Los vecinos de Batán vuelven a señalar al centro de menores tras varios robos: "Hasta que no pase algo grave no van a hacer nada"

  • Los robos en viviendas y con violencia han aumentado en los últimos meses, según denuncian los vecinos.
  • ​La Comunidad prometió trasladar el centro de menores de la zona a Barajas para acabar con el malestar vecinal.
fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Inseguridad en la zona de Batán
Una mujer camina hacia la entrada del Metro de Batán en la Casa de Campo, donde se han denunciado varios robos en las últimas semanas.
José Rodríguez
fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Inseguridad en la zona de Batán

"A mi me han acusado de ser de Vox y a él le han dicho que es un progre, nos han dado palos por los dos lados", declara Alberto, un vecino de Batán de 39 años, sobre él mismo y su acompañante, Javier Rodríguez, de 31 años y también oriundo de la zona.

Ambos han estado presentes en las movilizaciones vecinales que comenzaron en 2020, cuando los robos con violencia empezaron a multiplicarse en este barrio obrero del sur de Madrid, encajonado entre la carretera de Extremadura y la Casa de Campo y habitado por siete millares de personas.

La mirada de los vecinos que denuncian esta delincuencia se dirige irremisiblemente hacia el interior de la Casa de Campo. A pocos minutos de camino desde el barrio se ubicó, durante décadas, el albergue juvenil Richard Schirrmann. Por aquí caminaban, en palabras de Alberto, "mochileros de toda Europa".

Desde 2019, sin embargo, el complejo ha cambiado su uso. La Comunidad de Madrid decidió alojar aquí una residencia de primera acogida con capacidad para 50 menores tutelados de entre 14 y 17 años ante el colapso del centro de Hortaleza. Muchos de los niños y adolescentes que llegaron aquí eran extranjeros, la mayoría, de origen magrebí.

fotografo: Jose Gonzalez [[[PREVISIONES 20M]]] tema: Inseguridad en la zona de Batán
Un hombre camina con su perro por la entrada al centro de menores ubicado en la Casa de Campo.
José Rodríguez

Tanto Alberto como Javier estuvieron presentes en las dos concentraciones que se organizaron en 2020 para pedir soluciones y en las posteriores reuniones con representantes de todos los partidos presentes en el Ayuntamiento de la capital.

A ambos acuden los vecinos que han vivido en sus carnes o han oído sobre robos y, tras un inicio de año que califican de “tranquilo”, aseguran que, desde octubre, varios casos han vuelto a generar una sensación de inseguridad entre los vecinos de Batán. "La sensación de inseguridad es subjetiva", admite Alberto. “"Pero, al final, están pasando cosas, es evidente porque se está viendo en las noticias y eso ayuda a que haya esa sensación".

Atracos y robos en viviendas

A finales de noviembre, el hijo de Paula -nombre ficticio- salió del metro de Batán por la boca que da a la Casa de Campo, el punto donde se concentra el mayor número de atracos. Ya era de noche y el habitual trasiego de asistentes al Parque de Atracciones, cuya entrada está a escasos metros, se había diluido. La zona estaba desierta y oscura.

"Le asaltaron tres personas, le dieron un manotazo y le quitaron el móvil", relata Paula sobre su hijo, que se refugió en la vecina escuela taurina con varios de los alumnos de la misma que salieron a socorrerle tras el robo. Esa misma noche la policía detuvo a los tres jóvenes, que estaban tutelados en el centro.

"Desde entonces, tenemos, no miedo, pero vamos con mucha más precaución, porque estos chavales merodean a sus anchas por la estación de Batán que no tiene vigilancia", declara Paula. "Vemos que esto no tiene solución, los casos se suceden uno tras otro, todos los días hay algo y a las instituciones parece que les importamos bastante poco, hasta que no pase algo grave no van a hacer nada. Lo que pedimos es que o cierren este centro o que a los chavales más conflictivos se los lleven a otro lado".

"Vemos que esto no tiene solución, los casos se suceden uno tras otro"

Precisamente en la puerta del Parque de Atracciones tiene su quiosco de helados Salva, de 36 años, cuya familia tiene otros quioscos ubicados en distintos puntos de la Casa de Campo.

"En mi quiosco entraron por última vez el verano pasado, pero al quiosco de mi madre, que está en Lago, han entrado seis veces y los hemos visto en las cámaras y les ha cogido la policía dentro alguna vez. Son siempre los mismos, unos chavalillos jóvenes que están en el centro", declara Salva. "Rompen los candados de la puerta y acceden dentro y en el de mi madre se llevaron unos 300 euros de cambio, loterías y el destrozo que hacen".

Todos coinciden, el centro de menores de Casa Campo, según defienden estos vecinos, no es el lugar adecuado para alojar a estos menores por estar en un lugar aislado, de difícil acceso y en el que es fácil escabullirse en la noche si se ha cometido un delito. "La solución es cambiarlos de centros a un sitio que estén más controlados porque, ahí, en la Casa de Campo, se saltan las vallas, se van por fuera, hacen lo que quieren y es un sitio tan grande, se pueden esconder en cualquier recoveco".

Durante el mes de noviembre, se produjeron cuatro robos en viviendas ubicadas en primeros pisos de bloques de la zona después de que los asaltantes accedieran trepando por la fachada. El último gran incidente tuvo lugar el 21 de diciembre, cuando tres hombres lanzaron por las escaleras del metro una joven de 22 años para robarle el móvil.

Javier estuvo con ella, que describió a sus agresores como tres jóvenes con apariencia magrebí. "Una trabajadora social del centro la acusó de ser racista por decir eso", declara Javier, que califica el centro como "un lugar en mitad de la nada, perfecto para cometer todo tipo de delitos".

