Sánchez sella su alianza con Marruecos con una descafeinada cumbre en la que faltaron Mohamed VI y compromisos firmes

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanuch. Al lado, una foto del rey Mohamed VI.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanuch.
EFE/EPA/JALAL MORCHIDI
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanuch. Al lado, una foto del rey Mohamed VI.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanuch.
EFE - ATLAS

No parece casualidad que Madrid y Rabat, a diferencia de la última vez que el presidente Pedro Sánchez viajó a la capital de Marruecos el pasado año, compartan hora. En sentido literal y también metafórico porque parece que por fin ambos gobiernos han optado por remar en una misma dirección. Así ha quedado firmado y constatado con la reunión de alto nivel (RAN) que los ejecutivos de ambos países celebraron este jueves. Moncloa define como "histórico" el encuentro por lo que ha supuesto -sella una relación de confianza, ambos reconocen la soberanía del otro sobre el Sáhara Occidental y sobre Ceuta y Melilla, se comprometen a evitar las "ofensas" y cierran importantes acuerdos comerciales-, pero lo cierto es que la sensación es la de una cumbre descafeinada que comenzó a deslucir el día antes de comenzar tras conocerse la negativa de Mohamed VI a recibir al jefe del Ejecutivo español.

Tampoco las conclusiones del acto han mejorado en demasía el resultado: los dos gobiernos sellaron 74 puntos de acuerdo, pero en la mayoría reinan las palabras gruesas más que los hechos consumados. La parte más positiva del pacto es, sin duda, que el objetivo de lograr una relación estable con el país vecino -pese a que esto lo confirmarán los años- parece que se cumplirá, pues se han sentado unas bases sólidas. Se ha puesto negro sobre blanco la obligación de mantener una relación basada en la confianza y el diálogo, incluso en aquellos temas que sean incómodos de hablar, según destacó el jefe del Ejecutivo español.

Asimismo, Sánchez también se trae consigo el reconocimiento implícito por parte de Marruecos de que la soberanía de Ceuta y Melilla, las dos ciudades autónomas, reside en España. A cambio, España ratifica el giro sobre el Sáhara Occidental que realizó el presidente del Gobierno en el pasado año rompiendo con 46 años de neutralidad. "En cuanto a la cuestión del Sahara Occidental, España reitera la posición expresada en la Declaración Conjunta adoptada el 7 de abril de 2022", reza el punto ocho. Esto es, que el Gobierno reconoce como la "más creíble" la propuesta de autonomía de Marruecos sobre el territorio del que España sigue siendo administrador de iure

Este cambio supuso una ruptura de relaciones con Argelia y el cabreo de la oposición. También de Unidas Podemos, la parte minoritaria del Ejecutivo. "Pero los resultados están ahí", señalan desde Moncloa. "Solo hay que mirar lo que hemos conseguido en diez meses", asegura una de las asesoras del presidente, que recuerda que hace casi dos años ambos países sufrían una gran crisis diplomática por la atención médica a Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, que defiende la independencia del Sáhara Occidental.

En este sentido, el Gobierno ha arrancado a Marruecos el compromiso de que evitarán las "ofensas" a la soberanía. Y viceversa. "Vamos a evitar todo aquello que sabemos que ofende a la otra parte, especialmente, en lo que afecta a nuestras respectivas esferas de soberanía", señaló el presidente al inicio del plenario. 

Otra cuestión que refiere a las ciudades autónomas es la reapertura de las fronteras comerciales. El empeño por abrirlas sigue, pero el calendario continúa sin ser público y ya va tarde. Lo acordaron así hace un año Sánchez y el rey de Marruecos y lo han refrendado este jueves los gobiernos. Sin embargo, todavía sigue siendo un misterio el cuándo. Moncloa alega "motivos de seguridad" para no facilitar el calendario de un hecho que, dicen, se producirá pronto.

Tanto en Ceuta como en Melilla comenzaron las primeras pruebas la semana pasada, fechas en las que estaba anunciada por el Ejecutivo su puesta en marcha oficial. En el caso de la primera ciudad autónoma, la aduana comercial no existía. En el segundo, es una realidad desde hace tiempo, pero lleva cerrada cuatro años y medio, tras clausurarla el Ejecutivo marroquí de forma unilateral el 1 de agosto de 2018. Esto supuso un grave efecto económico en la economía melillense: según datos de la CEOE, en el año anterior de su cierre se habían facturado 40 millones de euros.

