Sector eólico, eléctricas y el operador OMIE se alinean con Alemania y rechazan el plan del Gobierno para reformar el mercado eléctrico

  • OMIE: "No tiene ningún sentido matar al mensajero, no hay que matar al mercado porque los precios son altos".
  • España propone un nuevo sistema más regulado, con contratos a plazo y que decida cuánta energía y a qué precio.
  • ​Berlín encabeza una propuesta que, por el contrario, descarta una reforma total y plantea medidas quirúrgicas.  
Teresa Ribera y el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, en Bruselas el diciembre pasado.
Teresa Ribera y el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, en Bruselas el diciembre pasado.
Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Teresa Ribera y el ministro alemán de Economía, Robert Habeck, en Bruselas el diciembre pasado.

La Comisión Europea cerró este lunes su consulta pública para recabar ideas sobre la reforma del mercado eléctrico y en las últimas horas se han alzado voces tanto en el sector en España como por parte de otros siete países, encabezados por Alemania, para que la propuesta que se espera del Ejecutivo comunitario el 14 de marzo no suponga una reforma integral de la manera de gestionar la demanda de la electricidad y fijar precios como plantea España. En su lugar Berlín ha planteado aparcar una reforma total y dejarla en medidas concretas, de tipo quirúrgico. En Madrid, el sector de la energía eólica, Iberdrola y Endesa y el operador del mercado OMIE han dejado claro este lunes que están en esta línea y han rechazado el planteamiento español que consideran excesivamente regulado y que elimina el mercado diario, que frente a lo dicho hace meses por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, creen que "ha funcionado".

"Lo que no tiene ningún sentido es matar al mensajero. No hay que matar al mercado porque los precios son altos. Los precios son altos porque hay otros problemas estructurales que son los que hay que atender", ha afirmado Carmen Becerril, presidenta de la OMIE, en la jornada Eólica y Mercado organizada por la Asociación Empresarial Eólica (AEE), donde su voz no ha sido la única en contra de la propuesta de reforma planteada por el Gobierno español en Bruselas e incluso de la reforma del mercado eléctrico en sí mismo. 

OMIE es el operador del mercado eléctrico en la península Ibérica y el responsable de hacer cada día las 24 subastas que configuran el mix energético y el precio de la electricidad, una por cada hora. Su actividad está ceñida al mercado diario, precisamente el que trata de minimizar la propuesta de reforma del Gobierno, para sustituirlo por contratos a largo plazo, para contratar la generación de electricidad con renovables mediante subastas que estarían dirigidas por un regulador estatal. Para el operador, la reforma del mercado de la UE parte del "error político" por parte de Von der Leyen de hacer suyo el estado de opinión entre los ciudadanos, que exigían actuar frente a los altos precios de la electricidad en el actual "tiempo de guerra". "Para mí, el mayor error ha sido la declaración de la señora Von der Leyen diciendo que este mercado ha dejado de hacer justicia, contaminando el debate", ha apuntado el director de Relaciones Institucionales de OMIE, Rafael Gómez- Elvira.

Sobre las formas, la presidenta de OMIE ha censurado que se apueste por una reforma de un sistema que "ha funcionado" para fijar los precios de la electricidad, tanto en lo más de 23 años en los que la luz constaba alrededor de 50 euros el MWh como en 2022, cuando la subida también respondió a las señales económicas. En su lugar, la UE debería avanzar en las interconexiones eléctricas, en hacer sistemas más flexibles en la demanda, que es "lo que puede asegurar la transición energética", ha dicho Becerril.

"Deberíamos estar analizando cómo acelerar el proceso [de renovables], reducir más rápido la dependencia, independizarnos del gas y minimizar su impacto en la economía y lo que nos ponen es una reforma eléctrico, una reforma abierta que genera incertidumbre", ha señalado el director de Regulación de Iberdrola, Patxi Calleja

El subdirector de Regulación de Endesa, Eduardo Moreda, ha cuestionado que el Gobierno quiera basar la demanda eléctrica en subastas reguladas, que cree que terminarán afectando a los contratos privados, los PPA, que por tanto también quedarán sometidos a la regulación. En términos generales, como los representantes de OMIE e Iberdrola, Endesa tampoco cree en una reforma integral del mercado que fija el precio de la electricidad en la UE. "No es un problema de fallo de diseño del mercado sino de falta de desarrollo", ha dicho. El presidente de la AEE, Juan Diego Díaz, ha reclamado que la reforma "garantice la libertad de todos los actores, sin limitaciones y obligaciones", así como "un plan de transición", con pruebas de fallos y ajustes, para no pasar "de un día a otro" del modelo actual al que se acuerde para el futuro.

