Se buscan ingenieros en España: la proporción de matriculados disminuye pese a que es una de las ramas con más salidas laborales

Foto de archivo de dos ingenieros observando una turbina.
Foto de archivo de dos ingenieros observando una turbina.
Monty Rakusen / GETTY
Foto de archivo de dos ingenieros observando una turbina.

España busca ingenieros. En los últimos años, la proporción de matriculados en disciplinas relacionadas con la ingeniería ha ido descendiendo considerablemente respecto a otras carreras, incluso aunque se trata de una de las ramas con mejores salidas laborales. El sector, todavía altamente masculinizado, vive ahora una carencia de profesionales y los expertos calculan que de aquí a diez años la economía española necesitará, como mínimo, 200.000 nuevos ingenieros. 

En su último informe, la Fundación CYD alerta de una "preocupante" menor especialización en ámbitos de estudio ligados a las STEM (ciencias, matemáticas, estadística, tecnologías de la información y comunicación, e ingeniería, industria y construcción) en comparación con la Unión Europea (UE). "Esta situación se agrava al observar que la proporción de matriculados en ingenierías está disminuyendo en los últimos cursos. Las mejores perspectivas laborales que ofrecen estos estudios en relación con otros parecen no ser reclamo suficiente para atraer a los estudiantes a titulaciones de esta rama", detalla la investigación.

Una de las hipótesis que baraja la fundación para explicar esa tendencia es que, quizás, los estudiantes universitarios "no disponen de suficiente información a la hora de escoger una carrera universitaria, especialmente sobre inserción laboral". También puede ser -apunta- que a pesar de disponer de esa información, tengan "otras prioridades" (vocación, facilidad de estudios, preferencia personal) a la hora de elegir la carrera. 

Según datos de 2020 y 2021, en España hay más de un millón y medio de alumnos matriculados en estudios de grado en las universidades. Prácticamente la mitad están concentrados en carreras de negocios, derecho, salud, ciencias sociales, periodismo o documentación. En cambio, solo un 12% está matriculado en grados de ingeniería, industria y construcción. Se trata, de hecho, del ámbito que ha experimentado un cambio más sustancial en los últimos cinco años, pues ha bajado hasta dos puntos esa proporción de alumnos. 

Si bien en Europa el número de egresados de los campus de ingeniería está descendiendo, en las economías crecientes, como China o la India, está creciendo. Así lo apunta a 20minutos el director de la Real Academia de la Ingeniería, institución miembro del Observatorio de la Ingeniería de España (OIE), Javier Pérez de Vargas, quien advierte de que, por el contrario, las economías europeas están decreciendo a un rimo del 1-2% anual. Concretamente, el peso de la industria en el PIB español ha descendido en los últimos 20 años del 19% al 14,7%. "Tenemos que revertir eso y mirar hacia un marco generador de empleo de calidad, y eso significa ingeniería", subraya. 

En la OIE publicaron hace unos meses un estudio en el que aseguraban que la economía española necesitará incorporar al menos 200.000 nuevos ingenieros en los próximos diez años. "En general, cuando hablamos con grandes y medianas empresas, todos se quejan de que no encuentran los perfiles adecuados. De alguna manera, estas necesidades profesionales no cubiertas tienen que ver con el decrecimiento de las vocaciones", asevera Pérez de Vargas. 

Eliminar estereotipos y reforzar las matemáticas

Para el director de la Real Academia de Ingeniería, esa falta de vocación bebe de tres causas principales. "La ingeniería tiene unos estereotipos negativos que no la convierten en una carrera atractiva. Para muchos, significa máquinas, poco respeto al medio ambiente y poco trato con las personas. Y eso es un error clarísimo que tenemos que corregir, porque la ingeniería del siglo XXI está centrada en la persona y con un compromiso claro por el medioambiente y el desarrollo social". 

