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Prevenir el abuso sexual en niños con discapacidad: "Es importante observar los cambios de conducta o de relación con otros"

  • Hablamos con Margarita García Marqués, psicóloga fundadora de AspaSi e Israel Berenguer, de Fundación A LA PAR.
El abuso en niños discapacidad es más difícil de detectar.
El abuso en niños discapacidad es más difícil de detectar.
©GTRESONLINE
El abuso en niños discapacidad es más difícil de detectar.

Según alertan asociaciones como A LA PAR, entre seis y ocho de cada diez personas con discapacidad sufrirán alguna forma de abuso a lo largo de su vida. En muchos de estos casos se tratará de abusos sexuales, y lo que es más terrible, también se producirán entre los menores, como podemos comprobar en el caso del niño con Asperger que fue abusado por sus compañeros de colegio y cuyo juicio está teniendo lugar estos días.

Si ya de por sí, el abuso sexual es difícil de detectar entre los niños, entre los que tienen discapacidad lo es todavía más. La información y la detección precoz se convierten aún en más  indispensables, como explican Margarita García Marqués, psicóloga clínica fundadora de AspaSi, asociación para la sanación y prevención del abuso sexual infantil, e Israel Berenguer, portavoz de la UAVDI -Unidad de Acceso a la Justicia para Personas Con Discapacidad Intelectual- de la Fundación A LA PAR.

Cómo educar a un niño con discapacidad sobre el abuso 

La mejor manera de prevenir el abuso infantil entre los niños con discapacidad es la información, que tengan claro, desde pequeños, lo que está bien y lo que está bien, lo que pueden tolerar y lo que no debe permitir, tanto si se produce por parte de un adulto o de un igual. Lo que tenemos que hacer es adaptar el lenguaje a la edad y a las capacidades del niño, "la mejor forma de enseñarles es a través del juego, cuentos… adaptados a su edad y a sus capacidades. En los niños con discapacidad se previene de la misma forma, enseñándoles que hay partes de su cuerpo que son íntimas, y lo hacemos igual que con niños pequeños, con cuentos, guiñoles… Por ejemplo, podemos ir jugando con el guiñol sobre lo que se puede hacer, lo que no, lo que son las zonas íntimas… Llega un momento que, de tanto repetirlo, lo asimilan con toda naturalidad".

Israel Berenguer también opina que "es necesaria una educación afectivo-sexual ajustada a la edad del menor para que pueda identificar conductas adecuadas e inadecuadas en cuanto a las relaciones personales y trabajar el concepto de intimidad y pudor". 

No dramatizar es importante, porque si le presentamos al niño con discapacidad que lo que le puede ocurrir o le ocurre es algo terrible, es más probable que no lo cuente, "sienten que son tontos porque los han engañado y si lo cuentan van a demostrar que son tontos", asegura. Margarita recomienda que, en cambio, se les diga a los niños que "hay adultos u otros niños mayores que tienen un problema de límites porque no les han enseñado que hay cosas que no se hacen, y que por eso tenemos que decírselo nosotros".

Sienten que son tontos porque los han engañado y si lo cuentan lo van a demostrar

Los niños, y más cuando tienen algún tipo de discapacidad, son muy inocentes, y piensan, según cuenta Margarita García, que es normal que los adultos hagan cosas que no les gustan y se tienen que aguantar, "pero si les explicamos que no es así, que hay ciertas cosas que no los adultos no pueden hacer, y hacerlo sin dramatizar, ellos solos pondrán límites y, en caso de que ocurre el abuso, es más fácil que lo cuenten pronto o le digan, por ejemplo, al abusador, '¿qué haces?, ¡que esto son zonas íntimas!'", asegura. Y lo mismo ocurre con los iguales o sus compañeros. Además, como en la mayoría de los casos, el abuso lo llevan a cabo personas del entorno, muchas veces personas que ellos aprecian, "si les decimos, por ejemplo, que es algo tan terrible que van a ir a la cárcel, no lo van a contar, porque a pesar de que abusan de ellos, ellos los quieren", alerta Margarita.

La importancia de la detección precoz

La detección precoz previene por un caso las secuelas y por otro, casos futuros, pues como cuenta Margarita, "uno de los síntomas de haber sido abusado es abusar, el 20% de la gente abusada, abusa. Si lo hubiéramos detectado cuando el niño era pequeño, lo hubiéramos tratado y no se hubiera convertido en abusador". 

