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La dificultad de articular palabras; así es la disartria, su causas y su tratamiento

La logopedia es clave para paliar los efectos de la disartria
La logopedia es clave para paliar los efectos de la disartria
Gunnar Svanberg Skulason
La logopedia es clave para paliar los efectos de la disartria

El habla es la gran herramienta con la que los seres humanos logramos establecer interacciones con otras personas. Aunque las plataformas de mensajes han logrado imponerse en el día a día, es la palabra hablada la que nos ayuda a resolver la inmensa mayoría de situaciones a las que nos enfrentamos de manera cotidiana. Por ello, es muy habitual que las personas que presentan dificultades en el habla tiendan al aislamiento social y a la depresión. Las causas de esa imposibilidad oral son diversas. Bien es cierto que, en ocasiones, esta dificultad para articular el habla es consecuencia de la disartria, un síntoma clínico que se produce cuando los músculos que se usan para hablar están debilitados o cuando resulta muy difícil controlarlos. Por ello, es difícil entender las palabras de aquellas personas que la padecen.

Algunas de las causas más comunes de la disartria son los trastornos del sistema nervioso y las afecciones que causan parálisis facial o debilidad de la lengua o de los músculos de la garganta. Por ello, el papel de los neurólogos y logopedas es clave a la hora de tratar este síntoma clínico.

“La aparición de la disartria se debe a una alteración en la coordinación de los movimientos necesarios para hablar de forma adecuada, por lo general por daño de determinadas estructuras del sistema nervioso. Hay muchas causas, puede deberse a un fármaco o tóxico, un ictus o bien a una enfermedad degenerativa”, explica la doctora Irene Sanz Gallego, neuróloga y coordinadora de la Comisión de Estudio de Ataxias y Paraparesias Espásticas Degenerativas (CEAPED) de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Causas y síntomas

La aparición de la disartria puede tener distintos detonantes; una intoxicación por tóxicos o fármacos, una lesión vascular, inflamatoria o infecciosa del sistema nervioso o bien un proceso degenerativo. Esta disfunción produce una alteración del habla consistente en la dificultad para articular el lenguaje de forma adecuada

Además, disminuye o aumenta la velocidad a la que puede hablar, por lo que puede entenderse mal a la persona que lo padece. Un síntoma clínico que, recuerdan los especialistas, no debe confundirse con la afasia. “La disartria es la dificultad para pronunciar palabras, con un lenguaje de contenido, en principio, normal. La afasia es la dificultad para producir el lenguaje”, explica la doctora Sanz Gallego.

La aparición de la disartria se debe a una alteración en la coordinación de los movimientos necesarios para hablar de forma adecuada

Tratamiento

El tratamiento a seguir depende de la causa que ha desencadenado la disartria. Si se debe al consumo de un fármaco o tóxico, retirando este se esperaría una mejoría. En los casos en los que se debe a una lesión del sistema nervioso permanente, como por ejemplo un ictus o una enfermedad degenerativa, la rehabilitación ayuda en su mejoría o al menos mantenimiento del lenguaje. Aquí es donde entra en juego para plantarle cara a la disartria la logopedia

El papel de la logopedia

La logopedia juega un papel clave en la rehabilitación de la disartria, que dificulta notablemente el día a día de las personas que lo experimentan y, por ello, es imprescindible devolver la autonomía oratoria de los pacientes. "Es necesario un abordaje logopédico que permita una restauración o adaptación de sistemas del habla. La disartria, al ser de componente neurológico, variará según el área cerebral que se vea afectada. Por ello, se realizará una evaluación exhaustiva que permita conocer qué tipo de disartria", explica José Carlos Fernández, logopeda especializado neurorrehabilitación y vocal de Colegio Profesional de Logopedas de la Comunidad de Madrid (CPLCM).

Los síntomas de la disartria son muy variables. Por ello, los logopedas realizan un estudio trasversal para encontrar las alteraciones que están provocando es dificultad del habla. "A nivel muscular puede existir alteración en labios, lengua, velo del paladar, faringe, laringe… Alteraciones a nivel respiratorio en su coordinación con los pulmones y diafragma. Alteraciones vocales, de resonancia o de ritmo del habla", señala José Carlos.

La disartria, al ser de componente neurológico, variará según el área cerebral que se vea afectada

Para revertir la situación, el tratamiento aplicado por los logopedas va encaminado a trabajar el control motor de aquellos movimientos y funciones afectadas. "Se realizarán intervenciones a nivel respiración para controlar la coordinación respiratoria aplicada al habla y a la voz. También de control y fuerza en ejercicios de labios, lengua y velo del paladar para aquellos sonidos que impliquen estas estructuras". 

El castellano, por sus características, exige mucho a los músculos que nos permiten hablar. Una particularidad en la que hacen mucho hincapié los logopedas a la hora de tratar la disartria. " En nuestro idioma tenemos fonemas bilabiales, que implican sonidos producidos con los labios (P,M,B), linguales (T,D,R,L…) y guturales, que implican contracción velofaríngea (K,G,J). Si algunas de estas estructuras funcionan incorrectamente generarán alteraciones en la producción y por lo tanto en el habla".

En la actualidad, y con el avance de la tecnología, los profesionales del habla emplean sistemas de feedback a través de programas informáticos  específicos que permiten conocer qué sonidos se han alterado y cómo se han producido, así como el escape del aire, incoordinación, calidad vocal, etc. A este importante avance técnico se le suman las efectivas técnicas en las que se apoya la logopedia, como los ejercicios vocales Lax Vox. 

"Trabajamos la resonancia, la respiración o la modulación vocal a través de ejercicios de contrarresistencia, como soplar por un tubo en una botella con agua. En tareas del habla, se pueden hacer ejercicios con sílabas trabadas o sinfones con apoyo de metrónomo para controlar el ritmo del habla, tipo trabalenguas (BRA-PA-PRA-BAR) (DAR-DRA-TA-TRA)…", ejemplifica el logopeda José Carlos Fernández.

Se lograrán mejores resultados cuanto más temprana sea la intervención logopédica desde el diagnóstico

La evolución clínica de la disartria es muy diferente según la patología que la provoque. No es lo mismo una disartria producida por un ictus transitorio, por ejemplo, frente a una disartria producida por una patología neurodegenerativa, como puede ser el caso de una enfermedad de Parkinson o una ELA. "Lógicamente, la alteración neurológica es diferente y, por lo tanto, tendrá diferente evolución. Lo que sí que podemos remarcar es que se lograrán mejores resultados cuanto más temprana sea la intervención logopédica desde el diagnóstico y cuanta mayor sea la intensidad y repetición de los ejercicios en clínica y en su día a día", puntualiza Fernández.

La disartria puede confundirse, en múltiples ocasiones, con otras alteraciones. Por ello, los especialistas matizan que se debe distinguir la disartria de la disfemia (tartamudez), que tiene que ver más con las alteraciones en fluidez y ritmo del habla. "También caben destacar las dislalias o disglosias que son producidas por alteraciones estructurales en la producción del habla por un frenillo corto, por alteraciones en el tamaño de la lengua o por falta de una parte de ella", concluye José Carlos.

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