Ni tu perro ni tu gato están locos: qué son los "episodios aleatorios de actividad frenética" o 'zoomies'

  • Su aparición es transitoria y repentina debido a una explosión de alegría y excitación.
Perro jugando.
Perro jugando.
Ron Fung/Unsplash
Perro jugando.

El término coloquial zoomies hizo su aparición al principio de la década del 2000 como referencia a cierto comportamiento en los animales, especialmente perros y gatos. Su nombre técnico es "episodios aleatorios de actividad frenética", o FRAP por sus siglas en inglés: frenetic random activity periods.

Estos episodios, que pueden suceder durante el día o la noche, en el interior del hogar o en la calle, hacen referencia a la explosión repentina de energía y excitación en la que perros y gatos inician una carrera enloquecida y brusca, corriendo en círculos, brincando, saltando y haciendo quiebros repentinos para esquivar obstáculos, manteniendo una gran velocidad. Dando todo lo que pueden dar de sí físicamente al margen del espacio en el que se encuentren.

Su duración es breve, segundos o escasos minutos, y quienes no han convivido con un animal de compañía previamente pueden llevarse un buen susto cuando muestran este brote de excitación por primera vez.

En la mayoría de las ocasiones, los momentos zoomies se desencadenan por alegría, y el animal canaliza su emoción en un ataque aleatorio y súbito de actividad. Lo más importante es que no debemos preocuparnos ni requiere supervisión veterinaria: es una liberación, aunque frenética, de energía acumulada sana y completamente normal que puede presentarse en perros y gatos de cualquier edad o raza y en cualquier situación o contexto. 

No se debe confundir con síntomas del trastorno obsesivo compulsivo (TOC), donde el animal se persigue la cola de forma repetitiva y exhausta, o lamen compulsivamente una superficie, que entonces sí exige atención veterinaria. Algunos de esos ‘desencadentes’ en los que parece ser más habitual que tengan su momento zoomie es recién bañados, al reencontrarse con alguien a quien aprecian especialmente o al llegar a una zona o lugar que les gusta en particular, como la playa o al soltarles en un prado de hierba alta.

En cuanto a los gatos, y debido a que su ciclo de sueño y vigilia es diferente, a menudo pueden mostrarlo también durante el crepúsculo o en medio de la noche y escucharemos al felino correr por toda la vivienda, maullar, trepar, saltar y hasta pisotearnos de forma inopinada como máximo dos minutos, tras los que de nuevo volverá a la más absoluta calma al acabar su parkour casero.

No debemos regañarlos, reprimir estos estallidos de hiperactividad ni enfadarnos, como hemos dicho, son explosiones esporádicas y saludables de energía y características de la naturaleza de estas especies que debemos asumir y entender si decidimos convivir con un animal doméstico, en este caso. No solo se ven en perros y gatos, también se ha documentado en otras especies como elefantes o conejos, pero por razones obvias de cercanía e influencia, son entre estas especies domésticas donde el término se ha hecho más popular y existen innumerables vídeos virales con perros y gatos mostrando este curioso y peculiar comportamiento.

Tampoco parece haber relación en el ejercicio que practiquen diariamente o la estimulación ambiental que les aportemos y que eso frene la aparición de un episodio aleatorio de actividad frenética. Volvemos a insistir en que pueden surgir por diversas razones en las que el animal experimenta, expresado vulgarmente, un “subidón” entusiasta de energía y diversión.

Los FRAP se detienen tan abruptamente como surgen y, en el caso de los perros, sensiblemente más expresivos que los felinos, se mostrarán jadeantes, con un aumento del ritmo cardíaco y aparentemente agotados tras su explosión de actividad. Tampoco nos harán el más mínimo caso durante su momento zoomie, por lo que no debe ser motivo de preocupación que se vuelvan repentinamente “sordos” durante el estallido.

Como tutores, y siguiendo el consejo del biólogo evolutivo, ecólogo y etólogo Marc Bekoff, debemos permitir a nuestros animales este comportamiento y sus momentos zoomies, siempre que estemos seguros de que no se harán daño a sí mismos y que se encuentren en un área segura.

Terminamos con este ejemplo ilustrativo del momento zoomie de un perro.

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