Otra manera de detectar precozmente es alertar a los padres, que pueden observar en el niño conductas sexualizadas, ansiedad generalizada y, especialmente, cambios de comportamiento bruscos, "es importante observar los cambios de conducta, del estado de ánimo, de hábitos, de relación con otros y de preferencias, ya que pueden ser indicadores de, entre otros, un posible abuso", asegura Israel Berenguer. Es decir, que aunque sea muy duro de asumir, nunca tenemos que descartar que estos cambios se deban a un abuso sexual, "la hipótesis debe estar presente porque, la realidad es que un porcentaje de entre el 60 y 80% de personas con discapacidad intelectual han sido o serán víctimas de abuso", alerta. 

Estar atentos a estos cambios de conducta siempre es importante, pero lo es más si cabe en caso de que el niño no tenga la capacidad de verbalizarlo, como niños con trastornos graves del lenguaje o autismo no verbal. 

La hipótesis debe estar siempre presente porque entre el 60 y 80% de personas con discapacidad intelectual son víctimas de abusos

Una vez que la sospecha esté instalada la sospecha de que algo puede no ir bien, podemos seguir varias vías, "podemos hacer preguntas, pero lo más adecuado es que lo llevemos al psicólogo para averiguar qué puede estar causándole eso", recomienda Margarita García.

Israel Berenguer recomienda que, en caso de que el niño haya ya verbalizado algo, "debemos registrarlo, y ese registro debe ser textual e intentar no realizar preguntas. En el caso de que se realicen, que sean abiertas de manera que no se introduzca información en la misma (por ejemplo: ¿qué ha pasado? ¿y después?)", recomienda. 

Este consejo es importante a la hora de emprender medidas judiciales, para que el testimonio inicial del niño no se vea contaminado. Es normal que, ante la mínima sospecha del abuso de un menor con discapacidad los padres intenten averiguar la verdad cuanto antes, pero es de vital importancia que no lo bombardeen a preguntas y se pongan, cuanto antes, en manos profesionales, como la Unidad de Acceso a la Justicia de Personas con Discapacidad Intelectual. Este servicio de la Fundación A LA PAR pondrá en manos de las familias un facilitador que garantice el este derecho a las personas con discapacidad intelectual víctimas de abusos y maltrato y a sus familias.

Esta Unidad está adaptada incluso para los niños que tienen serios problemas de lenguaje, "el hecho de que un menor con discapacidad intelectual pueda ser entendido no va a depender de él mismo, sino de la capacidad del entorno por adaptarse a su forma de comunicar. En nuestra Unidad, realizamos una valoración de las capacidades de la persona con discapacidad intelectual, previa a la toma de declaración, que precisamente está diseñada para conocer la forma de comunicarse y poder adaptarnos a ella diseñando todos los apoyos que le ayuden a declarar lo mejor posible", asegura Berenguer.

Además, es recomendable empezar cuanto antes el tratamiento psicológico del menor, "este tratamiento depende del tipo de abuso, de la personalidad del niño, de quién es el abusador… pero lo más importante es que sea lo más rápido posible. Es lo mejor para que no haya ningún tipo de secuelas", concluye Margarita García. 

La formación en los colegios, clave para la prevención

Para Margarita García, que lleva más de 30 años tratando y previniendo el abuso infantil, la formación es clave tanto para prevenir como para detectar precozmente el abuso, y debe darse en todos los niveles. Especialmente entre los niños - sea cuales sean su edad y sus capacidades-, pero también entre los adultos, tanto los padres como el resto de adultos que estén en el entorno del niño con discapacidad, para que tengan capacidad para detectar prematuramente el abuso.

La psicóloga destaca especialmente la importancia de las charlas en los colegios, también en los colegios de educación especial, "llevo 15 años organizando talleres, tanto para formar e informar a los padres y otros adultos del entorno de los niños, y también a los niños, porque los mayores aliados del abusador son el secreto y la desinformación", asegura.

Para que esto ocurra, además de la formación afectivo-sexual adecuada, hay que generar con ellos una relación de confianza que les permita, como explica Berenguer, "poder verbalizar determinadas dudas e intereses sin que se sienta juzgado ni culpable y trabajar el miedo a no ser creído". También debemos ayudarles a distinguir entre "aquellos secretos que pueden permanecer como tal y los que, si se mantienen, pueden suponer un riesgo para uno mismo o terceros".

Estos talleres sirven, además, para detectar casos precozmente, "en muchos casos, tras la charla, nos dicen que quieren hablar con nosotros en privado para contarnos su caso. Por eso insistimos tanto en la importancia de las charlas en los colegios. Es muy importante que los profesionales que están a cargo de los niños reciban charlas e información de prevención y detección. Si no lo hacen los colegios, que lo pidan los padres a Aspasi".

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