César Luena Vicepresidente de la Comisión de Medioambiente Grupo de los socialdemócratas en el Parlamento Europeo
OPINIÓN

Un acuerdo mundial en favor de la naturaleza

Las regiones coralinas son ejemplos de biodiversidad y muestran un elevado número de especies.
Las regiones coralinas son ejemplos de biodiversidad y muestran un elevado número de especies.
PIXABAY/CSIC
Las regiones coralinas son ejemplos de biodiversidad y muestran un elevado número de especies.

Desde el día 19 de diciembre, la biodiversidad de nuestro planeta, esa variedad de seres vivos que existen en nuestra tierra y océanos, ya cuenta con un marco global para su protección, restauración y uso sostenible.

Después de más de dos años de retrasos por parte del país anfitrión, China, debido a la pandemia y a su estricta política de Covid cero, y tras el ofrecimiento de Canadá de acoger la COP15 del Convenio de Diversidad Biológica (CDB), las 188 Partes presentes en Montreal (el 95% de las 196 Partes del CDB de la ONU), así como Estados Unidos en calidad de observador, aprobaron un acuerdo mundial a 2030 que tiene como objetivo primordial frenar y revertir la alarmante pérdida de especies y dirigir nuestras acciones hacia una relación sostenible con la naturaleza.

Este acuerdo histórico y revolucionario por la naturaleza incluye cuatro metas a 2050 y 23 objetivos a 2030 para lograr alcanzar esas metas a 2050.

Dos de los puntos más controvertidos durante las más de dos semanas que han durado las negociaciones finales han sido el objetivo de protección de al menos el 30% de las tierras y océanos de aquí a 2030 y la cuestión de la financiación.

Sobre el objetivo de protección de al menos el 30% de las tierras y océanos, éste supone un salto cuantitativo importante, en relación a los actuales objetivos de protección del 17% y el 10% de las zonas terrestres y marinas del mundo, respectivamente. Pero la conservación per se no es suficiente en muchos casos, por lo que la restauración ocupa también un lugar destacado en el acuerdo. De esta forma, para 2030 se ha de haber completado o iniciado la restauración de al menos el 30% de los ecosistemas terrestres, marinos, costeros y de aguas continentales degradados.

En relación a la financiación, el acuerdo prevé movilizar para 2030 al menos 200.000 millones de dólares anuales de fuentes nacionales e internacionales relacionadas con la biodiversidad, públicas y privadas, y aumentar los flujos financieros internacionales de los países desarrollados a los países en desarrollo, hasta al menos 20.000 millones de dólares al año para 2025, y hasta al menos 30.000 millones de dólares al año para 2030.

Otros puntos destacados del acuerdo son la reducción en 500.000 millones de dólares anuales las subvenciones perjudiciales para el medioambiente, la prevención y control de las especies exóticas invasoras reduciendo los índices de introducción y establecimiento en al menos un 50% para 2030, el papel de los pueblos indígenas y de las comunidades rurales, que desempeñarán un papel clave en la implementación del marco global, y la reducción a la mitad de los desechos alimentarios, reduciendo significativamente el consumo excesivo y la generación de residuos.

Las actividades económicas con un alto impacto en la biodiversidad y en los ecosistemas también ocupan un lugar central en el marco adoptado. En relación a la agricultura, por ejemplo, se ha acordado reducir a la mitad el exceso de nutrientes y el riesgo de los plaguicidas y los productos químicos altamente peligrosos. A su vez, las grandes empresas y las instituciones financieras tendrán que controlar, evaluar e informar de forma transparente de sus riesgos, dependencia e impactos sobre la biodiversidad.

Por otra parte, además del marco global por la biodiversidad, se han adoptado otros acuerdos relacionados con su aplicación, como la planificación, el seguimiento, la presentación de informes y su revisión; el desarrollo de capacidades por parte de los países en vías de desarrollo para que puedan cumplir las obligaciones; y la información de secuencias digitales sobre recursos genéticos, tema que ha sido muy controvertido durante las negociaciones.

Afortunadamente, superadas todas las fricciones y tensiones de las negociaciones, el marco global para la biodiversidad Kunming-Montreal es ya una realidad. No obstante, lo realmente importante viene ahora. Los objetivos del nuevo marco deben cumplirse a finales de esta década y todos los esfuerzos deben centrarse ahora en su correcta implementación. De ello dependerá que, en 2030, podamos decir que muchas de las más de 1 millón de especies actualmente en peligro de extinción seguirán poblando nuestro planeta

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