Joaquim Coll Historiador y articulista
OPINIÓN

2024, saludable pesimismo

Creatividad Donald Trump y Joe Biden.
Creatividad Donald Trump y Joe Biden.
20MINUTOS
Creatividad Donald Trump y Joe Biden.

Al inicio de un nuevo año, y durante algunos días, nos deshacemos con deseos compartidos de felicidad y prosperidad. Es bonito, aunque deberíamos evitar caer en la trampa del optimismo dulzón, del exceso de psicología positiva, que si nos descuidamos nos conduce al conformismo. Solo desde un pesimismo cabal, saludable, podemos ser conscientes del sufrimiento y de los males de nuestro tiempo con el propósito de cambiar las cosas y acercarnos a un mundo mejor. Por desgracia, no pinta bien 2024, ni a nivel internacional ni en nuestros asuntos domésticos. Acertó la fundación del Diccionario de la Lengua Española (Fundéu) al elegir la palabra “polarización” para caracterizar el año que hemos dejado atrás. Y el que hoy empezamos, marcadamente electoral en gran parte del mundo, va a profundizar en escenarios divisivos.

En Estados Unidos, Donald Trump puede obtener de nuevo la presidencia si logra ser candidato a las elecciones, lo cual parecía inimaginable hace un tiempo, ya que fue obvia su responsabilidad en el asalto al Capitolio. Sin embargo, no está claro que el Tribunal Supremo, en manos de jueces que Trump mismo designó, vaya a eliminarlo. Si la recesión llega este año, Joe Biden lo puede tener muy difícil para revalidar su mandato. Una victoria del republicano sería una catástrofe para la democracia norteamericana y una amenaza para la estabilidad económica mundial, pues las tensiones geopolíticas, particularmente con China, se agudizarían. Antes, los europeos elegiremos un nuevo parlamento en medio de unas previsiones donde los euroescépticos y la extrema derecha pueden convertirse en fuerzas determinantes, arrebatando la tercera posición a los liberales y cortocircuitando la coalición entre los dos grandes grupos, conservadores y socialistas, principalmente por la caída de la izquierda, lo cual sería políticamente regresivo para la construcción europea.

Para Ucrania, tanto la victoria de Trump como una gobernanza europea más débil, sería una pésima noticia en un momento donde el gobierno de Kiev ya tiene dificultades para sostener la guerra con Rusia por falta de ayuda exterior. Su derrota sería también la nuestra. No lo olvidemos. Y al lado de Ucrania, el otro conflicto enquistado es Palestina, que va a seguir generando mucho sufrimiento. Hoy nos parece irresoluble, pero ese pesimismo no debería ser paralizante, pues no podemos rendirnos ante la falta de humanidad y de justicia. Por desgracia, tampoco en España podemos abandonar la negatividad. La lucha política está abonada a la polarización extrema. Nos distraen demasiadas tonterías cuando los auténticos retos (climáticos, de vivienda, migratorios, energéticos, etc.) solo se pueden abordar desde el consenso, como en Europa.

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