Amar a alguien con apego desorganizado puede convertirse en una montaña rusa emocional. Y es que este estilo de relación a veces es difícil de identificar porque se manifiesta con un comportamiento algo confuso para el otro, ambivalente.
El apego se define como el vínculo afectivo que se genera en los primeros años de una vida, es decir, el tipo de relación que has tenido con tus padres y educadores.
Ese apego es el responsable de proporcionar al niño la seguridad necesaria en situaciones de amenaza, por tanto, el apego seguro permite explorar, conocer el mundo y relacionarse con los demás, con la tranquilidad de sentir que la persona con quien se ha vinculado va a estar ahí de forma incondicional para proteger. Cuando esto no ocurre, se denomina apego inseguro, los miedos y la incertidumbre influyen en el modo de interpretar el mundo y de relacionarse.
Hay multitud de estudios que ya han correlacionado el tipo de apego en la infancia con los niveles de salud mental en la época adulta y con los miedos, habilidades, estrategias emocionales de afrontamiento y de relación con los demás. No es algo que te condene de por vida pero sí que ejerce una influencia notable, lo mejor es que podemos hacernos conscientes de ello y trabajar por reconducir nuestras conductas.
Y en una relación amorosa, ¿cómo se identifican los principales signos de un apego desorganizado?. La persona que ha desarrollado un apego desorganizado aprende que la persona que supuestamente le quiere y debe proteger (padre/madre) también le daña, por tanto, se mueven en una infinita contradicción entre querer pertenecer (quiere confiar en los demás, conectar y ansía ser amado) y querer sobrevivir, así que también se vuelven temerosos, sienten constantemente el impulso de protegerse, de mantener una coraza, de estar alerta.
Este bucle genera, ante todo, una gran dificultad para regular las emociones y para crear intimidad con los demás. Esto conlleva reacciones o discusiones de pareja caóticas o extremas, son pura contracción, quieren algo serio pero no, confían en ti pero de repente se vuelven muy suspicaces, a veces son muy cariñosos y otras muy distantes, suelen tener baja autoestima y manifestar ansiedad constante por el temor al abandono.
Las personas con apego desorganizado no saben bien cómo amar porque se consideran 'no queribles'
Según el psicólogo John Bowlby (quien estudió y desarrolló las teorías del apego) es difícil que alguien muestre buenas habilidades emocionales en una relación de pareja durante la adultez cuando nunca ha tenido la oportunidad de saber qué es ser querido y apreciado en la infancia. Esa carencia y ese vacío condicionan todo el vínculo sexoafectivo en la madurez.
Realmente entraña un pensamiento interno, muy profundo y muy triste, se sienten indignos de ser 'bien amados' y de ahí la tendencia a sabotear sus relaciones, por buenas que sean, es frecuente que cuando logran encontrar el amor auténtico estropeen ese vínculo por su impulsividad y lo rompan al poner en duda los sentimientos del otro o los suyos propios respecto a la relación.
¿Se puede cambiar el estilo de apego?
Con apoyo y relaciones seguras, se puede trabajar y se puede progresar en este sentido. Todo lo anterior es necesario interpretarlo desde un prisma integrador, ya que todas las interrelaciones que se producen desde el nacimiento hasta la edad adulta marcan la personalidad del momento actual.
Una persona con un estilo de apego inseguro en la infancia puede “aprender” de las conductas de apego seguro que le proporcionan su pareja u otras personas queridas, como puede ser un grupo de amigos íntimos psicológicamente saludables.
De cualquier manera, lo importante es desarrollar las estrategias convenientes para generar seguridad, con nuestros propios recursos tras hacernos conscientes de la dinámica de nuestro tipo de apego o con trabajo profesional que guíe el proceso y nos proporcione nuevas herramientas y habilidades.
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