Siete cadáveres en las mallas pesqueras de Alicante: así fue el trágico naufragio de una patera con 15 adultos y un bebé abordo

Lo que se sabe del naufragio en la Marina Alta alicantina, frente a Denia
Lo que se sabe del naufragio en la Marina Alta alicantina, frente a Denia
Lo que se sabe del naufragio en la Marina Alta alicantina, frente a Denia

Hay un pacto de silencio entre los marineros de Denia, Alicante. Sobre los siete cadáveres recuperados del fondo del mar por redes de arrastre entre marzo y junio en la zona de Marina Alta no se habla públicamente. Lo admiten ellos mismos: "Soy patrón de un barco y cuando me he cruzado con el compañero que trajo uno de los cuerpos nos hemos saludado como siempre pero no hablamos del tema. Así de desagradable es", dice un alto cargo de la cofradía.

Otro empleado del puerto confiesa que lo ocurrido es inédito. "En 29 años nunca había visto esto". Y despidiéndose, que en el puerto no se habla de esto, explica que los cuerpos han sido recuperados porque "los pesqueros que los han capturado usan unas redes tipo calcetín que, cuando se hace el lance, se arrastran durante horas a lo largo de varias millas del fondo del mar". Después, vuelta al pacto de silencio.

Una barca que faena merluza y gamba blanca en la Marina Alta 'pescó' el primer cuerpo el 23 de marzo. Al día siguiente, 24 de marzo, un segundo pesquero desembarcaba el cadáver de otro joven. La red del barco Heminio y Dolores atrapó dos cuerpos más el 12 de abril. El quinto y el sexto entraron en arrastres cuando dos pesqueros de Denia faenaban a 10 kilómetros de la costa. Uno el 30 de mayo y otro el 3 de junio. Diez días después, se recuperaba un séptimo cadáver.

Los cuatro primeros cuerpos han podido ser "preidentificados" por el equipo forense de Alicante que, sin embargo, lo tiene mucho más complicado con el resto. Estuvieron dos meses en el fondo del mar y cuando el arrastre los sacó ya estaban sin ropa y reducidos a esqueletos. Tan avanzada era su descomposición que ni su género se podía determinar en una primera observación. Se necesitará el ADN.

La investigación del hallazgo de estos cuerpos ha sido encomendada a la Policía Judicial de Jávea, que trabaja sobre la hipótesis de que formaban parte de un grupo de migrantes cuya patera naufragó en la noche del 21 de marzo con 16 personas a bordo frente a la costa levantina, previsiblemente por un golpe de mar fruto de un temporal.

Las ONG especializadas en fronteras así lo han contado a 20minutos. Caminando Fronteras, Cruz Roja o el Centro Internacional de Migrantes Desaparecidos (CipiMD) trabajan haciendo de enlace entre las autoridades españolas y las familias de los migrantes que les contactan al perder toda comunicación con los suyos durante la travesía. Por lo que se sabe, estos 16 migrantes salieron en la madrugada del 21 de marzo desde la localidad de Cherchell, un pequeño puerto argelino al oeste de la capital, con dirección a Ibiza. La mayoría eran jóvenes varones argelinos, había cinco guineanos y una mujer con su bebé de ocho meses.

María Ángeles Colsa, de CipiMD, explica que recibió a finales de marzo las primeras llamadas de familiares de los migrantes de esta patera preocupados por la falta de noticias de los suyos. Le contaron que su intención cuando embarcaron era cruzar los 288 kilómetros que separan Cherchell de Ibiza, la conocida como ruta argelina o ruta del Mediterráneo occidental, poco conocida pero cada año más transitada.

"La embarcación, una zodiac negra con un motor de 40 caballos, apareció desvencijada en Formentera", asegura Colsa.

En Denia otros creen, sin embargo, que salieron a bordo de un barco nodriza que los dejó a su suerte hacinados en la zodiac de noche cuando ya se veían las luces de la costa levantina. Pero el Mediterráneo no siempre es tranquilo y plano, y esa noche hubo un temporal que frustró la peligrosa travesía. A día de hoy, nueve personas de esta patera continúan desaparecidas, entre ellos el bebé.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM, por sus siglas en inglés), recoge en su web la desaparición de la patera de Denia. Confirma que salió con 16 personas a bordo desde Cherchel (Argelia) el día 21 de marzo. La OIM cifra, además, en 79 los hombres y mujeres desaparecidos en la ruta del Mediterráneo occidental, la que une Argelia con el Levante y las Islas Baleares, en lo que va de año.

Portavoces de las ONG que trabajan con migrantes clandestinos en el Mediterráneo destacan que la ruta en la que naufragó la patera de Denia es a la segunda más mortífera de las costas españolas, solo por detrás de la canaria, y que se utiliza cada año más, sobre todo desde 2020.

Caminando Fronteras contabiliza unos 1.500 migrantes, magrebíes y subsaharianos, ahogados en la ruta argelina. Según la OIM solo el 13% de los cadáveres han sido recuperados.

La OIM publicó en 2021 un informe sobre la atención que presta España a las familias de desaparecidos en aguas mediterráneas, en el que subraya que existen "importantes desafíos" en la identificación de los cuerpos de migrantes recuperados del mar en sus aguas territoriales y a la hora de atender correctamente a las familias de los desaparecidos.

"No todos los cuerpos que sí fueron rescatados o devueltos por el mar han sido identificados, debido en parte a la falta de un mecanismo que conecte las denuncias de personas migrantes desaparecidas con las identidades de las personas cuyos cuerpos se han recuperado", denuncia la OIM. "Las familias se enfrentan por sí mismas a un sistema confuso y enrevesado, que tienen que navegar para buscar a sus seres queridos", asegura entre sus conclusiones.

