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No infantilizar, clave para prevenir el abuso sexual entre menores con discapacidad: "Cuanta más información tengan, mejor"

  • Las menores con alguna discapacidad tienen cuatro veces más riesgo de sufrir violencia sexual.
Una mujer con discapacidad trabaja en una oficina.
Joven con discapacidad.
SERVIMEDIA
Una mujer con discapacidad trabaja en una oficina.

Según datos de la Macroencuesta de Violencia Contra la Mujer de 2019, las mujeres con discapacidad son mucho más vulnerables a padecer violencia sexual que las mujeres sin discapacidad. De hecho, un informe elaborado por el Parlamento Europeo y que recoge CERMI Mujeres alerta de que casi el 80% de las mujeres con discapacidad es víctima de la violencia y de que tienen un riesgo cuatro veces mayor que el resto de las mujeres de sufrir violencia sexual.

En este estudio se denuncia que, a pesar de esta situación, los programas de lucha contra la violencia de género no tienen en cuenta a las mujeres y las niñas con discapacidad, y algunos de los servicios o bien no están disponibles o son inasequibles. Además, los programas de promoción de los derechos de las personas con discapacidad tampoco incluyen una perspectiva de género.

Estas estadísticas justifican que los padres de adolescentes con discapacidad estén aún más preocupados si cabe que el resto de padres, pues se enfrentan al crecimiento de estas chicas sin saber cómo afrontar ciertos temas, como puede ser la prevención del abuso, el sexo la violencia, del uso de redes sociales…

Teniendo en cuenta estos datos y esta preocupación, desde Amanixer, la Asociación aragonesa de mujeres con discapacidad y la Fundación Dfa, llevan a cabo talleres para prevenir este tipo de abusos desde la niñez y la adolescencia. Los talleres, que implican tanto a los padres como a las adolescentes, van sobre todo enfocados a atajar el abuso a través del acceso a la información y el empoderamiento de las mujeres con discapacidad, para que sepan detectar los riesgos y puedan tener la opción de poner sus propios límites.

No infantilizar para prevenir el abuso

"Si ya en el colectivo de las mujeres, tenemos una mayor vulnerabilidad a la hora de sufrir violencia, la discapacidad hace que sea vulnerabilidad se multiplique", alerta Miriam Herrero, presidenta de Amanixer. Entre las causas, además de la propia vulnerabilidad que implica tener algún tipo de discapacidad, encontramos algunas que sí se podrían prevenir, como la sobreprotección y la falta de información, por eso estos talleres se abordan desde dos perspectivas: las de las mujeres y la de sus familias, que tienen a infantilizar a las personas con discapacidad, especialmente en el caso de las mujeres, "se tiene la creencia errónea de que las mujeres con discapacidad no tienen sexualidad, y la tienen, como todas las mujeres", explica Miriam, "por eso, los padres tienen que asumirla desde una normalización".

Como les cuesta hacer amigos, aceptan cualquier tipo de relación y a veces no son conscientes de que no son relaciones tolerables

Negar su sexualidad, no solo no previene el abuso, sino que lo hace más probable, pues limitas unas estrategias ya de por sí limitadas por la propia discapacidad, "hay más riesgo porque tienen menos estrategias y herramientas personales, y situaciones que otras personas pueden detectar como situación de riesgo, ellas no las detectan", alerta Sofía Martínez, psicóloga encargada de impartir los talleres.

Por un lado, estas chicas cuentan con una menor red de apoyo entre iguales, les cuesta más hacer amigos, y por otro, es precisamente esta dificultad para hacer amigos entre iguales las que potencia su vulnerabilidad, "como les cuesta hacer amigos, aceptan cualquier tipo de relación y a veces no son conscientes de que eso no es una relación saludable, ni tolerable", asegura Sofía.

Información es poder

La mejor forma, por tanto, de prevenir los abusos sexuales entre las chicas con discapacidad es darles información, "muchas veces los padres tienen miedo a hablarles de estos temas, pero es al revés, cuanta más información tengan, mejor detectarán el abuso y menos aceptarán situaciones no deseables. Hay que trabajar para que ellas sepan poner tus límites y establecer su propia seguridad". Así, aunque cueste, hay que abordar su sexualidad desde la base, algo que hacen desde los talleres de Amanixer, "en el proyecto lo abordamos tanto con los padres como con las chicas -de 12 a 17 años-, en grupos pequeños. Una vez al mes hace con las chicas y otras con los padres, y abordamos los mismos temas. Con ellas tratamos temas como el autoconcepto, autoestima, autoconocimiento, qué les gusta… qué queremos hacer para luego detectar lo que no queremos hacer… Sobre todo, les ayudamos a que detecten cualquier tipo de violencia, cómo protegerse, detectar situaciones de riesgo, cómo debe ser una relación saludable… y la ponerse sus propios límites y establecer su propia seguridad".

Hay que trabajar para que ellas mismas sepan poner tus límites y establecer su propia seguridad

También es importante el tema de las redes sociales a las que, inevitablemente, como cualquier chica de su edad, las adolescentes con discapacidad también van a estar expuestas, "viene la policía y les hablar de Internet, de las redes sociales, de los peligros, de cómo hacer un uso adecuado y saludable de ellas…", cuenta Sofía Martínez.

Adaptar el mensaje, confiar y no juzgar

Sobre el papel suena muy sencillo, pero, ¿cómo abordamos el tema con una persona con discapacidad, que tiene una dificultad añadida para comprender los mensajes y el mundo que les rodea? Según Miriam, adaptando el mensaje, "es un colectivo muy diverso y cada persona con discapacidad es diferente, por eso hay que atender las necesidades de cada uno, pero al final, son las mismas en cualquier chica de la misma edad".

La transmisión de ese mensaje puede ser especialmente complicado en ciertos colectivos, "una discapacidad intelectual es un poco más difícil de abordar, pero, aunque hay que adaptar el mensaje y la información a los perfiles, a cualquiera de ellos, hay que darle las herramientas y las estrategias personales para poder prevenir cualquier situación de riesgo", afirma Sofía Martínez, incluso entre las personas que tienen más dificultades para entender o expresarse, "se puede adaptar al tipo de comunicación que utilice, incluso a pictogramas, apoyo visual... pero la información la tienen que tener, adaptada a las dificultades que tenga". 

La información se puede adaptar al tipo de comunicación que utilice, pero la información la tienen que tener

En estos casos, además, habrá que estar en contacto estrecho con el entorno del menor, "si va, por ejemplo, a un colegio de educación especial, hablar con la gente que le rodea, para que ellos también les hablen de estos temas, que comuniquen cualquier cambio, posible sospecha, etc.". Y es que, en casos de discapacidades intelectuales muy profundas, solo queda la detección precoz. Para ello, hay que estar especialmente atentos a cualquier cambio, "que esté más irritable, que no quiera hacer cosas que antes hacía, que cambie su relación con nosotros… Estos cambios no significan que haya pasado algo y que sea un abuso, pero es a lo que hay que estar más atentos…".

En caso de que sea posible, hay que preguntar, indagar… y, sobre todo, invitarles a tener confianza de hablarlo con su entorno más cercano, como sus padres, profesores, adultos de referencia… "siempre hay que hacer es escucharlas y resolver sus dudas… pero sin juzgarles".

Y, lo más importante, ante cualquier verbalización, confiar en ellas, "hay que creerlas siempre, nunca poner en duda su testimonio". De lo contrario, si ponemos en duda, si juzgamos, solo conseguiremos normalizar una violencia que "en muchos casos se ha vivido desde la infancia y que es mucho más difícil de detectar". 

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