Solteros abocados a compartir piso: "Me gustaría vivir sola, pero no gastándome el 70% de mi sueldo"

fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Solteros que comparten piso. Testimonio Victor
Víctor Marín y dos de sus tres compañeros de piso, en la cocina de la casa que alquilan en el distrito madrileño de Puente de Vallecas.
José González
fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Solteros que comparten piso. Testimonio Victor

El salón de la casa es amplísimo y muy luminoso. A través de la extensa cristalera que da al balcón se tienen unas buenas vistas del skyline de Madrid desde el distrito de Puente de Vallecas, al sur de la capital. Es un piso que Víctor Marín, un fisioterapeuta autónomo de 33 años, comparte con otras tres personas.

A su edad, muchos considerarían inviable seguir conviviendo con desconocidos, repartir el espacio en la nevera o tener que fregar alguna cazuela que no le tocaba… Pero todo compensa a final de mes, cuando toca pagar el alquiler. Marín es soltero, por lo que su alternativa sería vivir en un piso para él solo, una opción inasumible para él con su sueldo y los disparatados precios de alquiler y venta en una ciudad como Madrid.

"Ahora mismo no me veo viviendo por mi cuenta, más que nada también por los precios que hay, que es inviable, y porque estoy muy a gusto", declara Marín, que llegó a este piso compartido en mayo del año pasado, la primera vez que se emancipó de la casa de sus padres. "Si, de repente, encontrase para mí solo algo parecido a lo que tengo ahora, por 450 euros en una casa de puta madre, pues claro, pero eso no existe".

fotografo: Jose Gonzalez Pérez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Solteros que comparten piso. Testimonio Victor
Víctor Marín, junto a sus compañeros de piso en el salón de su vivienda compartida.
José González

Uno de cada cuatro españoles convive con otras personas que no son familiares, según un informe del portal inmobiliario Fotocasa. Frente a la tradicional idea de compartir piso como una opción para estudiantes o trabajadores veinteañeros, los datos muestran que el perfil está empezando a cambiar y se adentra cada vez más en la treintena.

"Aunque vivir en pisos compartidos sigue siendo una opción mayoritaria entre los más jóvenes, cada vez son más las personas adultas que deben recurrir a este tipo de rentas debido a la creciente inflación y la reducción de su capacidad de ahorro, aspectos que les han expulsado del mercado del alquiler tradicional", declara Ferran Font, el director de estudios de otro portal inmobiliario, pisos.com.

"Cada vez son más las personas adultas que deben recurrir a este tipo de rentas debido a la creciente inflación y la reducción de su capacidad de ahorro"

Según los datos recogidos por este portal, si hace 10 años los demandantes de entre 36 y 45 años representaban el 9% de los perfiles, en la actualidad, ya alcanzan el 11%. Un aumento similar ha experimentado en esta última década la demanda de pisos compartidos para grupos de edad aún más mayores, como el de los 46-60 años, que han pasado de representar un 4,2% a un 6,5%.

Precariedad y dificultad de acceso a la vivienda

Mireia -que prefiere mantener su anonimato con un nombre ficticio- se mudó con una compañera de trabajo y su mejor amigo cuando tenía 23 años. "Acabábamos de empezar a currar, vivíamos en casa de nuestros padres y dijimos: ‘Hostia, este piso está súper bien, está hecho caldo, pero lo podemos reformar y es viable independizarnos, ¿no? Y nada, pues así empezó este piso, llevo ya 11 años viviendo aquí y nunca pensé, te lo prometo, que me pasaría tanto tiempo en esta casa", cuenta esta booker y manager de artistas barcelonesa de 34 años.

Mireia y sus dos amigos convivieron durante ocho años en su vivienda de Barcelona, hasta que los compañeros de piso siguieron por otro camino. Desde entonces, las habitaciones de la casa han sido un ir y venir de personas en el que solo Mireia se ha mantenido fija. Mireia también está actualmente soltera.

"Da bastante inestabilidad el pensar que cualquier persona se puede marchar de aquí, incluso yo. Pero bueno, como la vida es súper líquida y más en nuestra generación, todo cambia constantemente, no hay que aferrarse mucho a las cosas", explica Mireia. "Prefiero poner toda mi energía en mi trabajo, gastar mi dinero en poder viajar mucho, en poder ir a todos los eventos que pueda, prefiero eso y compartir un espacio que está guay con gente con la que estoy contenta, a pues quizás tener que dejarme el 70% de mi sueldo viviendo yo sola".

- En todo este tiempo, ¿Nunca te has planteado mudarte sola?

- "Está claro que también hay veces que echarías de menos no tener que compartir y lo que conlleva. Pero yo creo que pesa más lo positivo que lo negativo. Igualmente, como tampoco tenemos opción, pues nada, le encontramos el lado positivo".

La "tasa single"

El Banco de España no recomienda destinar más del 35% de los ingresos al alquiler, un porcentaje que dista mucho de la realidad de la inmensa mayoría de inquilinos jóvenes y no tan jóvenes en España. La renta media en Madrid y Cataluña, dos de las comunidades con alquileres más disparados, se sitúa en 23.000 y 21.000 euros anuales, respectivamente. Eso supone que el alquiler máximo recomendado por el Banco de España debería rondar los 670 y los 620 euros mensuales, lejos del precio medio de una vivienda de 80 metros cuadrados en alquiler en Madrid y Barcelona: 1.400 euros mensuales, según el portal inmobiliario Idealista.