Además, influye mucho la percepción que se tiene de las matemáticas desde las primeras etapas educativas. "Todos asociamos que, para estudiar ingeniería, hay que estudiar matemáticas. Y muchos jóvenes, salvo que se les explique muy bien desde el principio, de alguna manera les cuesta, lo que condiciona esas vocaciones", señala. Según Pérez de Vargas, en España no se terminan de enseñar del todo bien las matemáticas, o al menos no desde el enfoque que se debería. "Hay que mostrarlas bien, como lo que son, algo del día a día mucho más sencillo, para que los niños y jóvenes opten por la ingeniería como una línea de desarrollo profesional", afirma. 

"Los ingenieros somos discretos, nos gusta trabajar, pero quizás no comunicamos con suficiente atractivo lo que hacemos"

La tercera razón que merma en esa decisión de optar por este ámbito, añade Pérez de Vargas, tiene que ver de nuevo con los estereotipos, pero esta vez por la imagen que los propios profesionales dan de su trabajo. "Los ingenieros somos discretos, nos gusta trabajar, pero quizás no comunicamos con suficiente atractivo lo que hacemos. De ahí que en series y películas nos encontremos con historias de médicos, abogados, arqueólogos… pero ningún ingeniero". Haría falta, por tanto, poner un mayor foco en los referentes, para que los jóvenes tengan modelos en los que puedan reflejarse y que, de alguna manera, eso contribuya a generar nuevas vocaciones. 

Solo uno de cada cuatro ingenieros son mujeres

Ahí entra también la cuestión del género. La ingeniería sigue siendo uno de los sectores más masculinizados. Solo el 20% de los profesionales son mujeres, o lo que es lo mismo, apenas uno de cada cuatro ingenieros son mujeres. Falta talento femenino, y eso solo puede solucionarse despojándose, de nuevo, de los estereotipos para despertar las vocaciones técnicas entre las niñas y adolescentes. "Faltan referentes femeninos y de alguna manera las jóvenes sufren esos estereotipos que lo tienen proyectado en su entorno personal. No solo en el colegio, también en casa, porque los padres influyen y condicionan las vocaciones", subraya Pérez de Vargas. 

De hecho, fortalecer este punto conduciría indudablemente a un crecimiento de los matriculados en las áreas de ingeniería, y permitiría cubrir esa falta de talento en el sector. Con todo, aunque esa proporción de ingenieras femeninas es especialmente baja, se ajusta a la media de las grandes economías europeas, como Francia (22%), Italia (18%) o Alemania (17%).

Un sector muy bien pagado y con muy poco paro

Las ingenierías y afines son, junto a la informática, el ámbito con mayor inserción laboral de todos los analizados: el 93% de los matriculados acaban empleados, según CYD. Los datos que baraja el OIE, sin embargo, son incluso mejores. Calculan que la cifra de ocupación de la profesión es del 98%. 

"Y ese 2% sobrante no tiene por qué significar que estén desempleados. Es una estadística y es el periodo de cambio de empleo, lo que llamamos desempleo estructural o transitorio", incide Pérez de Vargas. "En términos prácticos, ingeniería significa pleno empleo", añade el ingeniero, quien subraya que es, igualmente, una de las especialidades mejor pagadas.

"Tenemos que impulsar una nueva generación de universidades más próximas a la sociedad"

El panorama, por tanto, es el siguiente: la economía española necesita más ingenieros, hay que reforzar las vocaciones para enmendar ese desajuste entre oferta y demanda, y urge cambiar el relato que se da sobre el sector, para hacerlo más atractivo para las nuevas generaciones. 

Todo ello, además, teniendo en cuenta el papel crucial de las universidades, que, a juicio de Pérez de Vargas, deberían actualizarse y adaptarse a las necesidades de las empresas. "Que entre todos generemos una nueva generación de universidades más próximas a la sociedad, a la empresa. Centrados no en la cuenta de resultados de las empresas, sino en las necesidades de la sociedad", pide el director de la Real Academia de Ingeniería. 

Preguntado por qué mensaje le trasladaría a un niño, o a un joven que quizás tiene cierta curiosidad por el sector, pero que no termina de animarse, Javier Pérez de Vargas lo tiene claro: "Le diría que la ingeniería es el mejor camino para alcanzar tu felicidad profesional, ayudando a los demás y contribuyendo a la seguridad del planeta". 

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