En lo que respecta a Ceuta y Melilla, también es destacable que gracias a esta asociación, que comenzó a intensificarse hace diez meses, España es el único país europeo del Mediterráneo que ve cómo descienden las cifras de llegadas de inmigrantes irregulares. En enero de 2023, llegaron menos de 3.000 migrantes de forma irregular a España, una caída del 69,3% en Ceuta y Melilla y de un 82%, en Canarias respecto al pasado año, según cifras del Gobierno. En cuanto a la lucha contra las mafias, desde el Ejecutivo subrayan que en diez años las Policías marroquí y española han acometido 279 operaciones con casi 500 personas detenidas. Sobre estos ámbitos, poco concreto añade la declaración conjunta más allá del compromiso de "intensificar" el retorno de migrantes en situación irregular.

Otra cosa a destacar es la oportunidad de inversión que se abre en Marruecos para las empresas españolas. Sin ir más lejos, el país norafricano abrirá a inversores españoles el desarrollo de proyectos renovables. Eso sí, el cargo del crédito de 800 millones de euros lo concederá España. Fuentes gubernamentales destacan que se espera llegar a los 20.000 millones de euros en intercambios comerciales de importaciones y exportaciones y a las 1.000 empresas españolas afincadas en Marruecos. "Esta RAN abre un mercado de 4.000 millones de euros", apuntan desde Presidencia del Gobierno.

Con todo, a Moncloa le han jugado una mala pasada las expectativas creadas. El lunes, dos días antes de que el presidente desembarcara en Rabat con medio Gobierno -11 de 23 ministros-, las esperanzas eran altísimas. Algunas de ellas se han cumplido, pero en los dos días en los que Sánchez ha estado en la capital marroquí se han sucedido una serie de acontecimientos que han empañado en cierta manera los resultados de la nueva alianza hispano-marroquí. Empezando por el plantón de Mohamed VI. 

Nada más entrar el presidente a la clausura del foro económico que se celebraba el miércoles a comienzo de la tarde, saltaba la noticia de que el monarca no recibiría al jefe del Ejecutivo esta vez, sino que se cambió por una llamada telefónica que duró media hora, "lo que dura una audiencia en persona". La dio el presidente con un tuit. Y los titulares comenzaron a saltar. Uno detrás de otro. El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, trató de minimizar la crisis, pero un fallo comunicativo truncó sus planes. Para más inri, su equipo llegó a opinar que los periodistas estaban "explicando mal" la cumbre.

Moncloa también reaccionó asegurando que sabían de antemano que Mohamed VI no estaría en Marruecos, por lo que no contaban con dicha audiencia privada. Sin embargo, no habían cerrado la puerta a esa posibilidad en los días previos. Más aún, podía intuirse que se iba a producir, ya que era algo tradicional en estos eventos: Mohamed VI recibió a José María Aznar en la reunión de alto nivel de 2003 y a Mariano Rajoy, en la de 2012. De nuevo, desde el palacio presidencial trataron de restar importancia al asunto. Además de repetir el valor que para España tenía la cumbre, recordaron sin cesar la relación personal que une a Sánchez y al monarca. Con todo, no deja de ser cierto que el año pasado, el presidente fue invitado al desayuno con el que Mohamed VI rompía el ayuno del Ramadám, algo al alcance de pocos dirigentes mundiales.

La dimensión de esta crisis fue tal que el primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, trató de enmendarlo en los eventos posteriores. En los diferentes discursos que ofreció este jueves, señaló la "implicación personal" de Mohamed VI en la cumbre. "El rey ha seguido todo el desarrollo de la reunión y apoya todos los acuerdos firmados", añadió el dirigente, que certificó que "las relaciones bilaterales nunca han llegado a este nivel de cooperación y coordinación".

También se ha destacado en el acuerdo bilateral las magníficas relaciones que mantienen los dos países: se habla de "relaciones de excelencia" y del "deseo de enriquecerlas permanentemente", además de felicitarse por el trabajo hecho. Marruecos destaca "la proyección internacional multidimensional" de España. España, "la dinámica de apertura, progreso y modernidad que vive Marruecos".

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