Contracrónica

Cuatro minutos de aplausos a Leonor sellan el único entendimiento entre PSOE y PP

Ovación a la princesa Leonor tras su juramento de la Constitución.
Ovación a la princesa Leonor tras su juramento de la Constitución.
Ovación a la princesa Leonor tras su juramento de la Constitución.
Ovación a la princesa Leonor tras su juramento de la Constitución.
Europa Press

1986. Un tal Luis Planas, diputado raso del PSOE en el Congreso aún en la mitad de la treintena, contempla cómo el príncipe Felipe de Borbón jura "guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes" y promete lealtad al rey Juan Carlos I ante el Congreso.

2023. Han pasado 37 años, y Luis Planas ya no es diputado raso, sino ministro de Agricultura del Gobierno de España. Tampoco disfruta ya de la juventud: está a pocas semanas de cumplir 71 años. Pero el ministro —el único que ocupaba un escaño en la jura de Felipe VI— pudo escuchar este martes exactamente el mismo juramento que hace casi cuatro décadas, esta vez por boca de Leonor de Borbón, la heredera al trono y quien, algún día, ocupará la Jefatura del Estado en España.

La España ante la que hizo su promesa este martes la princesa de Asturias no puede ser más diferente a la del 18 cumpleaños del rey Felipe. Su padre juró en un país en que había recuperado la democracia hacía menos de una década, mientras Leonor de Borbón lo hizo cuando la Constitución está a punto de cumplir 45 años. No obstante, si algo se quiso simbolizar con el acto de este martes es, precisamente, la inmutabilidad de la Corona y su papel como "símbolo de la unidad y permanencia" del Estado, que es el rol que le otorga la Carta Magna.

El juramento como tal fue muy breve, apenas un "juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y sus leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas y fidelidad al rey". Pero, con él, la princesa Leonor —vestida con traje blanco de chaqueta y pantalón que, dicen los entendidos, simboliza que asume su futuro papel de reina con plena dedicación y profesionalidad— se ganó un prolongadísimo aplauso de casi cuatro minutos de duración, prácticamente el cuádruple de la ovación que recibiera su padre en 1986. 

PSOE y PP, de siempre adversarios y, en los últimos tiempos, enemigos declarados, aparcaron diferencias y se unieron en la larguísima felicitación, a la cual la heredera asistió con actitud tímida y rompiendo brevemente el protocolo para besarse con sus padres. En la tribuna de invitados, atestada de presidentes y expresidentes autonómicos, altos cargos civiles y militares y hasta jerarcas de la Iglesia, también se sumaron al aplauso los expresidentes Rajoy, González, Aznar y Zapatero, que antes de que diera comienzo el acto estuvieron departiendo animadamente.

Los más ruidosos, no obstante, fueron los diputados de Vox, que, además de aplaudir a la princesa Leonor y a sus padres, se arrancaron con varios vivas al rey. Sin embargo, toda la fuerza que demostraron los parlamentarios ultras a la hora de ovacionar a la Familia Real desapareció cuando intervino la presidenta del Congreso, Francina Armengol, que encomió el "compromiso" de la princesa, pero también recordó que todas las instituciones del Estado, incluida la monarquía, están sujetas a la Constitución y que, en último término, su "poder" nace de que en ellas lo delega el "pueblo soberano".

Ahí, Santiago Abascal y los suyos se mantuvieron quietos, mientras en el PP hubo división de opiniones: la mayor parte de los diputados sí aplaudieron la intervención de Armengol, pero también hubo algunos que decidieron que no había que dar tregua al PSOE. Al fin y al cabo, la portavoz Cuca Gamarra había dicho apenas un día antes que la actitud de la presidenta del Congreso —socialista— evitando fijar la fecha del debate de investidura de Pedro Sánchez hasta que terminen las negociaciones le "recuerda a las dictaduras". Y justo el lunes había trascendido la foto del número tres socialista, Santos Cerdán, con el expresidente catalán Carles Puigdemont. 

Cuando por fin terminó el aplauso, los reyes, la princesa y la infanta Sofía firmaron en el libro de honor del Congreso, saludaron a los altos cargos presentes en la jura y salieron a la puerta de la Cámara Baja a contemplar el desfile militar que tuvo lugar para celebrar la mayoría de edad de la heredera. Posteriormente, la Familia Real se dirigió al Palacio de Oriente para celebrar un almuerzo y, por la tarde, tuvo lugar un encuentro privado en el Palacio de El Pardo al que asistirán los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía. En el Congreso, sin embargo, el espejismo de unidad de este martes tiene fecha de caducidad: la próxima sesión de investidura de Pedro Sánchez. Aunque, por ahora, esa fecha solo está en la cabeza de Francina Armengol.

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