¿Diplomacia o libertad de expresión? La quema de ejemplares del Corán pone en un brete a Suecia y Dinamarca

Salwan Momika protesta ante una mezquita de Estocolmo quemando un Corán.
Salwan Momika protesta ante una mezquita de Estocolmo quemando un Corán.
EFE
Salwan Momika protesta ante una mezquita de Estocolmo quemando un Corán.

Es sólo un libro, pero no es un libro cualquiera. El Corán es para los musulmanes uno de los símbolos más sagrados del Islam. Por eso, musulmanes de todo el mundo no entienden la quema de ejemplares del Corán por individuos de extrema derecha en Dinamarca y Suecia. Y protestan por ello.

El pasado 21 de enero, un ultraderechista sueco-danés quemó un ejemplar del Corán ante la sede de la embajada de Turquía en Estocolmo. Fue sólo el principio. En junio, hubo dos quemas más. La Policía sueca permitió las "protestas" citando la libertad de expresión después de que un tribunal anulara una prohibición de una quema similar de Corán.

Luego, en julio, fue en Dinamarca. Un grupo autodenominado Danske Patrioter (Patriotas Daneses) quemó un ejemplar frente a la embajada de Irak, lo que originó duras tensiones diplomáticas y desórdenes en Bagdad. Al día siguiente lo hicieron de nuevo, esta vez frente a la embajada de Egipto. Y ha habido más en ambos países escandinavos.

Protestas en el mundo islámico

En respuesta a la quema de su libro sagrado, desde mediados de julio se han producido fuertes protestas en el mundo islámico. La más virulenta la referida en Bagdad, cuando centenares de manifestantes asaltaron e incendiaron la embajada sueca en protesta por la convocatoria de Salwan Momika un refugiado iraquí acogido por Suecia desde 2019, que anunció una quema del Corán en Estocolmo.

Finalmente no llegó a quemar el libro sagrado, sino que lo pateó y profanó justo ante la embajada de su país de origen en medio de un considerable despliegue mediático y protestas de grupos de manifestantes, principalmente musulmanes.

Los gobiernos de los países musulmanes han convocado a representantes daneses y suecos para transmitirles sus protestas y exigir que se tomen medidas para detener las quemas de su libro sagrado. También han defendido una resolución del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que condene la quema de coranes como acto de odio religioso. La Organización de Cooperación Islámica (OCI) ha condenado las protestas y ha pedido la intervención de Naciones Unidas.

Turquía, Suecia y la OTAN

Además de provocar grandes manifestaciones en Yemen o Irak, varios gobiernos de países de mayoría musulmana han advertido de que consentir la quema de ejemplares del Corán puede tener consecuencias en las relaciones diplomáticas.

En esa línea, el Gobierno iraquí ordenó la expulsión de la embajadora sueca en Bagdad y amenazó con rescindir los contratos de las empresas que operan en su territorio. Más importante el caso de Turquía, que a partir de la quema de un Corán en enero empezó a elevar su tono contra la entrada de Suecia en la OTAN.

Erdogan advirtió de que "insultar a los musulmanes no es libertad de pensamiento" y cargó contra la "arrogancia"

A finales de junio, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, advirtió de que "insultar a los musulmanes no es libertad de pensamiento" y cargó contra la "arrogancia" occidental. Turquía es uno de los dos Estados miembro de la Alianza Atlántica que no han ratificado aún la entrada de Suecia.

¿Y la libertad de expresión?

Suecia y Dinamarca llevan días estudiando la posibilidad de restringir las quemas del Corán o prohibir las que se convoquen ante embajadas extranjeras, una propuesta que ha recibido críticas de la oposición política en ambos países. El gobierno danés parece más proclive a hacerlo.

Ultranacionalistas de Patriotas Daneses han profanado el Corán en Copenhague, mientras coreaban consignas antiislámicas y desplegaban pancartas antiislámicas. El ejecutivo danés ha condenado estos actos y ha dicho que estudiará la posibilidad de intervenir en situaciones en las que se denigre a otros países, culturas y religiones para salvaguardar la seguridad nacional.

Intentando ser conciliador, el ministro danés de Exteriores, Lars Lokke Rasmussen, ha sugerido que se intentaría ilegalizar la profanación del Corán y otros libros sagrados fuera de las embajadas extranjeras. Esta semana en una entrevista al semanario danés Weekendavisen, el primer ministro danés, Mette Frederiksen, ha dicho que prohibir esos actos no restringiría la libertad de expresión. "No considero una limitación a la libertad de expresión que no se puedan quemar los libros de otras personas", ha declarado.

No considero una limitación a la libertad de expresión que no se puedan quemar los libros de otras personas"

Sin embargo, los partidos de la oposición danesa, formada por siete partidos, han expresado sus objeciones a la propuesta del ejecutivo. Argumentan que tales acciones podrían invitar a la injerencia extranjera en la política danesa y socavar las libertades civiles.

Suecia, de momento, no va a cambiar nada. Su primer ministro, Ulf Kristersson ha dicho que las repercusiones mundiales de la profanación del Corán no merecen que el país abandone sus normas de libertad de expresión.

Hristersson ha acusado a los extranjeros de aprovecharse de las leyes de libertad de expresión del país y utilizarlas como "escenario para difundir mensajes de odio". Según el jefe del Ejecutivo,  las quemas del Corán están "arrastrando a Suecia a conflictos internacionales".

En el pasado ambos países podrían hacer más porque tuvieron leyes contra la blasfemia. Otra cosa es que tanto suecos como daneses las utilizaran con moderación. Suecia derogó su ley en la década de los 70 y Dinamarca hizo lo propio hace poco, en 2017.

También la seguridad

La crisis de las quemas de ejemplares del Corán han llevado a ambos países a tonar medias de seguridad. Primero fueron las autoridades suecas, que a principios de esta semana anunciaron el refuerzo de los controles fronterizos debido al aumento de amenazas.

El Gobierno danés lo hizo el pasado viernes. Según su Ministerio de Justicia, la medida ha sido tomada por la Policía Nacional siguiendo una recomendación de los servicios de inteligencia (PET). Ese mayor control implicará que aumentarán los controles aleatorios en la frontera con Suecia y Alemania. La medida estará vigente hasta el próximo jueves.

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