El caso de Denia

La Guardia Civil es la autoridad española responsable de investigar el hallazgo de cadáveres en las aguas marinas próximas a la costa, confirman en la comandancia de Alicante. Sus agentes fueron los primeros en acudir a las llamadas de los pesqueros que desembarcaron cadáveres en Denia. Iban acompañados de sanitarios del 112 que certificaron las muertes antes de trasladar los restos al Instituto Anatómico Forense de Alicante, donde fueron sometidos a una autopsia para desentrañar la causa final del óbito e intentar de todas las maneras posibles su identificación. Como la investigación está abierta, el departamento de criminalística de la Guardia Civil no aporta más datos.

"La Policía Judicial de Jávea y el equipo forense de Alicante son los que se están encargando de este naufragio y están haciendo una espléndida labor con estas víctimas de las fronteras, habitualmente consideradas de segunda", señala Helena Maleno, presidenta de la ONG Caminando Fronteras, organización que acaba de presentar un completo informe sobre la ruta migratoria argelina, y que dispone de un equipo encargado de asesorar a las familias de los migrantes desaparecidos en esa ruta.

Los primeros hombres 'pescados' en Denia eran dos varones argelinos, uno de 19 años y otro de 23 años, Amamri Souhaib y Ben Zerhouda. Se les pudo identificar gracias a la ropa que vestían durante la travesía. Los vaqueros desteñidos, las chaquetas y hasta un anillo de plata fueron pistas cruciales. "Los forenses han hecho su labor y las autoridades españolas han informado a las argelinas, pero las familias de los fallecidos no han recibido noticias oficiales todavía, se lo hemos comunicado nosotros", explica Maleno.

Los dos migrantes que salieron a flote primero bien podría ser lo que se conoce en Argelia como 'harregas' o 'quemadores de fronteras', hombres jóvenes que, ante la precariedad económica, ahorran o se endeudan para pagar los 5.000 euros que los traficantes de personas les exigen por lanzarles a España, que no siempre es su destino final, sino Francia, donde tienen familiares y amigos en la diáspora.

Las ONG saben también que el tercero y el cuarto se corresponden "con una mujer y con un investigador guineano", por la documentación que llevaban encima y por las indicaciones de sus familiares.

María Ángeles Colsa, del CipiMD, considera que en este caso concreto, con tiempo y esfuerzo judicial, se podrá identificar a todos los recogidos en aguas alicantinas, "siempre que España, Argelia y Guinea colaboren en la recogida y traslado de la prueba de ADN de las familias". "El proceso no es corto, ni sencillo. Debería, por ejemplo, permitirse a los consulados tomar estas pruebas", sugiere.

Las fosas comunes modernas están en los cementerios municipales de Andalucía, Murcia o Alicante, donde hay muchos migrantes enterrado sin identificar

Desde las ONG recuerdan que las familias de los migrantes desaparecidos en el Mediterráneo son también "víctimas", pero consideran que no se las trata como tales. Atraviesan una auténtica odisea para averiguar la suerte que han podido correr sus hijos, hermanos o primos a los que se tragó el mar. "Algunas familias incluso están siendo extorsionadas. Una madre en Argelia nos contó que pagaba 7.000 euros para que le dijeran que su hijo estaba en una cárcel subterránea y secreta en Murcia. La tenían engañada con una foto del CIE de Barcelona", denuncia Helena Maleno, de Caminando Fronteras.

Maleno cree que en España hace falta un protocolo oficial de actuación ante las desapariciones de migrantes en sus aguas marinas. "Hay familias que no pueden venir a España a denunciar una desaparición o a realizarse una prueba de ADN. Y cuando una puede no le dejan denunciar más que a su familiar, aunque traiga documentación de los que le acompañaban en la patera. Exteriores, dice que eso es Interior. Interior que es Justicia. Se han pasado la pelota del ADN, porque son víctimas de segunda", considera.

La presidenta de Caminando Fronteras pide no extrañarse si ahora "las fosas comunes modernas del estado español están en los cementerios municipales de pequeños pueblos y ciudades de Andalucía, Alicante o Murcia, donde quedan tantos migrantes ahogados enterrados sin identificar".

Recuerda que cada desaparecido o fallecido deja atrás a familiares y amigos que los echan de menos, que se preguntan dónde están y que buscan información sobre la suerte y el paradero de sus seres queridos.

"Nuestra pelea es reclamar que España trate estos naufragios como desapariciones forzosas que hay que investigar con todos los medios y sin perder de vista el impacto psicológico en las familias de los desaparecidos, para las que cada día que no saben qué pasó con los suyos es una tortura", recuerda Maleno.

Las ONG explican lo que previsiblemente ocurrirá con los siete migrantes de la patera de Denia cuyos cadáveres fueron recuperados por redes de pesca. Descansarán en el Instituto Anatómico Forense de Alicante mientras no haga falta el espacio que ocupan. Después, los forenses pedirán permiso a los jueces para inhumar los restos en cementerios municipales. Sin embargo, confían en que en este caso se puedan confirmar las identidades de todos, un trámite que calculan que tardará en completarse un año. "Entonces sus familias podrán pedir permiso para exhumarlos y repatriarlos". Tal vez entonces las familias de quienes una noche de marzo se lanzaron al mar buscando mejores oportunidades podrán darles sepultura.

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