"Me debo desde hoy a todos los españoles, a quienes serviré con todo respeto y lealtad. Les pido que confíen en mí como yo tengo confianza en el futuro de nuestra nación". Han sido las esperadas y primeras palabras de la princesa Leonor en el Palacio Real justo después de jurar la Constitución en el día en que cumple su mayoría de edad. Un día que ha sido el colofón de un año, y especialmente un mes, muy especial para la heredera de la Corona, que asume con su promesa de este martes su compromiso con los principios democráticos de España y su servicio a los ciudadanos.

La jura de la Constitución ha tenido lugar ante las Cortes Generales reunidas en el Congreso, que recibió a la Familia Real engalanado como en las grandes ocasiones y reproduciendo de forma muy similar el escenario que rodeó la jura de Felipe VI en 1986. "Muestra el compromiso de la princesa heredera con la ciudadanía", ha asegurado Francina Armengol, presidenta de la Cámara Baja.

"Juro desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y sus leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas y fidelidad al rey", ha proclamado la princesa con la mano puesta en el mismo ejemplar de la Carta Magna sobre el que juró su padre hace casi 38 años. Sus palabras han sido sucedidas de una larguísima ovación de cuatro minutos de los más de 500 asistentes presentes en el hemiciclo, incluidos casi todos los ministros -faltaban Ione Belarra, Irene Montero y Alberto Garzón-, diputados, senadores, altas autoridades del Estado, presidentes de comunidades autónomas, expresidentes del Gobierno y representantes de la sociedad civil.

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Este acontecimiento, que cuenta con una gran carga simbólica, también tiene un importante valor jurídico, pues supone que Leonor manifiesta su disposición para asumir la Jefatura del Estado. Un compromiso con "los principios democráticos y los valores constitucionales" que ella misma, en el acto posterior del Palacio Real, ha asumido de forma "solemne, formal y públicamente". Y así, confía en corresponder "con la mayor dignidad y el mejor ejemplo" la "gran responsabilidad" que ha contraído este martes con todo el país, al que promete servir "con respeto y lealtad".

Una breve ceremonia

Así lo ha dicho, en un breve discurso, tras recibir del Gobierno el Gran Collar de la Orden de Carlos III, la máxima distinción civil. Ha sido el segundo acto oficial de este importante día que ha comenzado a las 11.00 horas con la llegada de la Familia Real a la Carrera de San Jerónimo. De camino, cientos de personas se agolparon en el recorrido de la comitiva real y poder ver a la princesa de camino al Congreso.

A las puertas de la Cámara Baja, los reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía han sido recibidos por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), almirante general Teodoro López Calderón. Felipe VI ha pasado revista a un batallón de honores de las Fuerzas Armadas, integrado por cuatro compañías de los Ejércitos de Tierra y Aire, Armada y Guardia Civil, y a continuación, los presidentes de Congreso y Senado les han acompañado hasta el interior de la Cámara.

La ceremonia de jura ha sido, en realidad, bastante breve. Unos 20 minutos en los que la presidenta Armengol ha ejercido de anfitriona con un discurso muy institucional que ha puesto en valor las cualidades de la princesa, pero también con mensajes claros sobre la democracia y la diversidad del Estado español.

"Este acto histórico muestra el compromiso de la princesa heredera con nuestra ciudadanía", ha comenzado la presidenta de la Cámara Baja. "Porque el juramento de doña Leonor de Borbón y Ortiz es la expresión pública del respeto a nuestra Constitución y del respeto al resto de nuestro ordenamiento jurídico". Claro que, a continuación, ha destacado que "no hay poder que tenga capacidad fuera de nuestro gobierno de leyes".

En un momento de convulsión política ante el pacto del PSOE con el independentismo, Armengol ha descrito a España como "un país cohesionado, respetuoso, consciente y orgulloso de su diversidad": "Un país abierto y próspero, donde la paz social permite la convivencia y donde se persigue el bienestar de la ciudadanía. Un país cuya sociedad es un ejemplo de tolerancia y solidaridad, que confía en la ciencia, en la innovación, en la educación, en la formación para conseguir un futuro mejor y en la cultura para construir libertad, belleza, memoria e identidad".

