"Son tiempos dramáticos". Así ha descrito José María Aznar la realidad política que atraviesa España. En medio de las negociaciones entre el PSOE y Junts, el expresidente del Gobierno achacaba al vigente, Pedro Sánchez, las distintas cesiones que planea otorgar a los de Puigdemont "a cambio de mantener el poder", en su discurso para inaugurar el Campus FAES sobre la transformación de Europa.

Se ha mostrado muy tajante en su descontento, hasta el punto de pedir la movilización al grito de "¡Basta ya!". "España no va a volver a un sistema basado en la exclusión, en el sectarismo ni en la destrucción programada de la nación", pronosticaba el exlíder del Ejecutivo, que confía en la "fortaleza de la sociedad española" ante otros momentos convulsos de su historia: "La involución, el terrorismo y la sedición han querido frustrar nuestra voluntad de convivencia".

"España acumula energía cívica, institucionalidad y masa crítica nacional para impedir que este proyecto de destrucción constitucional y disolución nacional se consume", añadía Aznar, mientras llamaba a "activar todas esas energías que tienen que plantar cara con toda la determinación a un plan que quiere acabar con la Constitución".

"Operación de desmantelamiento de la Constitución"

"La entrega del socialismo al secesionismo es el hecho más destructivo que hemos padecido en la política democrática", afirmaba Aznar. "Está en marcha una operación de desmantelamiento de nuestra Constitución, de destrucción de su legitimidad y, en definitiva, de reversión de una gran historia de éxito", lamentaba el 'popular', que vaticinaba "un punto de no retorno" de "destrucción" de la Carta Magna.

Aznar dice no reconocer al Partido Socialista actual, al que acusa de "monitorizar el secesionismo" y de representar a "la izquierda más irresponsable e insolidaria que reniega de la ciudadanía democrática, libre e igual". "Ningún estado democrático puede aceptar lo que aquí en España quiere hacerse pasar por normal", denunciaba.

"Una invitación" para repetir el 'procés'

Aznar sujeta que conceder la amnistía -que protagoniza las negociaciones entre la coalición y las fuerzas nacionalistas- significaría "otorgar impunidad y convertir en legítima una gravísima intentona sediciosa contra la integridad constitucional". De hecho, ha ido un paso más, y asegura que amnistiar a los presos del procés sería "una invitación a volver a hacerlo". 

También ha aprovechado el exlíder del Ejecutivo para arremeter contra la reunión de la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, con el fugado Carles Puigdemont: "Ahora, los ministros, específicamente la vicepresidenta del Gobierno, viaja a Bruselas para negociar con prófugos un Gobierno de España". "Sin duda ha habido un cambio", añadía.

Las posibles respuestas del Supremo a una eventual amnistía: recurrir ante el Constitucional o la Justicia europea