A pesar de revestir todos los actos que tienen lugar hoy una solemnidad e importancia trascendentales, lo cierto es que el jefe de Estado y su sucesora han dado todo tipo de muestras de que es un gran día, no solo para ella, sino para los dos.

El gesto de complicidad entre padre e hija llegó tras imponer Felipe VI a su hija con solemnidad la Medalla de la Gran Orden de Carlos III  en el Palacio Real, la que es la máxima distinción que concede el Estado por medio de su gobierno.

El monarca, que además es maestre de la Orden, ha colgado la joya al cuello de su hija, con la ayuda de un asistente que lo ha abrochado por detrás mientras el rey lo acomodaba por delante.

La princesa Leonor jura la Constitución, en imágenes

Al terminar, el rey y su hija se han mirado con mucho afecto y cariño y el rey le ha dicho, acompañado de una sonrisa, "muy bien", lo que seguramente se pueda interpretar como que ella está siguiendo el guión de tan significativa jornada con todo rigor y profesionalidad.

Posteriormente, el rey le ha apartado el pelo del hombro, para permitir que el imponente collar se pudiera ver en todo su esplendor.