La presidenta ha arrancado su discurso dirigiéndose al "pueblo soberano", a quien "verdaderamente le pertenece el poder", y lo ha culminado sentenciando el que, en su opinión, debe de ser el gran reto como sociedad: "No olvidemos nunca que en democracia el único lastre es la desigualdad".

Tras la jura de la heredera de la Corona, la Familia Real y las altas instituciones del Estado se han trasladado al Palacio Real, donde el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha trasladado "la lealtad, el afecto y el respeto" del Ejecutivo a la princesa y ha señalado este día "solemne" como el que se celebra la continuidad de las instituciones.

Sánchez se ha mostrado seguro de que la princesa se guiará "por su capacidad de servir al bien común", lo que hace que las instituciones de una democracia "ganen estatura, no solo por su historia", y ha hecho hincapié en el significado del juramento o de la promesa, que es "la manera que tenemos las personas de establecer un futuro seguro en un mundo lleno de incertidumbres". "Y la Constitución es una promesa que hicieron nuestros padres y nuestras madres; hoy habéis renovado y dado más futuro a esa promesa sobre la cual se funda nuestra convivencia", ha concluido.

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Felipe VI y Letizia, un discreto segundo plano

"Observaré un comportamiento que merezca el reconocimiento y el aprecio de los ciudadanos", ha apuntado después la princesa, que también ha recalcado que cumplirá con sus obligaciones con "total dedicación y una entrega sin condiciones, procurando siempre crecer como persona junto al cariño y apoyo" de su familia.

Esa familia es la que le ha acompañado en este día tan importante en todo momento. Felipe y Letizia han dejado en todo momento el protagonismo a su hija mayor, pero siempre estaban ahí para hacerle alguna indicación en algún preciso momento. Su expresión ha sido de orgullo y emoción hacia la princesa, que se ha mostrado serena y tranquila en un acontecimiento tan solemne y trascendental para ella.

Felipe VI sí ha tomado la palabra justo antes del almuerzo oficial ofrecido en el Palacio Real. Antes de que todos los asistentes -más de un centenar- brindaran por la princesa, el monarca ha querido felicitar a su hija, pero también darle algún consejo, ahora que su papel se refuerza como heredera. El jefe del Estado ha advertido a Leonor de que la democracia y la libertad requieren "un cuidado continuo y una mejora permanente", le ha aconsejado guiarse siempre por la Constitución y le ha recordado que la Corona, como el resto de instituciones, están sometidas al Derecho.

El monarca ha hecho saber a su hija, como parte de "una nueva generación" que representa con sus ideales y sus propios retos, que "la democracia y la libertad no se construyen de un día para otro, sino día tras día". Ambas precisan, ha subrayado, "de un cuidado continuo y de una mejora permanente".

"Vosotros tendréis esa responsabilidad: la de seguir construyendo España, adaptándola a un mundo en plena transformación", ha dicho, una tarea que ha calificado de "apasionante y siempre inacabada" en la que hay que tener presente "los principios y valores que nos unen y que nos han unido a lo largo de nuestra historia reciente".

Y ha recordado a la princesa Leonor que ha adquirido un compromiso con las instituciones que "significa la plena entrega y dedicación a los intereses generales que representan" y que su juramento de lealtad al rey también lo es "con la institución y lo que la Corona simboliza: la unidad y permanencia de España".

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Las celebraciones oficiales terminaron aquí, ya que por la tarde los reyes, Leonor y Sofía se trasladaron al Palacio de El Pardo, donde ha tenido lugar la celebración privada y a la que han acudido tanto miembros de la familia Borbón como de la familia Ortiz. Allí han estado, por tanto, los reyes eméritos, que no han sido invitados a los actos oficiales.