OPINIÓN

¿Deberían prohibirse los ordenadores en las cafeterías?

Ordenador, teletrabajo, portátil, teclado GOBIERNO DE ARAGÓN (Foto de ARCHIVO) 09/4/2020
Una mujer teletrabaja con su ordenador
EUROPA PRESS
Ordenador, teletrabajo, portátil, teclado GOBIERNO DE ARAGÓN (Foto de ARCHIVO) 09/4/2020

Se ha hecho viral el vídeo de una influencer que fue a trabajar a una cafetería con el portátil y la echaron. A mí eso me ha pasado varias veces. Los que tenemos curros con poca oficina tiramos de cafeterías para estar delante del ordenador, que así te animas al ver a otros trabajar y mantienes en casa tu espacio personal sin mezclarlo con el laboral. Antes de la pandemia éramos pocos los nómadas laborales, pero cada vez hay más teletrabajadores que preguntan por la mesa cerca del enchufe. Apuntaba a que seríamos los salvadores de la restauración, pero resulta que la mayoría de los dueños de los locales no están muy contentos con lo de que chupemos el wifi. De ahí que hayan crecido los carteles de "prohibido ordenadores", las restricciones de horario en las mesas y que alguno hasta cobre suplemento por utilizar el bar de coworking.

Esto pasa también en Nueva York, Londres y París, que el asunto es global. Cada vez hay más reseñas negativas de clientes con portátil cabreados por las trabas que ponen muchas cafeterías para no convertirse en oficinas colectivas. Las restricciones abren el debate de si tiene razón el cliente que por consumir cree tener derecho a trabajar con el ordenador o el propietario que busca rotación en las mesas. A mí me parece que el problema no es ni de unos ni de otros, sino de que la vida laboral ha cambiado más rápido que el mundo en el que desarrollarla.

Desde que existe Zoom no hay tantas oficinas, ni casi compañeros de trabajo. Ambos elementos tenían su función en una red laboral que también era social. Los trabajos remotos, por mucha autonomía que ofrezcan, se han cargado el pasilleo en los trabajos. Ya no hay tantos lazos laborales ni sensación de comunidad, pero igual eso puedes encontrarlo en una cafetería a la que vas a diario... Y encima sin tener al jefe en el despacho del fondo, aunque a veces creo que eso tiene parte de espejismo.

No estar físicamente en un lugar no significa que dejes de tener allí la cabeza ni que no te la puedan cortar. También puede tener trampa la libertad de horarios si el trabajo va por objetivos, que entre procrastinar y que organizarte mal siempre es la opción fácil, puedes acabar de madrugada con el ordenador. Y luego está el gasto diario en café y tostada, que al dueño del bar le sabrá a poco, pero en la cartera del teletrabajador al final le pasa factura. Total, que igual quien más culpa tiene de esta pelea entre teletrabajadores y baristas es el dueño de la empresa que es más rico desde que no paga oficina.

¿Nos la están colando con el teletrabajo? ¿La vida ha ido a peor desde que lo laboral se desarrolla en lugares que antes solo eran para lo personal? A veces creo que sí, aunque luego me dicen que si el lunes reunión en la oficina y me entra urticaria. Desarrollaría más esta contradicción en la que vivo, pero es que me han dicho que ya necesitan la mesa de la cafetería para los que van a comer.

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