Descubre la reveladora 'teoría del déjalo' para ganar en salud mental

Joven rubia sonriendo feliz haciendo selfie junto al teléfono inteligente en la playa
El arte de 'dejarlo ser', de 'dejarlo estar': dejar de intentar controlar lo incontrolable para conseguir la paz que necesitas.
Getty Images/iStockphoto
Joven rubia sonriendo feliz haciendo selfie junto al teléfono inteligente en la playa

Solo tienes que escuchar la famosa canción de los años 70 titulada: 'Let it be' de Los Beatles para captar el concepto. Déjalo ser, déjalo estar, repetido con la sonoridad de un mantra.

Su autor, Paul McCartney, ya nos transmitía la magnifica idea de desprendimiento, de aceptación y serenidad ante todo lo que nos pase y uno no pueda controlar.

Estas palabras, déjalo ser/estar resumen una filosofía de vida, una forma de encarar las frustraciones que en la actualidad ha sido acuñada por diversas corrientes de la psicología moderna y afamados conferenciantes como Mel Robbins.

Y es que vivimos en un mundo en el que queremos controlarlo todo, obviamente es imposible, y por tanto, emocionalmente agotador. Las cosas ocurren a pesar de nosotros, las personas reaccionan de una determinada forma que, aunque no nos guste, nos enseñan cómo son realmente y esto será muy beneficioso. En las relaciones, por ejemplo, no podemos obligar a alguien a que nos quiera, a que nos prefiera, porque no debemos perder nuestra valía personal de esa forma, ni gastar energía y recursos en hechos o sentimientos que no se pueden transformar porque no son los nuestros.

Debemos asumir la capacidad y la libertad que tenemos todos de escoger. Y puede que en un momento dado no seamos los elegidos por una persona que nos gusta o amamos, o por nuestros amigos, o en un proceso de selección de una empresa. El punto es: si nosotros ya hemos dado todo, si hemos querido, apoyado, valorado a alguien y esa persona no nos corresponde, se distancia o no quiere comprometerse, déjalo. Si de repente una amiga no cuenta contigo para hacer planes, déjalo. Si te esfuerzas en tu trabajo, si consigues los objetivos, si mejoras las ganancias, si te entregas en cuerpo y alma y no te reconocen nada, sino todo lo contrario y no te valoran, déjalo.

Sí, todo esto molesta, duele, nos puede echar abajo y en algunos contextos solo nos queda aguantar, aunque sea por un tiempo.

Las emociones nos ayudan a resolver problemas, nos preparan para la acción, si no son demasiado intensas, duraderas o frecuentes. Cuando tus emociones, por contra, se tornan demasiado intensas, frecuentes o duraderas es porque algo está fallando. Te superan probablemente porque estás tratando de controlar lo incontrolable.

Es importante tomar conciencia de que estancarse en la queja sin movilizar nuestra energía hacia lo que nos conviene, lo que nos motiva, hacia donde se nos quiere, no es saludable, no sirve, no nos hará sentir bien.

Y este proceso no nos saldrá solo, no es lo natural. Es incómodo asumir todo lo que no podemos controlar. Nuestro instinto de supervivencia nos lleva a buscar desesperadamente ese control, a que la incertidumbre desaparezca. Entonces es el momento: hay que esforzarse por salir, por dejar, por respetar, por sobreponerse.

Convencer a las personas para que cumplan nuestras expectativas es una forma de manipulación y auto-engaño que, por un lado, suele esconder miedos, inseguridad, sentimientos de inferioridad, etc, que habría que trabajar; y por otro, nos hace vivir en una ilusión falsa, no nos deja ver la realidad. Si forzamos, no descubrimos la esencia de los demás y por tanto no te darás cuenta de quién merece la pena de verdad.

Dejar ser/estar te hace libre, te da fuerza, podrás coger las riendas y tomar decisiones. Si permites que las personas se muestren tal y como son, sin máscaras, sin reprimirlas, sin querer cambiarlas ni convencerlas, tú serás quien tengas el poder de elegir si las quieres en tu vida o no.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento