Juan Luis Saldaña Periodista y escritor
OPINIÓN

Esas parejas que se hablan por las redes

¡Qué bonito eso que me has puesto en Facebook esta mañana en el trabajo!
¡Qué bonito eso que me has puesto en Facebook esta mañana en el trabajo!
Pexels
¡Qué bonito eso que me has puesto en Facebook esta mañana en el trabajo!

La era digital nos deja actitudes curiosas y especímenes humanos digitalizados que ya hemos diseccionado aquí como, por ejemplo, esa gente que habla de comida con el móvil, el monguer corporativo, el idiota consciente, el tonto del fotocol, el pijoalpargata, el tontico oficial y muchos otros. Hoy nos vamos a centrar en esas parejas que se hablan por las redes en público, donde todo el mundo puede leerlos. En el mejor de los casos, estas parejas hacen un comentario sobre una vivencia común y, en el peor, se declaran su amor ante el respetable.

Las interacciones entre parejas conocidas en las redes sociales pueden ser de muchos tipos. A veces, son meros comentarios sobre imágenes o vídeos divertidos, recomendaciones o llamadas de atención sobre algún suceso. Otras, aquí viene lo duro, son felicitaciones en besamanos digitales por cumpleaños o despidos y las peores tienen lugar cuando uno de los dos marca territorio o muestra un cierto sentimiento de propiedad sobre el otro para espantar moscardones.

La situación se parece un poco a cuando uno de la pandilla se echaba novia y estaba todo el día con ella. También recuerda a esas parejas que empiezan a besuquearse en público y ya no pueden dejarlo. Se pegan como pulpos y los que andan cerca se sienten violentos y no saben dónde meterse. Restregar y restregarse digitalmente es lo último que algunos esperan encontrar cuando se meten a dar una vuelta por sus redes como quien entra en un Zara.

Hay un buen grupo de mirones haciendo una porra y el tráfico de pantallazos por mensaje aumenta en un porcentaje considerable.

No soy capaz de imaginar si estas parejas tratarán luego en privado los asuntos que han esbozado en las redes. Quizá sea una forma de dejar algo pendiente para tratar en casa o quizá sea todo lo contrario y aquello quede en las redes como lo de Las Vegas se quedaba en Las Vegas. En este segundo caso, la relación entraría en una profundidad curiosa, en una doble dimensión que puede dar mucho juego.

La triste realidad es que cuando colocas tus conversaciones de pareja, tus felicitaciones y alguna declaración de amor acaramelada en una red social, hay un buen grupo de mirones haciendo una porra y el tráfico de pantallazos por mensaje aumenta en un porcentaje considerable. Esto no es más que un patio de vecinas escondido tras una buena capa de tecnología. 

Mostrar comentarios

Códigos Descuento