Cómo enseñar a nuestro perro a estar con nosotros en una terraza

Un perro sentado junto a sus tutores en una terraza.
Un perro sentado junto a sus tutores en una terraza.
PIXABAY
Un perro sentado junto a sus tutores en una terraza.

Con la llegada del verano y el buen tiempo España llena sus calles de terrazas donde empezamos a hacer nuestra vida social: comidas familiares, cervezas con los amigos, cenas que se alargan hasta que cierra el restaurante... Pasamos mucho tiempo en la calle aprovechando las temperaturas más agradables.

Sin embargo, para aquellos que conviven con perros, estar tanto tiempo fuera de casa puede afectar al vínculo con los peludos y, de hecho, pueden echarnos mucho de menos. No obstante, cada vez hay más bares y restaurantes que aceptan a nuestros compañeros de cuatro patas, especialmente si hablamos de las terrazas.

Si les enseñamos adecuadamente, podemos disfrutar de este tiempo tan agradable con nuestros amigos y familiares en las terrazas también al lado de nuestro perro, aunque siempre teniendo en cuenta de que no se trata de algo natural en ellos y que, por ello, debemos trabajar antes con ellos el comportamiento y la relajación en los lugares públicos.

Javier Ruiz, educador y experto en comportamiento canino en DogVentura, explica que no hay ninguna habilidad concreta que entrenar, pero que debemos enseñarle a tener momentos de tranquilidad (tanto en casa como en los paseos).

De tiempos cortos a tiempos largos

"Para que un perro esté en una terraza tranquilos a nuestro lado debemos enseñarle a estar relajado, algo que conseguimos con tiempo y paciencia", explica el educador canino. "No bajamos al a terraza directamente, si no que nos vamos a dar un paseo, intentamos estimularlo física y mentalmente y, después, nos vamos unos minutos o un tiempo prudencial para acostumbrarlo a estar en la terraza".

Ruiz explica que va a ser más probable que el perro se tumbe, se siente o simplemente esté tranquilo después de un paseo estimulante, en vez de bajar directamente con él a la terraza. "Además, siempre vamos a ir habituándole de ratos cortos a momentos más largos, ya que estar en una terraza, quieto y tranquilo, no es una conducta natural del perro", añade.

"Lo que si recomiendo es trabajar la ausencia de expectativa", continúa explicando. "Es decir, enseñarle al perro que hay algunos momentos que estamos tranquilos y ya, sin esperar nada más, e ir premiándolo con algo en esas situaciones (con algo de no mucho valor, para no crear expectativa) y que así asocie algo positivo al momento de descanso".

Recomiendo enseñarle al perro que hay momentos en los que estamos tranquilos

Una forma para trabajar estos momentos de tranquilidad y de no hacer nada que el educador canino recomienda es durante los paseos. "Yo, por ejemplo, intento meter momentos de tranquilidad en los paseos, un ratito en el que pueden olfatear o estar tranquilos, pero que son de descanso", expresa.

"Es algo que podemos trabajar desde que son pequeños, aunque sabiendo que a un cachorro le va a costar más, como es lógico, ya que es un animal en desarrollo y no tiene la gestión emocional de un adulto para aguantar los tiempos", comenta. "El cachorro querrá explorar y será más difícil de mantener tumbado sin hacer nada, pero no imposible".

A medida que vayamos trabajando los momentos de tranquilidad durante los paseos y vayamos probando los ratitos cortos en las terrazas, es cuestión de tiempo que el perro entienda que cuando nos sentamos en una mesa de un bar, toca estar relajado. "Cuánto tardan en adecuarse es relativo y depende del perro, ya que cada individuo es diferente", explica Ruiz.

Un perro en una terraza con gente.
Un perro en una terraza con gente.
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"Hay perros que se cansan también de estar en la terraza, ya que al final les estamos obligando a estar ahí, no tiene un contexto natural", detalla. "Pero se puede enseñar. Yo lo que hago es crear una conducta de relax y de baja expectativa, como ya he comentado, un momento de no hacer nada".

En este sentido, Ruiz advierte de que no debemos pretender que desde una orden como puede ser un sentado o un tumbado, el perro aguante una hora quieto, ya que tras estos comandos hay una expectativa de premio detrás y, para algunos perros, puede resultar frustrante.

"Lo que sí podemos premiar es el que se queden ellos sentados o tumbados o simplemente el hecho de que estén tranquilos o quietos a nuestro lado, sin demandarnos atención o comida", añade. "Otro error que cometemos en esta parte es que le damos atención. Si estamos cinco minutos sentados y al cabo de un minuto le estamos haciendo caso (dándoles comida, por ejemplo) estamos activándole".

En este sentido, Ruiz aclara que "no se trata de ignorar al perro o no interactuar con él, si no de no atender a las demandas de atención" y ofrecerle premios enseguida, si no de aprender a interactuar con él de otra forma, sin que el animal espere nada a cambio.

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