Si eres madre, padre, profesor/a o jefe/a esto te interesa: el efecto Pigmalión

Una mujer preocupada.
El efecto Pigmalión nos demuestra el poder de las expectativas y de la profecía autoincumplida
PIXABAY
Una mujer preocupada.

El efecto Pigmalión tiene una gran importancia en el mundo de la psicología social, es un concepto muy estudiado y se ha demostrado que ejerce en nosotros una influencia muy significativa en nuestro día a día.

¿Y de dónde procede este nombre tan curioso? Encontramos su procedencia en la mitología griega: el rey Pigmalión era incapaz de encontrar a la mujer perfecta. Por ello, se empeñó en moldear la escultura de una bella joven a la que llamó Galatea y de quien se enamoró perdidamente dada la perfección de su obra. Los dioses le concedieron el deseo de convertir esa estatua en realidad con un beso del monarca. La forma en la que Pigmalión admiraba e idolatraba a Galatea convirtió a ésta en una mujer real convencida de su grandeza.

Así, se aplicó esta historia para definir a la profecía de autorrealización que requiere de tres aspectos principales: creer firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se va a cumplir y acompañarlo con mensajes que animen a su consecución.

Este efecto ha tenido mucho éxito de aplicación en el ámbito de la educación y del entorno laboral. Hay cientos de estudios que ponen en valor el uso de las expectativas positivas sobre el alumnado o grupos de profesionales para mejorar o potenciar aun más el rendimiento. 

El afamado psicólogo Robert Rosenthal ya en los años 60 demostraba que el maestro actúa convirtiendo sus percepciones respecto a cada alumno en una didáctica individualizada que le lleva, constructiva o destructivamente, a confirmar esos prejuicios.

Si un instructor, profesor, jefe o responsable cree y transmite que su equipo es capaz de todo, ordenado, creativo, perfeccionista y triunfador, el grupo creerá en estas ideas y todo lo que haga será coherente con lo que el supervisor espera de ellos, completando trabajos de alta calidad logrados gracias al eficiente trabajo colaborativo del grupo e incluso intentarán superar las expectativas que se tienen sobre ellos. El efecto Pigmalión en positivo aumenta exponencialmente la motivación para trabajar pero también la autoestima, el optimismo y la confianza y seguridad en uno mismo.

En la actualidad, ya sabemos gracias a la neurociencia que cuando alguien confía en nosotros, y nos contagia esa seguridad, nuestro sistema límbico acelera la velocidad de nuestro pensamiento, incrementa nuestra lucidez, nuestra energía y en consecuencia nuestra atención, eficacia y eficiencia, ofreciendo mayor calidad en cualquier tarea que ejecutemos.

Nos podemos imaginar que ocurrirá lo mismo si esta dinámica ocurre en negativo, se le denomina entonces 'efecto Golem' (que significa un ser imperfecto y fuera de control) o 'Pigmalión negativo', ocurre cuando las bajas expectativas afectan negativamente a la autoestima y al desempeño del otro. Ojo que esto normalmente se produce de forma inconsciente, por ello es tan necesario conocer este tipo de sesgos involuntarios que nos pueden llevar a encasillar negativamente a otras personas sin pretenderlo.

Por supuesto, no queremos decir que los profesores, jefes o padres sean siempre los responsables del fracaso, sino que sus conductas podrían influir en este resultado por sus expectativas.

En la sociedad necesitamos muchos Pigmaliones para crear muchas Galateas.

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