Claves del histórico Tratado de los Océanos que velará por la sostenibilidad de casi la mitad del planeta

La Gran Barrera de Coral australiana. El ministro de Medio Ambiente de Australia, Greg Hunt, ha presentado un nuevo proyecto de ley por el que se prohibirá completamente el vertido de residuos de dragado en la Gran Barrera de Coral, ha informado este lunes la cadena de televisión australiana ABC. POLITICA EUROPA AUSTRIA INTERNACIONAL REUTERS
Imagen de archivo de la Gran Barrera de Coral australiana.
Europa Press
La Gran Barrera de Coral australiana. El ministro de Medio Ambiente de Australia, Greg Hunt, ha presentado un nuevo proyecto de ley por el que se prohibirá completamente el vertido de residuos de dragado en la Gran Barrera de Coral, ha informado este lunes la cadena de televisión australiana ABC. POLITICA EUROPA AUSTRIA INTERNACIONAL REUTERS

Tras años de discusiones, finalmente ha sido aprobado el tratado de conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina fuera de áreas bajo jurisdicción nacional -espacio que ocupa más del 60% del océano, lo que equivale a casi la mitad (el 40%) del planeta-, por el que se regularán por primera vez una serie de aspectos a nivel mundial para frenar su declive.

El Tratado persigue proteger y regular el uso de las áreas situadas fuera de las jurisdicciones nacionales. En esas áreas, que hasta ahora no estaban sujetas a ninguna regulación, cualquier país podía hacer lo que quisiera, pero a partir de ahora eso cambiará en algunos aspectos. Las claves del acuerdo son las siguientes:

¿Cuál es el origen?

Se trata de un acuerdo que nace después de 17 largos años de negociaciones de los países de Naciones Unidas. El acuerdo permitirá poner en marcha áreas marinas protegidas en aguas internacionales y proteger la biodiversidad marina, cumpliendo el objetivo de protección de al menos el 30 % del océano para el año 2030, que es el mínimo, según recuerdan los científicos en Science Media Centre (SMC) España, para revertir la dramática pérdida de biodiversidad marina.

Pese a su enorme importancia para el planeta, hasta ahora las aguas situadas a más 200 millas marinas de la costa y que son compartidas por todos los países, han estado gestionadas bajo una serie de acuerdos y organismos internacionales sin una jurisdicción clara, sin demasiada coordinación y con unas normas inadecuadas para su protección.

¿Qué pretende regular este histórico acuerdo?

El tratado se divide en cuatro secciones principales y crea, por primera vez, mecanismos para la creación de áreas marinas protegidas en aguas internacionales a modo de santuarios oceánicos.

Entre otros aspectos, se regularán los recursos genéticos marinos, que cada vez tienen una mayor importancia respecto a avances en medicina, alimentación, etc. Asimismo, la gestión y protección de áreas marinas necesarias para alcanzar el objetivo de protección del 30% del océano para 2030 y contribuir a conservar la biodiversidad y detener su pérdida, así como luchar contra la crisis climática.

La idea es "llegar a conocer nuestros mares como conocemos la Luna"

También, la realización de evaluaciones de impacto ambiental, necesarias para multitud de actividades crecientes, como la instalación de energías renovables, explotaciones mineras o instalación de cables submarinos. Además, la creación y transferencia de tecnologías marinas.

El tratado exigirá que se evalúe el impacto de las actividades económicas sobre la diversidad en alta mar y se apoyará a los países en desarrollo a implementarlo, por ejemplo, con la construcción de capacidades, la transferencia de tecnología y un mecanismo para distribuir de forma igualitaria los potenciales beneficios de los recursos genéticos marinos.

La contaminación, el cambio climático y las nuevas tecnologías que abren la puerta a la minería en el fondo de los mares y a una pesca más intensiva, son según los expertos las principales amenazas para la altamar, que supone dos tercios del total de los océanos.

Según ilustra Ángel Borja, investigador principal de gestión ambiental de Mares y Costas del centro tecnológico AZTI, la idea es "llegar a conocer nuestros mares como conocemos, por ejemplo, la Luna", que también apunta algunos "aspectos mejorables" como que no se contemple la pesca en el tratado. 

¿Cuáles han sido los aspectos más controvertidos?

El tema de los recursos genéticos marinos y cómo repartir esos beneficios ha sido uno de los principales escollos en estas largas negociaciones. También han recibido especial atención los mecanismos para la realización de evaluaciones ambientales con el fin de realizar un uso sostenible de los recursos de las áreas de altamar, fuera de la jurisdicción nacional de los países. 

