En una primera cita, como anfitrión en un encuentro entre amigos, en una reunión laboral o en una negociación importante... Si lo que quieres es recrear una atmósfera agradable te lo tendrás que currar de muchas maneras, pero puedes servirte de este ‘truco’ para empezar con buen pie.
Un estudio experimental organizado con: un helado frío, un café caliente y un test de percepción demostró que es posible ‘engañar’ los juicios de nuestro cerebro al exponernos a un estímulo cálido. Es decir, la probabilidad de que una persona (A) juzgue a otra (B) como cálida (amable, cordial, apreciada) aumenta en un 15% si (A) sostiene una bebida caliente, al contrario que si sostuviera un alimento frío (helado).
¿Por qué ocurre esto? Esta investigación ha revelado que la corteza insular está implicada en el procesamiento de ambas versiones del frío y del calor, o sea de la información física y de la psicológica. Por esta razón, los autores se plantearon la hipótesis de que las meras experiencias táctiles de calidez física deberían activar sentimientos de calidez psicológica y que esto debería entonces influir, de manera involuntaria, en los juicios y el comportamiento hacia otras personas sin que uno sea consciente.
Las experiencias táctiles de calidez física activarían sentimientos de calidez psicológica
Pero el poder del café va más allá. También provoca ciertos efectos solo por su olor. El aroma a café es capaz de mejorar nuestras capacidades cognitivas (optimizando la atención, la capacidad de análisis, de resolución de problemas y el desempeño laboral y académico). Parece producto de la magia, sin embargo, la autora del trabajo, la doctora la Adriana Madzharov, destaca una cuestión tan llamativa como curiosa: se trata de un simple efecto placebo.
Basta con que una sala o una habitación desprenda olor a café para que el 90% de las personas experimenten bienestar: "Como ya sabíamos, al cerebro le apasiona el café. La cafeína lo estimula, le genera placer y activación. Por tanto, solo con su característico olor ya se pueden activar todos esos procesos".
"A menudo descuidamos el gran efecto que tiene en nosotros el sentido del olfato. Estamos ante un recurso cerebral prácticamente infrautilizado, cuando en realidad es un vínculo directo hacia nuestras emociones y memoria, un canal excepcional capaz de ofrecernos inspiración, calma o activación, de mejorar nuestra atención e introspección, de hacernos más creativos, receptivos al entorno…", añade.
Este hecho es algo que sabe bien la industria del márketing y se está empezando a aplicar al mundo del trabajo y las organizaciones. Ya hay estudios que sugieren que, en ocasiones, basta una fragancia a vainilla, canela, café o chocolate para mejorar el bienestar y la productividad de los trabajadores.
Estamos ante un mundo de posibilidades, solo hay que darle una vuelta para sacarle el partido necesario.
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