Dinamarca y Suecia estudian "restringir" las quemas del Corán ante las embajadas

Salwan Momika protesta ante una mezquita de Estocolmo el 28 de junio de 2023, durante la festividad de Eid al-Adha.
Salwan Momika protesta ante una mezquita de Estocolmo el 28 de junio de 2023, durante la festividad de Eid al-Adha.
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Salwan Momika protesta ante una mezquita de Estocolmo el 28 de junio de 2023, durante la festividad de Eid al-Adha.

Los gobiernos de Dinamarca y de Suecia analizan la posibilidad de "restringir" las controvertidas quemas del Corán y prohibir las que se convoquen ante embajadas extranjeras, en medio de las protestas del mundo islámico por las reiteradas profanaciones del libro sagrado musulmán.

El derecho a la libertad de expresión contempla también la crítica a las religiones "pero quemar un Corán o la Torá ante una embajada extranjera no puede entenderse de otro modo que una burla", afirmó el ministro de Exteriores danés, Lars Lokke Rasmussen, a través de su cuenta en Twitter.

El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, afirmó asimismo el domingo, a través de Instagran, que está "en estrecho contacto" con su homóloga danesa, Mette Frederiksen, para adoptar medidas conjuntas frente a las quemas del Corán.

"Nos encontramos ante la situación de seguridad más grave desde la Segunda Guerra Mundial y hay determinados actores, sean Estados o individuos, dispuestos a aprovecharse de ello", afirmó Kristersson, a través de Instragran.

El propio Kristersson advirtió ya a finales de la semana pasada de la situación de alto riesgo ante nuevas convocatorias para profanar el libro sagrado musulmán anunciadas para principios de esta semana.

Desde mediados de julio se han producido fuertes protestas en el mundo islámico contra acciones de este tipo llevadas a cabo tanto en Suecia como en Dinamarca frente a mezquitas o ante la embajada de Irak.

La más virulenta respuesta se produjo en Bagdad, cuando centenares de manifestantes asaltaron e incendiaron la embajada sueca en protesta por la convocatoria de un refugiado iraquí, que anunció una quema del Corán en Estocolmo.

Finalmente no llegó a quemar el libro sagrado, sino que lo pateó y profanó justo ante la embajada de su país de origen en medio de un considerable despliegue mediático y protestas de grupos de manifestantes, principalmente musulmanes.

La acción de este refugiado iraquí, acogido por Suecia desde 2019, sigue a otras acciones similares protagonizadas tanto en Dinamarca como en otros países nórdicos por el neonazi sueco-danés Rasmus Paludan.

Tanto el gobierno de Estocolmo como el de Copenhague han expresado su condena reiteradamente ante estos actos, pero recordando que están amparados por el derecho a la libertad de expresión anclado en sus respectivas Constituciones.

Especialmente compleja es la situación de Suecia, cuyo ingreso en la OTAN está aún pendiente de la ratificación del Parlamento turco, lo que se espera que ocurra en otoño.

En la pasada cumbre de la OTAN en Vilna (Lituania), Kristersson y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, anunciaron el fin del bloqueo al ingreso del país nórdico por parte de Turquía, que durante meses había negado su ratificación.

Una de las objeciones planteadas por Ankara consistía que Suecia acoge en su territorio a opositores y terroristas kurdos, así como a presuntos enemigos del Islam.

Turquía, junto con Jordania, Irak y otros países cuya población es mayoritariamente musulmana, ha protestado por las profanaciones bajo autorización policial del libro sagrado y exigido a Estocolmo y Copenhague que las prohíban.

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