El fuego se ha cobrado un total de 39.381,42 hectáreas de superficie en España hasta este abril, más del doble que en los cuatro primeros meses de 2022 y casi duplicando la media de los últimos diez años, según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Las cifras reflejan además que con un número similar de siniestros que el año pasado, en cada incendio ha ardido más superficie.

No obstante, el Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales eleva esta cifra hasta 66.573 hectáreas quemadas en España, eso sí, no solo hasta abril, sino hasta el 21 de mayo. Este volumen supone más de la mitad de todo lo quemado en la Unión Europea, donde en ese mismo plazo han ardido 118.451 hectáreas de superficie, que han supuesto la emisión a la atmósfera de 4,35 toneladas métricas de CO2, de las que dos se emitieron en España.

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Asimismo, según los datos del Ministerio para la Transición Ecológica se han contabilizado en este período 3.530 siniestros de los que la mayoría, 2.089, fueron conatos que se extinguieron antes de alcanzar una hectárea de superficie afectada. Los 1.441 restantes fueron incendios de más de una hectárea y de los que seis pasaron de las 500, lo que los sitúa en la categoría de grandes incendios forestales (GIF).

Esos GIF son unos de los principales problemas de lo que va de 2023, ya que se trata del triple de grandes fuegos de media del decenio. En estos diez años, solo 2017 tuvo un número mayor de grandes incendios en los cuatro primeros meses, con siete siniestros de este tipo, mientras que 2021 se acerca, con cinco. Lo normal, en el resto de años desde 2013 son entre dos y tres grandes incendios forestales.

El área más afectada por estos desastres es el noroeste peninsular, que registra más de la mitad de ellos, y contabiliza el 51% de la superficie arbolada quemada y el 79,51 % del espacio forestal total arrasado. Le siguen las comunidades interiores, las áreas del Mediterráneo y, por último, las Islas Canarias.