La torsión gástrica en perros, una patología potencialmente letal que debemos de detectar rápido, estos son sus síntomas

Veterinario examinando los ojos de un perro.
Veterinario examinando los ojos de un perro.
Tima Miroshnichenko / Pexels
Veterinario examinando los ojos de un perro.

Nuestros perros, al igual que ocurre con nosotros, a veces padecen enfermedades que, si somos dueños responsables, debemos conocer. Primero, para prevenirlas y, segundo, para ser capaces de identificarlas y tratarlas a tiempo, antes de que se vuelvan un problema mayor. Esto es especialmente importante cuando hablamos de patologías graves como lo es la torsión gástrica.

Entre las enfermedades que pueden afectar a nuestros perros, la torsión de estómago es una de las más preocupantes. Se trata de una patología en la que el estómago del animal gira sobre su eje, generalmente en el sentido de las agujas del reloj, aumentando la presión intragástrica por el atrapamiento del gas en el interior del estómago.

Así lo explica la veterinaria de la clínica veterinaria AniCura Alhaurín El Grande, María Soledad Molina. "La causa no se conoce con exactitud, pero existen factores de riesgo como pueden ser las razas grandes o gigantes con tórax profundo", añade.

"La ingesta de comida una vez al día, de manera rápida y con alimento de pequeño tamaño, hacer ejercicio o situaciones de estrés tras la comida, la predisposición genética o la extirpación total o parcial del bazo" son otros factores de riesgo que pueden provocar esta enfermedad.

Síntomas y tratamiento de la torsión gástrica

Los síntomas más habituales que padecerán nuestros perros si sufren de torsión gástrica son la inflamación del abdomen y los intentos infructuosos del animal por vomitar. "El dolor abdominal puede detectarse si al perro le cuesta tenderse y dirige su mirada hacia el vientre, muestra signos de ansiedad y resopla con la lengua fuera", expresan desde AniCura.

"Los perros de gran tamaño y con un pecho profundo son más propensos a la torsión gástrica, probablemente como consecuencia de su constitución, que habilita una mayor movilidad del estómago dentro del abdomen", detallan. "Si notamos alguno de estos síntomas, debemos acudir al veterinario inmediatamente".

 En cuanto a su tratamiento, la única solución es el quirófano. "Primero se estabiliza al paciente con fluidoterapia de choque para controlar la presión sistémica y la oxigenación", explica Molina. "Una vez que el paciente está estable se procede al vaciado gástrico por sondaje orogástrico y se realiza gastropexia del antro pilórico en la pared abdominal derecha".

"Previamente, se evalúa la viabilidad gástrica y esplénica, por si fuese necesario realizar una esplenectomía, invaginación gástrica o gastrectomía parcial en los casos más severos", detalla.

Los perros de gran tamaño son más propensos a la torsión gástrica como consecuencia de su constitución

Esto significa que, se debe preparar al perro antes de la operación, asegurándose de que no haya ningún percance durante la misma y, una vez comenzada la cirugía, se fija la pared del estómago (recolocado) a la parte abdominal para evitar que se produzca la torsión.

Además, el equipo veterinario debe valorar si el bazo a sufrido daños y debe ser extirpado, así como comprobar que el intestino está en la posición correcta y sin secuelas. En los peores casos, hay que extirpar la mitad del estómago.

No obstante, esta enfermedad se puede evitar tomando algunas medidas como "dando la ración de comida diaria repartida en varias tomas; evitando el ejercicio o las situaciones de estrés tras la ingesta; o usando comederos de digestión lenta si el animal es muy ansioso comiendo", recomienda la veterinaria.

"También debemos elegir el tamaño del pienso adecuado a cada raza y, en aquellas razas predispuestas por antecedentes familiares, se puede realizar una gastropexia preventiva", concluye Molina.

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