comer, otra paseaba por la zona, y algunos esperaban la llegada al edificio de Félix Bolaños y de Esteban González Pons. Se daba una especie de previa como las que se montan antes de los partidos de fútbol, pero esta vez lo que estaba en juego era la reactivación de las negociaciones entre PSOE y PP para renovar el CGPJ, bajo el arbitraje de la Comisión Europea. El silbato y las tarjetas los guardaba el comisario de Justicia, Didier Reynders, que esperaba dentro a los contendientes.

Fuera, en cambio, golpeaba el frío en un barrio europeo con claro sabor español esa jornada, porque a escasos 10 minutos a pie, en el Parlamento Europeo, se juntaban el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés, y el lehendakari, Iñigo Urkullu, para hablar de autodeterminación... y un poco también sobre la ley de amnistía. En Bruselas quien no conoce el que para los españoles parece el monotema te mira incluso como si fueras un extraño. En todo caso, aquel encuentro en la Eurocámara parecía secundario, como de entrenamiento; el de verdad se jugaba en una zona ya vallada para la cumbre de líderes que se celebra este jueves. Eso sí, el choque fue a puerta cerrada, por lo que solo pudimos conocer el resultado.

Ahora, sirvió de calentamiento ver llegar a Bolaños y a Pons al mismo tiempo, uno por cada lado del edificio, sin caminar demasiado rápido y haciendo dudar a los allí presentes sobre qué foto disparar primero. Se juntaron en la misma puerta de entrada, pero no se saludaron, e incluso mostraron ciertos signos de agobio al ver como los periodistas les rodeaban buscando aunque fuera una breve declaración. Nada. Se guardaron las tácticas en todo momento y ni siquiera se desearon suerte; eso, de todos modos, no fue una sorpresa.

En el descanso -o en la espera, en este caso- no hubo el clásico bocadillo de jamón, por la hora y porque en Bélgica son más de patatas fritas (sí, casi en cualquier momento del día). Lo que hubo que combatir fue el frío, que parecía haber abandonado un poco Bruselas en los días anteriores y volvió como si supiera de la importancia de la semana. Pasó 'solamente' hora y media hasta el pitido final, y no hizo falta VAR porque socialistas y populares firmaron el empate mientras se colaba como invitado de excepción en el edificio el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que asistió a la inauguración en memoria del fallecido Jaques Delors, para muchos padre de la UE moderna.

Quizá a Delors nunca le dio por pensar que la Comisión Europea, esa que él presidió, acabaría ejerciendo de mediadora porque en un Estado miembro los dos principales partidos políticos no son capaces de resolver un asunto tan importante como la renovación del Poder Judicial. Entre coches oficiales y medidas de seguridad (porque no solo Sánchez iba al acto, sino también otros presidentes y primeros ministros), la mirada española estaba -todavía- puesta en Bolaños y Pons. Al presidente ya le tocará el protagonismo este jueves en el edificio de al lado, el del Consejo, situado al otro lado de la calle.

El resultado fue de 0-0 porque al salir ni González Pons, que conoce bien las calles bruselenses como exeurodiputado que es, ni el ministro Bolaños reconocieron que el otro les pudiera haber metido un gol; quizá pririzaron defender. ¿Avances? Pocos o ninguno, y mucho conformismo: a PSOE y PP les vale con volver a sentarse el próximo 12 de febrero, en el mismo sitio y quién sabe si a la misma hora. El socialista expuso que es "ahora o nunca", como si de una eliminatoria se tratara. El popular, por su parte, se dijo "pesimista" porque no se fía de su rival; cree, manteniendo el argot futbolístico, que el Gobierno de Sánchez juega sucio. Choque de estilos.

Esquemas de juego y tácticas aparte, la renovación del CGPJ parece un partido a cara de perro; casi un Real Madrid-Barcelona propio de la época de Mourinho y Guardiola. Y de aquellos hubo muchos en muy poco tiempo. PSOE y PP fueron 'amarrateguis' en la primera reunión en Bruselas, el estadio neutral no sirvió para quitarse vicios del pasado. "Punto ser punto", que diría Vujadin Boskov. De momento, el partido de vuelta se juega el 12 de febrero... y después de escucharles los dos quieren ganar. Solo faltaría.

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