Ha sido una semana tan esperada como complicada. Eurovisión vivió su edición más polémica, marcada por el boicot a Israel, múltiples apoyos a Palestina y peticiones de paz. Y finalmente, el país ganador fue Suiza, gracias a Nemo y su The Code, tema que clavó vocalmente y con el que cautivó masivamente a jurado y público.
La final se vivió con la habitual tensión que se llevaba palpando en los últimos meses y, especialmente, en las últimas semanas. Abucheos, pitidos e incluso decisiones como apartar a la representante israelí para evitar problemas. A esta controversia, con la región hebrea en el centro, se une la expulsión de Países Bajos tras un incidente con una fotógrafa y las dudas sobre si Bambie Thug (Irlanda) iba a actuar.
Pero finalmente, todo salió más o menos bien, abucheos aparte, y los distintos participantes pusieron todo de su parte para celebrar la música y ofrecer el mejor espectáculo posible.
Baladas, canciones más oscuras, bailes imposibles, dancebreaks al más puro estilo Chanel y juegos de luces y láseres han formado parte de las distintas puestas en escena. Y, por supuesto, también corsés, sofás de terciopelo y zorras, muchas zorras. Pues Nebulossa ha quedado en el puesto del 22 tras recibir 19 puntos del jurado y 11 del televoto, pero eso no quita que haya brillado sobre el escenario y haya logrado que todo el público del Malmö Arena corease su canción a viva voz.
El momento de las votaciones fue el más tenso, no solo para los participantes, sino para las personas que llevan tiempo pidiendo el boicot para Israel. El país hebreo consiguió 52 puntos del jurado profesional, pero el ranking dio un vuelco cuando recibió 323 del público de todo el mundo. Sin embargo, con 375, logró un quinto puesto.
Una victoria muy significativa para Suiza
Parece que las apuestas no iban desencaminadas, pues la victoria se peleó entre los grandes favoritos: Ucrania, Francia, Croacia y Suiza, quien finalmente se llevó el micrófono de cristal y recogió el testigo de la sueca Loreen, la vencedora del año pasado.
Nemo llegó a Eurovisión queriendo visibilizar la realidad del colectivo LGTBI y se convirtió en la primera persona de género no binario en ganar. "¡Espero que este concurso pueda estar a la altura de su promesa y continuar defendiendo la paz!", declaró tras conocer el resultado.
No pudo llevar a cabo mejor su misión y ondear mejor su bandera, pues bajo el brazo llevaba un tema que mezclaba ópera y rap y una puesta en escena sencilla pero eficaz donde debía controlar su cuerpo casi tanto como sus cuerdas vocales.
Pero esta eminencia del rap de 24 años demostró que el control no era un problema y se llevó la victoria para su país, un logro muy significativo, ya que Suiza no vencía desde que Celine Dion ganó en 1988, es decir, hace 36 años.
De hecho, esta región solo ha levantado el trofeo en otra ocasión más, en la primera edición: en 1956, el festival solo contaba con siete países, que cantaban dos temas cada uno, y la victoria se la llevó Lys Assia, representante de Suiza, país que además era el anfitrión.
Por tanto, se acabaron estas más de tres décadas de sequía, pues este era uno de los países que más tiempo llevaba sin ganar, solo superado por Bélgica (38), Luxemburgo (41), Francia (47), Mónaco (53) y España (55). Pero Nemo ha llegado este 2024 para romper esta maldición, y lo ha hecho no solo con una pegadiza y potente canción, sino con un gran mensaje que aboga por la paz y por la diversidad.
Así te hemos contado la final de Eurovisión en directo:
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