Las estufas de gas resisten a su último invierno en las terrazas de Madrid: "El Ayuntamiento debe agilizar el permiso para poner eléctricas"

Imagen de un velador en el bulevar de Sainz de Baranda en Madrid
Imagen de un velador en el bulevar de Sainz de Baranda en Madrid
Guillermo Azaola
Imagen de un velador en el bulevar de Sainz de Baranda en Madrid

Al noreste de Francia, la ciudad de Rennes se convirtió en 2020 en la primera metrópoli de más de 200.000 habitantes en prohibir el uso de estufas de gas en el exterior. Entonces, se hizo muy popular un estudio de la consultora especializada en transición ecológica Carbone 4 que calculó que un brasero que funcionara ocho horas al día emitía tanto CO₂ como un coche en un trayecto de 90 kilómetros. Dos años más tarde, Madrid capital se encamina a seguir el ejemplo medioambiental de la capital de Bretaña. Los calefactores de propano tienen fecha de caducidad en las terrazas madrileñas: el 31 de diciembre de 2023.

La nueva Ordenanza de Terrazas de Hostelería y Restauración, aprobada en enero de este año, lo deja muy claro: a partir de 2024 "no podrán instalarse estufas de gas, como tampoco aquellas que emitan gases de efecto invernadero a la atmósfera". El proyecto impulsado por el Área Delegada de Coordinación Territorial, dependiente de Silvia Saavedra, salió adelante con los votos de PP, Ciudadanos y Grupo Mixto. Ya en 2017, Manuela Carmena planteó seriamente acabar con ellas, un proyecto muy aplaudido en Europa, que finalmente nunca llegó a buen puerto.

Las famosas 'setas' proliferaron en España al calor de la reforma de la ley antitabaco de 2011, que prohibía fumar en espacio de uso colectivo como bares, restaurantes o discotecas. Esto hizo de las terrazas un gran negocio, si bien el aldabonazo definitivo fue la pandemia del coronavirus. Con el veto al servicio en barra y la recomendación de no consumir en espacios cerrados, la climatización de los veladores se convirtió en la salvación para miles de locales en Madrid. Y las setas crecieron como hongos por toda la capital.

Estufas de gas amontonadas en una terraza de la calle de Jardín de San Federico.
Estufas de gas amontonadas en una terraza de la calle de Jardín de San Federico.
Guillermo Azaola

Tal y como explicó la vicealcaldesa, Begoña Villacís, una de las principales promotoras de la nueva normativa, la tendencia ya está cambiando. "Hasta octubre de 2022 se han pedido 2.367 estufas eléctricas y 1.529 de gas", sostuvo en el último pleno de Cibeles. Lo que supone que en la actualidad hay un 54% más de aparatos menos contaminantes, un hecho del que dijo sentirse "muy orgullosa", frente a Barcelona que se había tomado "más distendidamente" el destierro de estos calefactores al obligar a su retirada en 2025.

A pie de calle, la sensación es muy distinta, ya que no parece haber una prisa excesiva para expulsar los malos humos. En la zona de Retiro, encontrar una estufa eléctrica no es tarea fácil. "Aquí son todas de propano", aclara una camarera desde el otro lado de la barra. "Son legales, ¿no? Creo que los jefes las quieren cambiar, pero de momento tiramos con estas... Son más baratas y calientan que no veas", dice otro anónimo cuya terraza se emplaza en el bulevar de Sainz de Baranda. En esa hilera de bares, como en la de Ibiza, solo hay un par de locales que trabajen con fuentes de electricidad sin emisiones.

—Hace un año que las compramos, estamos muy contentos con ellas, dice uno de los empleados de una de las terrazas cercanas a la calle Fernán González. Al filo de las once de la noche, con un frío de justicia, atiende a la una única pareja que se resguarda en el velador.

—Tantas lámparas para solo dos personas... ¿Consumirán mucho no? Y, ¿cuánto le costaron?

—Nada... 2.200 W [dice consultando la información en una de las luminarias]. Me costaron como 300 euros cada una. Ahorita, están subiendo de precio porque todo el mundo las quiere.

Los trámites para las ayudas a las estufas eléctricas

Una de las 63 medidas que acordaron los 'carmenistas' del Grupo Mixto con el Gobierno municipal para brindar su apoyo a los Presupuestos de 2022 fue lanzar una línea de subvenciones para ayudar a los hosteleros a sustituir las estufas de gas por otras alimentadas por fuentes de energía no contaminantes, fundamentalmente eléctricas. "El objetivo era facilitar esa sustitución sin que ello supusiera un coste añadido", comenta a 20minutos uno de los tres ediles que firmó el acuerdo. "Solo una estufa eléctrica te puede costar 300 euros, y a eso hay que añadir la toma de corriente y el coste de la obra, puesto que los cables tienen que ir soterrados", apunta José Antonio Aparicio, presidente de Hostelería Madrid, la patronal de los empresarios hosteleros en la Comunidad.

Así nacieron el pasado mayo las denominadas 'Ayudas Cambia 360', a las que el Consistorio reservó dos millones de euros, no pudiendo superar dicho incentivo el 50% del coste de la operación. "No estábamos de acuerdo con quitar las estufas, pero por lo menos una ayuda empujaba a hacer los cambios", dice el representante hostelero. Varios meses después, "la línea de subvenciones no ha tenido excesivo éxito", valora él mismo, en plena inflación, cuando los locales siguen arrastrando las consecuencias económicas derivadas de la pandemia. El problema estriba en el permiso que requiere "hacer un socavón para acometer la obra". "La administración debería agilizarse: te conceden la licencia y luego son lentos para darte el permiso. Hay una pequeña contradicción". 

Terrazas con calefactores. Setas [[[20M FOTOGRAFOS]]][[[20M ARCHIVO]]] Id: 2020-2488449 Fecha: 13/10/2020 Propietario: (20M) 20 MINUTOS Autor: (20M) PARÍS, JORGE descri: Terrazas con calefactores. Setas [[[20M FOTOGR
Un estufa eléctrica en la Plaza Mayor
Jorge París

Mucho más duro con las ayudas es un hostelero de la zona de Retiro. "Te invito a que intentes pedirla y ver que... no hay. Pero desde el primer día que salieron. Es costoso y luego están los tiempos al pasarlo por el registro, que den la aprobación y la contestación. Es un gran fallo de Villacís haber querido imitar el modelo europeo de las terrazas y lo van a pagar en las elecciones", sentencia. En el Grupo Mixto, por su parte, se sienten decepcionados. "Como todo lo que hace Almeida, tarde y mal. Tenemos la sospecha de que no la publicitaron lo suficiente para que los hosteleros se hayan enterado y que el nivel de solicitudes va a ser muy bajo. Para asegurarnos hemos pedido información en la Comisión de Medio Ambiente" que se celebra esta semana. Desde el departamento que lidera Borja Carabante se abstienen de dar ningún dato antes de la celebración de la mesa redonda. 

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