El Ministerio de Educación ha aprobado este martes una guía para implantar el coordinador de bienestar, con pautas "orientativas" para garantizar la "homogeneidad" entre comunidades en torno a esta nueva figura con la que deben contar todos los colegios desde septiembre de este año para atajar el bullying en las aulas. Así lo ha ratificado el Pleno del Observatorio Estatal de la Convivencia Escolar (miembro consultivo del ministerio) en el que también se ha dado luz verde a un documento de recomendaciones para atajar la "ciberconvivencia" en los centros educativos. 

La guía, elaborada en colaboración con las propias autonomías, ofrece una serie de propuestas sobre las funciones y la formación de esta figura, más allá de las contempladas en la Ley de Educación y en la ley de protección a la infancia (donde se fijó la obligatoriedad de implantarla). No es, por tanto, vinculante en ningún caso, ya que, de hacerlo, el departamento encabezado por Pilar Alegría estaría "invadiendo las competencias" de las diferentes administraciones, tal y como ha recordado el secretario de Estado de Educación, José Manuel Bar Cendón, en un encuentro informativo con los medios. 

"Estamos dispuestos a orientar con esas guías para que se intente homogeneizar la figura, porque en los estudios que hemos hecho sacamos la conclusión de que hay importantes diferencias entre comunidades autónomas", ha añadido. Reconoce el número dos de Alegría que, al estar este proceso de implantación todavía en una fase "incipiente", es "normal" que todavía haya disparidades entre territorios, pero ha instado a las autonomías a que "prioricen" estas coordinaciones y las doten con los recursos necesarios para que se haga de forma efectiva. 

Caos y disparidad entre comunidades en la implantación del 'coordinador de bienestar' en colegios para luchar contra el 'bullying'

Cinco fases de acción

El documento divide las funciones del coordinador de bienestar en torno a cinco fases de acción: la planificación de las actuaciones; la prevención a través de labores de sensibilización; la formación tanto del personal del centro como del alumnado; las labores de detección temprana; y la fase de intervención, tanto de forma interna (familias, alumnado, docentes, etc.) como de forma externa (con servicios sociales, sanidad, policía, etc.).

La formación de los profesionales de la educación que deben asumir estas nuevas funciones es algo que vienen reclamando los propios docentes desde el inicio de curso, y en lo que el Observatorio ha querido hacer hincapié en esta guía. Así, propone una formación básica, general, para todo el personal del centro educativo; otra más específica y "habilitante" para los coordinadores de bienestar; y una última más concreta para los profesionales que trabajen con niños y adolescentes en contextos de mayor vulnerabilidad social.

Siete de cada diez niños víctimas de 'bullying' aseguran no haber recibido apoyo del centro educativo

Para que los centros elijan a esta figura, la guía marca unos mínimos basados en la experiencia y la formación en prevención e intervención, así como que se tenga en cuenta la antigüedad de la persona en cuestión en el centro y su estabilidad. Con todo, la propuesta elaborada por el órgano consultivo debe ser todavía contrastada una vez pueda analizarse la incorporación del coordinador de bienestar en los centros educativos y cuando se puedan observar los principales "retos" a los que se enfrenta en cuanto a sus funciones y formación.

Elaborar un protocolo ante situaciones de violencia en el centro, fomentar la participación infantil, coordinar actividades de formación con los padres y madres, formar también a los niños para que sepan responder ante estas situaciones, establecer un canal de comunicación ágil para notificar los casos de bullying, intervenir adecuadamente y atendiendo a las particularidades de cada situación, centrarse en la propia reparación de las víctimas, coordinar los protocolos de intervención con los servicios competentes... son algunas de las nuevas funciones que, según el Observatorio, debería aglutinar esta figura si se implanta de forma efectiva en los colegios. 

Más investigación

El secretario de Estado de Educación también ha avanzado que el Ministerio está trabajando en un estudio de "indicadores de convivencia", que recoja datos de situaciones de acoso escolar en todo el territorio nacional y ofrezca una fotografía detallada de la problemática. La investigación, según ha asegurado, estará lista "a lo largo de 2023", y nace con el objetivo de recopilar información "rigurosa", ante la dificultad de "contrastar" los datos que se disponen ahora a través de entidades y ONG.

También en la reunión de este martes se ha propuesto que los centros educativos elaboren un "muestreo" para analizar las potenciales situaciones de riesgo en los colegios. "Para determinar la carga de trabajo que tendrá el coordinador, y por lo tanto el número de horas de dedicación y la conveniencia de contar con una o más personas, se recomienda que cada centro desarrolle un mapeo de riesgos", detalla el documento. 

Recomendaciones frente al ciberacoso

En ese marco, el Observatorio de la Convivencia Escolar (compuesto por toda la comunidad educativa) también ha dado luz verde a un documento de Recomendaciones para Trabajar la Ciberconvivencia en los Centros Escolares. Según ha manifestado Bar Cendón, hay indicadores que han propiciado que se preocupen "especialmente", pues indican un "aumento de conductas depresivas e incluso suicidas". 

Además, la pandemia ha acelerado el avance tecnológico y el uso de dispositivos electrónicos, lo que ha puesto encima de la mesa el tema de la ciberseguridad (acoso en redes sociales, retos virales, acceso a fake news, a pornografía, etc. ). "Lo que ha sido muy bueno y nos ha salvado en la época dura de la pandemia (el poder conectarnos a Internet), también tiene tu otra cara de la moneda, y es que la seguridad en las redes se ha resentido enormemente", ha subrayado durante el encuentro con la prensa.