Alemania pide solo ajustes

Estos puntos de vista sitúan al sector de eólica y electricidad en España más en línea de una reforma más quirúrgica que integral, tal y como han planteado Alemania y otros seis países de la UE a Bruselas, donde este lunes se cerró el plazo de la consulta pública que abrió en enero la Comisión, previa al borrador de reforma que el sector y los Estados miembros presente el próximo 14 de enero.

En este periodo de consultas, España fue el primer Estado miembro en presentar nada más terminar la Navidad una propuesta de reforma que daría la vuelta al mercado eléctrico con el objetivo principal de desacoplar el gas de la formación del precio de toda la energía. Para ello, propone un sistema centrado en las energías renovables y con más peso de los contratos a largo plazo frente al mercado diario, que se cerrarían preferentemente mediante subastas reguladas por cada Estado miembro. El gas quedaría como una opción marginal  y ya no marcaría el precio de toda la electricidad, en un mercado de capacidad junto para asegurar el suministro y junto, por ejemplo, a las soluciones de almacenamiento de renovables.

Además de ser la primera, la propuesta española es la más radical e intervencionista de las que han ido conociendo. Poco después, Francia hizo la suya, similar a la española pero con mucho más margen para los contratos privados de energía. En la cumbre hispano-francesa de Barcelona de enero, Pedro Sánchez y Emmanuel Macron se aliaron para hacer posible la reforma del mercado eléctrico, preferiblemente en base a su planteamiento, durante la Presidencia española en la UE, entre julio y diciembre de este año. 

Coincidiendo con ello, el vicecanciller y ministro de Economía de Alemania, Rober Habeck, hizo las delicias del Gobierno cuando en una entrevista con el principal diario económico de su país, Handelsblatt, dijo que la propuesta española era "muy interesante" y algo que "se puede debatir". "Es algo muy especial que diga esto porque el año pasado pasado había posiciones opuestas entre España y Alemania respecto al tope del gas", dijo Habeck en enero. Sin embargo, un mes después, la contribución de Berlín a la consulta de la Comisión Europea para reformar el mercado eléctrico va por derroteros diametralmente opuestos a la diseñada por la vicepresidenta tercera, Teresa Ribera.

Frente a la reforma total, Alemania, Dinamarca, Estonia, Finlandia, Letonia, Luxemburgo y Países Bajos rechazan que Bruselas haga una gran revisión del mercado eléctrico de la UE y en su lugar apuestan por medidas más afinadas, más dirigidas. "Cualquier reforma que vaya más allá de ajustes quirúrgicos en el marco existente debería someterse a un estudio de impacto en profundidad y no debería adoptarse en un contexto de crisis", dicen en una carta a la Comisión Europea, donde plantean una reforma que Iberdrola califica de "más optimista" y "voluntariosa".

Estos países, muchos de ellos alienados generalmente con las posturas económicas más duras, defienden que el mercado ha funcionado y que debe velarse por que haya precios asequibles pero también seguridad de suministro, así como por un mercado único que las subastas de energía por parte de cada regulador nacional como plantea España podría poner en peligro tal y como lo ve el sector en España. El foco, aseguran, debe ponerse en el despliegue de energías renovables. Si la propuesta española busca acabar con el precio marginal del gas -que marca el del resto de tecnologías, más baratas, aunque su participación sea mínima-, la propuesta que promueve Alemania reafirma el sistema marginalista como una forma de incentivar la inversión en renovables, más baratas que el gas. Si el plan de Ribera pone en el centro la subastas reguladas, en las que espera que poco a poco se vayan diluyendo los contratos privados, el centro y norte de Europa pide justo lo contrario, "reforzar" e "incentivar" los llamados Power Purchase Agreements (PPA).

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