Otras cuestiones sobre soberanía nacional y modalidades de votación también han sido puntos debatidos hasta el final.

¿Cuál será el próximo paso?

Una vez firmado el texto, dará comienzo el complicado proceso de ratificación e implementación. Frente a los criterios establecidos estarán las flotas industriales de varios países, incluyendo la española, "que han disfrutado de varias décadas sin límites al impacto ambiental en aguas internacionales".

Así lo advierte Guillermo Ortuño, codirector del Grupo de Especialistas en Alta Mar de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), quien ha explicado que las negociaciones "más feroces" han sido las de la redistribución de beneficios del patrimonio genético internacional del cual "unos cuantos países se han visto beneficiados hasta ahora".

A este respecto, el oceanógrafo Carlos Duarte ha explicado que "es en la distribución de los beneficios económicos derivados de los recursos genéticos del océano, en donde el tratado parece contener vaguedades, como qué se explotará con criterios de equidad, sin articular un mecanismo para conseguirlo".

Hace una década, "publicamos una investigación que mostraba que diez naciones se apropiaban del 97% de los recursos genéticos del océano, de donde una empresa, BASF, era propietaria del 70% de las patentes".

"En nuestro trabajo ya apuntábamos a un mecanismo para compartir recursos, que tiene que ver más con compartir y construir capacidad que con compensaciones monetarias. Esto tendrá que esperar, quizás una década más", lamenta el biólogo marino.

¿Qué opinan en general los científicos?

A pesar de que el tratado está lejos de lo que muchos científicos y la sociedad civil hubieran deseado, se da un paso en la dirección correcta para la conservación y uso sostenible de la naturaleza marina, según los investigadores.

A juicio de Carmen Morales, investigadora de excelencia de ecología del Instituto Universitario de Investigación Marina de la Universidad de Cádiz, el acuerdo "es un gran paso" frente a la degradación del hábitat, la explotación insostenible de recursos, la contaminación, las especies invasoras o la emergencia climática.

Es un gran paso frente a la degradación del hábitat, la explotación insostenible de recursos, la contaminación, las especies invasoras o la emergencia climática

Para Ángel Borja, del centro tecnológico AZTI, se trata a todas luces de un texto histórico: "La mejor cara de Naciones Unidas", ha añadido al respecto Carlos García-Soto, investigador del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), presidente del Centro Europeo para la Información en Ciencia y Tecnología Marina (EurOcean) y coordinador del Informe Oceánico Mundial (2021-2022, Naciones Unidas).

Por su parte, la coordinadora del Grupo de Investigación en Zonas Costeras y Marinas (ZOCOMAR) del departamento de Biología y Geología, Física y Química Inorgánica de la Universidad Rey Juan Carlos, Nuria Navarro, recuerda a SMC España que "los océanos producen más de la mitad del oxígeno que respiramos, absorben gran parte del CO₂ producido por la actividad humana (limitando así el calentamiento global), alimentan a gran parte de la humanidad y albergan la mayor parte de la biodiversidad del planeta [...] La vida en la Tierra depende del buen estado de los océanos, y debemos dejar ese legado a nuestros hijos e hijas", reclama.

Bruselas celebra el acuerdo

La Comisión Europea celebró este domingo el acuerdo y aseguró que la Unión Europea trabajará para que sea ratificado rápidamente y para ayudar a los países en desarrollo a implementarlo. "El océano es comida, energía, vida. Le ha dado mucho a la humanidad, es tiempo de devolvérselo. Celebro el acuerdo sobre la altamar; un tratado que protegerá el océano más allá de las jurisdicciones nacionales", escribió la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Twitter.  

El acuerdo solo entrará en vigor una vez que haya sido ratificado por los 60 países, por lo que la UE trabajará para que esto ocurra rápidamente y "para ayudar a los países en desarrollo en su implementación", según indicó la Comisión Europea en un comunicado.

Para este fin, añadieron, la UE se ha comprometido a contribuir con 40 millones de euros como parte del Programa Global de los Océanos y ha invitado a otros miembros de la Coalición de Alta Ambición -52 países de todo el mundo que cooperan en la materia- a contribuir también dentro de su capacidad. 

La UE anunció el 2 de marzo, en el marco de la Conferencia Nuestro Océano organizada por la ONU en Panamá, inversiones por más de 800 millones de euros para la conservación de los mares que financiarán, entre otras iniciativas, acciones para la protección de la diversidad marina en África o para compartir con América Latina y el Caribe los datos recogidos por el sistema de satélites comunitario Copérnico.  

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