Instrumentalización política

Javier fue entrevistado en 2020 en una de las concentraciones organizadas por los vecinos del barrio. Entonces, declaró: "Quiero dejar claro que este es un barrio antifascista y antirracista y no queremos discriminar a nadie", generando las mofas de uno de los líderes nacionales de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, que tuiteó su intervención apostillando: "Nunca he visto a un progre aplicarse a sí mismo su propio discurso".

Por aquí pasó, en pleno auge del malestar vecinal, el líder nacional de Vox, Santiago Abascal, que puso a Batán como "un ejemplo de lo que implica la llamada a la inmigración ilegal". En esa misma visita, la candidata de Vox al Gobierno de la Comunidad de Madrid, Rocío Monasterio, aseguró que los vecinos de Batán no se atrevían ni a salir a la calle por miedo.

Monasterio volvió a este barrio en la campaña electoral de las regionales de 2021 -en las que Vox sacaría menos de un 9% de los votos en Batán- para volver a pedir el cierre del centro de menores alegando que "en otras culturas, como la musulmana, a las mujeres y los homosexuales" no se les respeta.

Ningún otro político del ámbito municipal ni regional ha optado por visitar el barrio con motivo de la inseguridad que denuncian los vecinos. Sí que hubo reuniones entre los vecinos y representantes de todas las formaciones con representación en el Ayuntamiento. Más Madrid, la principal fuerza de la oposición tanto en el Ayuntamiento como en la Asamblea regional, emitió un comunicado en apoyo a los vecinos y en la reconversión del centro de menores en un albergue de nuevo.

Los vecinos también se reunieron con el entonces consejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid, Alberto Reyero, al que echaron en cara que se estuviera alargando una situación teóricamente provisional con contratos de emergencia. La respuesta de la Comunidad, la Administración responsable de este recurso que había gestionado hasta entonces la Fundación Diagrama, fue firmar un contrato de dos años con la Fundación Antonio Moreno, otra entidad privada.

"Yo, ahí, tiré la toalla", declara Alberto. "Sentí que había fracasado, después de organizar manifestaciones impecables, sin mencionar la palabra mena -acrónimo de menores extranjeros no acompañados-, habiendo prometido a la gente que esto funcionaría y solo conseguimos lo contrario, que se eternizara".

El traslado a Barajas que no ocurrirá

Para sorpresa de los vecinos, hace un año, Concepción Dancausa, la consejera de Familia, Juventud y Política Social de la Comunidad de Madrid, anunció el cierre del centro de Casa de Campo y el traslado de los menores allí acogidos a otra nueva instalación que se estaba adaptando en un polígono de Barajas.

El pasado mes de mayo, la Comunidad de Madrid anunció que el centro se cerraría en noviembre. Un mes antes de esa fecha, sin embargo, Dancausa admitió que no se cumpliría el calendario de cierre y que este se postponía indefinidamente ante el nuevo requerimiento del Gobierno central de que todas las autonomías acogieran a menores procedentes de Canarias, Ceuta y Melilla.

"Ya no creo que volvamos a organizar concentraciones nosotros, como la cosa estuvo mejor, se desmovilizó mucho la gente y habría que levantarlo todo de cero y segundas partes nunca fueron buenas", se lamenta Javier.

"Nosotros hicimos un esfuerzo para que no hubiera un movimiento violento ni xenófobo y que todo se encauzara por medios democráticos, si no ha habido una sola agresión racista en todo este tiempo ha sido por nuestro trabajo", declara Alberto. "Pero no nos hicieron caso y, ahora, nosotros ya no vamos a estar detrás y no sabemos qué podrá pasar".

Es difícil constatar si esta percepción vecinal se traduce en datos sobre un aumento de criminalidad en la zona. Fuentes de Delegación de Gobierno afirman que no se ha identificado ningún incremento de delitos en ese área.

No obstante, la aparición de varias informaciones en prensa sobre robos en domicilios llevó a la Policía Nacional a elaborar un informe interno sobre ello en el barrio de Batán. La conclusión principal fue que la incidencia de este tipo de delitos en ese barrio no era particularmente alta y que se habían producido cuatro robos en noviembre, pero ninguno en diciembre. Solo el 7% de los robos con fuerza en domicilio ocurridos en el distrito de La Latina en 2022 habían tenido lugar en el barrio de Batán.

En cuanto a los robos con violencia e intimidación, la tendencia en todo el distrito de Latina -no existen datos desagregados por barrios- es de un claro descenso en los últimos años. Si sacamos de la ecuación al año 2020, anómalo por el confinamiento, vemos como en los tres últimos meses del año se produjeron en 2019 220 robos, en 2021, 138 y, este año, hasta el 27 de diciembre, había habido 110.

Los datos, a pesar de todo, podrían no ser demasiado ilustrativos, al estar Batán justo al límite entre los distritos de Latina y Moncloa-Aravaca, por lo que, si el delito se comete en el interior de la Casa de Campo, computaría en este último distrito.

Miembros de la Asociación de Vecinos Casa de Campo El Batán se reunieron hace unas semanas con representantes de Policía Nacional y Municipal para trasladarles la inquietud que estaba empezando a extenderse de nuevo por el barrio.

"Nos dijeron que, efectivamente, había unas denuncias y que había habido una serie de robos que estaban investigando y que se iban a poner los medios para que estos se evitara", declara Cándida Campiña, presidenta de la asociación.

- Los vecinos piden que se saque el centro del barrio, ¿es la solución trasladar a los menores a otra zona?

- "No es una cuestión de trasladarles", declara Campiña. "Yo creo que no se puede meter a los chicos en un sitio tan aislado y tan sumamente apartado de la ciudad porque tiene que haber una integración, ni tampoco pueden quedarse en la calle cuando cumplan los 18, lo que aquí falla realmente es el sistema".  

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