Casi el 25% de los alumnos admite haber estado implicado en un caso de acoso escolar

Varios alumnos suben una de las escaleras del colegio Arturo Soria, el primer día de curso escolar, a 6 de septiembre de 2023, en Madrid (España).
Varios alumnos suben una de las escaleras del colegio Arturo Soria, el primer día de curso escolar, a 6 de septiembre de 2023, en Madrid (España).
Marta Fernández / Europa Press
Varios alumnos suben una de las escaleras del colegio Arturo Soria, el primer día de curso escolar, a 6 de septiembre de 2023, en Madrid (España).

Casi uno de cada cuatro alumnos reconoce haber sido partícipe en un caso de bullying. Pese a que los estudiantes tienen la sensación de que el acoso escolar se ha reducido considerablemente respecto al año pasado —solo uno de cada diez cree que hay alguien en su clase que sufre acoso escolar—, un 23,3% dice haber participado, aunque sea sin darse cuenta, en una situación de abuso, según revela el estudio anual de la Fundación Mutua Madrileña y Fundación ANAR sobre acoso escolar y ciberbullying

La investigación, que recoge la opinión de más de 9.000 alumnos y 350 profesores de más de 200 centros, refleja también cierta diferencia entre la percepción del alumnado y la de los propios docentes respecto al bullying. A la pregunta "¿Hay acoso escolar en tu clase?", solo el 11,8% responde que sí; siendo este el porcentaje más bajo desde que ambas organizaciones empezaron a recopilar datos en 2015 (cuando la percepción del acoso era del 50,1%), y que supone una bajada de casi 13 puntos respecto al año pasado (24,4%). 

En cambio, más de la mitad del profesorado (53,9%) ha tenido conocimiento de algún caso de acoso escolar o ciberacoso en su colegio, ocho puntos más que lo que respondieron en el curso pasado 2021/2022. "Los profesores tienen mayor constancia porque hay una mayor sensibilización e implicación, tanto de ellos como de los alumnos, por lo que les llegan más casos. Mientras que, el hecho de que los alumnos tengan una menor percepción puede deberse precisamente a esa mayor diligencia de los profesores a la hora de actuar, además de que están funcionando las políticas llevadas a cabo por centros de estudios y gobiernos y la incidencia de los talleres y charlas divulgativas", explican a 20minutos desde la Fundación ANAR. 

Para el director general de la Fundación Mutua Madrileña, Lorenzo Cooklin, el dato de este año confirma una "tendencia decreciente en la percepción de casos de acoso escolar". Pero incide: "Esto no implica, por supuesto, que el problema haya desaparecido. De hecho, los estudios realizados evidencian que en una clase de 30 alumnos existen entre uno o dos casos de niños o de niñas que están sufriendo acoso escolar". Un dato que, a juicio de Cooklin, evidencia que todavía hay trabajo por hacer en todo lo que respecta a la prevención y la lucha contra el acoso escolar. 

No minimizar los daños psicológicos del acoso

Los insultos, motes y burlas siguen siendo la manera más mencionada por los alumnos a la hora de señalar la forma en que los agresores se meten con la víctima (88,1%); seguido del aislamiento (31,4%) y la difusión de rumores (25,9%). Las diferencias entre Primaria y Secundaria no son muy significativas, pero sí que destaca que, si bien todas las formas de bullying son más comunes en Secundaria, los golpes y las patadas son las más usadas en Primaria por los agresores. Se observa, además, un descenso en todos los tipos de agresión respecto a años anteriores, sobre todo la difusión de rumores (-21 puntos) y agresiones físicas (-19,4 puntos).

"No debemos minimizar los daños que el acoso psicológico puede producir, ya que trae consecuencias muy graves para las víctimas, como baja autoestima, dificultades para relacionarse con los demás, ansiedad, agresividad, autolesiones e incluso ideas de suicidio", subraya el director técnico de ANAR, Benjamín Ballesteros. 

En cuanto a los motivos para meterse con la víctima, los más frecuentes son el aspecto físico (según el 63,6% del alumnado) y por las cosas que hace o dice (56%). También, en tercer lugar, por su cultura raza o religión (27,1%), o porque "huele mal" o "viene sucio" (25,1%). Según el profesorado, entre los aspectos más decisivos para que se produzca ese acoso están la presión de los amigos, el uso indebido de las redes sociales, la normalización de la violencia y la falta de respeto a las diferencias.

Fortalecer la prevención

Por ello, proponen "favorecer la escucha", el diálogo, la comunicación en la resolución de conflictos y trabajar la cohesión del grupo como acciones principales para prevenir el acoso escolar en los colegios. De hecho, casi todos los docentes (nueve de cada diez) señalaron que la situación de bullying de la que tenían constancia cesó una vez que se tuvo conocimiento de ella y se intervino, aunque es cierto que se aprecia un ligero incremento en las situaciones que, según el profesorado, persisten en el tiempo, un 9,6% (2,9 puntos porcentuales más que el curso anterior).

Además, el acoso suele llevarse a cabo por dos o más acosadores, según sostienen casi siete de cada diez estudiantes en el estudio, que señala un freno en la tendencia al alza de las agresiones en grupo que se venía observando en los últimos años, aunque sin recuperar los índices previos a la pandemia (43,7%). 

En cuanto al ciberbullying, que es el acoso escolar llevado a cabo a través de internet, la percepción es mucho menor: el 7,4% de los alumnos piensa que hay alguien en su clase que lo sufre (-0,8 puntos porcentuales que el curso anterior); y los medios más comunes son WhatsApp (70,2%), Instagram (49,6%) y TikTok (38,5%). 

"El acoso escolar no es problema de un niño que lo esté sufriendo, sino que es un problema de toda la comunidad educativa"

Así, ambas fundaciones subrayan en su informe la importancia de fortalecer todos los mecanismos de prevención del acoso escolar y estar atentos ante cualquier mínimo indicio de abuso en las aulas, teniendo en cuenta que, según ANAR, más del 70% de las víctimas tardan de media 11 meses en contárselo a sus padres. "Esto indudablemente es demasiado tiempo y nosotros tenemos que detectarlo de forma anticipada. ¿Cuáles son esos síntomas o esas señales? Pues que el niño o la niña sufre de tristeza, sufre de apatía, sufre de ansiedad, sufre de falta de sueño y de falta apetito. Y por supuesto que cae o baja el rendimiento escolar", detalla Cooklin.

En ese sentido, Ballesteros incide en el papel de la nueva figura del Coordinador de Bienestar para prevenir la violencia contra la infancia, pero también el de los protocolos de los centros escolares ante estos casos, y las formaciones específicas en resolución de conflictos. "Porque hay un mensaje muy importante que hay que transmitir, que es que el acoso escolar no es problema de un niño que lo esté sufriendo, sino que es un problema de toda la comunidad educativa", asevera.

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