Por otro lado, el acceso a las hipotecas se ha encarecido también enormemente en los últimos años, hasta el punto de que, según datos recogidos por el comparador y asesor hipotecario online iAhorro, el soltero medio que contrata una hipoteca en solitario tiene un salario mensual de unos 2.915 euros y unos ahorros de 80.000 euros. Un perfil que queda lejos de lo habitual y que responde a las altas exigencias por parte de las entidades bancarias para dar un préstamo hipotecario a una persona soltera, lo que iAhorro califica como "tasa single".

"Independizarse solo es un lujo que, hoy en día, muy pocos pueden permitirse, sobre todo en las grandes ciudades. La subida de los precios tanto del alquiler como de la vivienda en propiedad se han disparado y, si unimos a esto el incremento de los tipos de interés de los préstamos hipotecarios, el reto es todavía mayor", señala el director de hipotecas de iAhorro, Simone Colombelli.

Concretamente, según los datos recogidos por iAhorro, en lo que va de 2023, solo el 35% de los usuarios que han firmado su hipoteca con la ayuda de los expertos del comparador hipotecario lo hicieron en solitario, sin añadir a una segunda persona a la operación. Este porcentaje está algo más de cuatro puntos por debajo del registrado durante el mismo periodo de 2022: 39,49%.

"Compartir vivienda estaba muy vinculado a los estudiantes y a la población inmigrante, ahora se está haciendo mucho más visible porque son precisamente los españoles de más edad los que tienen que hacerlo"

"Compartir vivienda estaba muy vinculado a los estudiantes y a la población inmigrante, que eso se ha dado siempre, lo que pasa es que ahora se está haciendo mucho más visible porque son precisamente los españoles de más edad los que tienen que hacerlo", declara Pedro Uceda, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, que considera que la tendencia irá a más “como no pongamos remedio y como no se regule los alquileres”.

La atracción por el centro urbano

La decisión de compartir piso no está únicamente determinada por un cálculo económico. Si bien el precio de los alquileres e hipotecas siempre influye, en ocasiones, existe un factor de atracción a zonas céntricas de las grandes ciudades por encima de periferias en las que los precios son más asequibles.

"Quieres tener comodidades directas, estar cerca de zonas de ocio, tener, a lo mejor, algún tipo de equipamiento que te pueda hacer la vida más fácil", explica Uceda. "Hay gente que sacrifica el hecho de poder vivir en la periferia, por ejemplo, alquilando por un precio de 600 euros ellos solos, y prefieren pagar una habitación y estar en el centro de la ciudad, básicamente, porque el empleo se localiza en el centro o en el norte, esos precios baratos de las viviendas, si echas cuenta, pues a lo mejor te interesa compartir vivienda, también tener acceso al ocio y a tus relaciones sociales que se dan en la ciudad…".

Esa atracción al centro de la ciudad, en este caso Madrid, es el motivo principal para Francisco Javier Munarriz, un programador de 27 años, para seguir compartiendo piso en el céntrico barrio de Malasaña. Nacido en Gijón, Munarriz comenzó a compartir piso con apenas 17 años tras el fallecimiento de su madre. Durante toda su juventud ha vivido tanto con desconocidos como con dos parejas e, incluso, durante un breve periodo, pudo vivir solo en Gijón, una ciudad con precios de alquileres mucho más asequibles que Madrid y Barcelona.

Sin embargo, los estudios y el trabajo le llevaron a la capital, como a tantos otros. "Me di cuenta de que tenía muchas más oportunidades en una ciudad mucho más grande, con más gente, más vida. Me enamoré de Madrid y me quedé, pero vivir solo es completamente inviable", declara Munarriz, que ha vivido, en sus propias palabras, siempre "rodeado de Erasmus", en alusión a los estudiantes universitarios europeos que se acogen a ese sistema de becas.

"Yo creo que es por la zona, por estar viviendo en Malasaña, y es completamente diferente porque son chavalitos que vienen de otros países, que tienen ciertos estereotipos de los españoles y viven como en un campamento porque, para ellos, es como no estar bajo normas, bajo un control, no tienen ese chip de 'me estoy pagando yo las facturas'", relata Munarriz.

Con todo, al asturiano le sigue compensando vivir con esa compañía tan ajena, con la que es tan difícil construir vínculos y que cambia cada cuatro o seis meses. "Cuando vine para aquí, estuve en un piso en (el barrio de) Pacífico, y me sentí en un barrio aburrido completamente, como que estaba en Gijón, que es un pueblo en el que yo iba del mismo local de siempre, al mismo sitio de siempre, es aburridísimo", recuerda Munarriz. "Me gusta Madrid porque es una ciudad que tiene todo a mano, que tiene un montón de actividades y que hay vida en las calles. Por eso yo me enamoré de Madrid y por eso quiero vivir aquí". 

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